El Bronx de Bogot¨¢: de rep¨²blica del crimen a barrio del arte

Bajo los adoquines, all¨¢ donde hubo droga, sangre y miseria, crecen peque?os ramilletes de lulo, manzanilla o diente de le¨®n. Estas plantas no solo luchan por encontrar su hueco entre el asfalto, sino que env¨ªan un mensaje velado: hasta en lo m¨¢s degradado hay esperanza. As¨ª lo interpretan los responsables de Bronx Distrito Creativo, un proyecto municipal que pretende convertir en nicho art¨ªstico esta zona de Bogot¨¢ apodada igual que el barrio ne...

Bajo los adoquines, all¨¢ donde hubo droga, sangre y miseria, crecen peque?os ramilletes de lulo, manzanilla o diente de le¨®n. Estas plantas no solo luchan por encontrar su hueco entre el asfalto, sino que env¨ªan un mensaje velado: hasta en lo m¨¢s degradado hay esperanza. As¨ª lo interpretan los responsables de Bronx Distrito Creativo, un proyecto municipal que pretende convertir en nicho art¨ªstico esta zona de Bogot¨¢ apodada igual que el barrio neoyorquino. Lo que antes era conocido como una ¡°olla¡±, o foco de tr¨¢fico de estupefacientes e inseguridad, es ahora un espacio donde se reparte sopa, se programan conciertos de hip hop, electr¨®nica y punk, o se cuida por turnos un herbario.

¡°La idea es que sea una cadena integral de arte: que aqu¨ª se invente, se produzca y se comercialice¡±, adelanta Margarita D¨ªaz, directora de la Fundaci¨®n Gilberto Alzate Avenda?o (FUGA), principal organismo encargado de la transformaci¨®n. Desde su oficina, a unos metros de la c¨¦ntrica plaza de Bol¨ªvar, apenas hay que caminar un pu?ado de cuadras hasta lo que se consideraba la ¡°rep¨²blica independiente del crimen¡±.

Pero ese universo ha desaparecido. En 2016, el Ayuntamiento decidi¨® demolerlo y las fuerzas de seguridad desalojaron a 2.500 personas. ¡°Para muchos, el Bronx tambi¨¦n era un sitio seguro, porque ten¨ªan su red de solidaridad frente a la hostilidad de fuera. Por eso quisimos analizar bien c¨®mo se modificaba¡±, matiza D¨ªaz, que form¨® parte desde el inicio de aquel equipo que exclam¨®: ¡°?Hagamos un distrito creativo!¡±. Y luego se pregunt¨®: ¡°Pero eso ?qu¨¦ carajos es?¡±. Fij¨¢ndose en propuestas como el Matadero de Madrid, dieron con la respuesta: es una manera de redise?ar lo antiguo sosteni¨¦ndose en pilares como ¡°la innovaci¨®n, la memoria o la sanaci¨®n¡±. Contaban con 35.000 metros cuadrados y con un presupuesto de 180.000 millones de pesos colombianos (unos 40 millones de euros). Ya se ha adecentado el corredor principal para los espect¨¢culos musicales, se ha levantado un pabell¨®n ¡°de sociabilizaci¨®n¡±, se ha armado una cocina gratuita y se ha montado una exhibici¨®n en homenaje. ¡°All¨ª hab¨ªa toda una vida dentro¡±, resume Liliana Quiseno, una de las gu¨ªas.

Antigua residente del Bronx, Quiseno explica las vitrinas de cada sala, con cartas de ni?os pidiendo juguetes, objetos de uso habitual como una pipa chamuscada o esquelas que se repart¨ªan entre los vecinos. Tambi¨¦n hay una maqueta, elaborada por sus moradores y que se expone puntualmente en el Museo Nacional. En los fogones colectivos atiende Susana Ferguson, que fue inquilina ocasional: ¡°El cambio es maravilloso¡±, afirma, ¡°y se est¨¢ involucrando a toda la comunidad¡±. Ella suele dar comida a personas sin techo, pero ¨²ltimamente ha variado los t¨¦rminos: ¡°Les pido que vengan a los talleres. Si no, no hay sancocho¡±.

¡°No hay mejor herramienta dinamizadora que la cultura¡±, zanja D¨ªaz, mostrando el dise?o final, con estancias para actividades p¨²blicas, jardines recreativos y un edificio a¨²n sin definir, pero que se baraja incluso como una escuela de educaci¨®n primaria. ¡°Ser¨¢ un espacio de expresi¨®n. Cada uno tendr¨¢ lo que necesite y funcionar¨¢ de laboratorio de ideas, con estudios de filigrana, chocolate o pintura¡±, a?ade la directora de la FUGA, confiando en que este nuevo entorno nutra las ra¨ªces de una ciudad distinta. Como ha hecho con esos manojos arom¨¢ticos que han brotado de entre las grietas.