C¨®mo afrontar una mala noticia
No existen ni el momento ni el escenario ideal para las malas noticias, siempre inoportunas. Pero s¨ª la posibilidad de atemperarlas con una mezcla de preparaci¨®n y sensibilidad que evite males mayores
Seg¨²n el doctor Robert Buckman, una mala noticia es la que altera las expectativas de futuro y la visi¨®n de uno mismo. Nos genera un sentimiento de desesperanza o de amenaza para el bienestar f¨ªsico o mental. Sobre todo, porque nunca la esperamos. Siempre es inoportuna. Por eso, conviene estar preparado para asumir la tarea de dar una mala noticia y no improvisar. Comunicar el diagn¨®stico de una enfermedad de mal pron¨®stico, un accidente, un despido o una ruptura amorosa no es una tarea agradable y puede causar m¨¢s da?o del inevitable si no se cuidan las formas o si somos demasiado bruscos a l...
Seg¨²n el doctor Robert Buckman, una mala noticia es la que altera las expectativas de futuro y la visi¨®n de uno mismo. Nos genera un sentimiento de desesperanza o de amenaza para el bienestar f¨ªsico o mental. Sobre todo, porque nunca la esperamos. Siempre es inoportuna. Por eso, conviene estar preparado para asumir la tarea de dar una mala noticia y no improvisar. Comunicar el diagn¨®stico de una enfermedad de mal pron¨®stico, un accidente, un despido o una ruptura amorosa no es una tarea agradable y puede causar m¨¢s da?o del inevitable si no se cuidan las formas o si somos demasiado bruscos a la hora de transmitir la informaci¨®n. Como dec¨ªa Arist¨®teles, existe un arte de la ret¨®rica a la hora de comunicar en el que el orador deber¨ªa tener racionalidad y excelencia; pero tambi¨¦n, benevolencia. Para las personas que les cueste m¨¢s, se puede tomar como referencia la formaci¨®n que incorporan los profesionales de diferentes gremios como los sanitarios y la polic¨ªa, entre otros, que suelen comunicar malas noticias con cierta frecuencia. La prudencia siempre nos ayudar¨¢ cuando apliquemos la regla general a la situaci¨®n particular.
Lo primero que hay que pensar es qui¨¦n es la persona m¨¢s indicada para transmitir la informaci¨®n. Es un rol importante. Esta persona ser¨¢ recordada como el confidente de la mala noticia. Es mejor dar la noticia en persona y hacerlo solo excepcionalmente por tel¨¦fono. Hay que elegir bien el momento y el lugar. Si se tiene poco margen de tiempo, hay que informar desde el principio que se tiene algo importante que decir y no descentrar al receptor con otros asuntos. Es recomendable asegurar un espacio seguro y tranquilo donde no haya distracciones ambientales. Esto facilitar¨¢ que la comunicaci¨®n sea m¨¢s fluida.
Quien recibe la mala noticia debe notar que tiene toda la atenci¨®n de quien se la transmite siguiendo el modelo de escucha activa, ya que eso le reconfortar¨¢. Una distancia prudente ayudar¨¢ al receptor a sentirse m¨¢s fortalecido, al igual que una postura corporal relajada servir¨¢ como acompa?amiento del contenido verbal que se transmite. El contacto visual y facial debe ser directo, c¨¢lido y emp¨¢tico. Si se puede, es mejor sentarse. Una pel¨ªcula donde se refleja la incompetencia en dar una mala noticia en el ¨¢mbito sanitario es Mi vida sin m¨ª, de Isabel Coixet, en la que un m¨¦dico es incapaz de mirar a la protagonista a los ojos mientras le comunica un c¨¢ncer de mal pron¨®stico. Si se trata de comunicar una noticia menos urgente, se puede ir preparando al interlocutor con una informaci¨®n previa para ir sensibiliz¨¢ndole.
El mensaje relevante hay que decirlo de forma clara, neutra y sin rodeos. Es bueno modular el tono y el ritmo de la conversaci¨®n a la personalidad del receptor. No conviene utilizar palabras demasiado dif¨ªciles de comprender. Tampoco es lo mismo decir ¡°no te quiero¡± a ¡°no siento lo mismo que antes por ti¡±. Es mejor no dar lugar a ambig¨¹edades ni a dobles interpretaciones. En el caso de una ruptura habr¨ªa que evitar frases como ¡°tal vez m¨¢s adelante¡¡±, ¡°nunca se sabe si¡¡±. Tampoco conviene justificarse: cualquier motivo puede ser l¨ªcito para cortar la relaci¨®n porque los sentimientos cambian. En el caso de un despido, hay que explicitar con claridad los hechos objetivos por los que la persona ha sido despedida para que no haya dudas. En la pel¨ªcula Up in the Air, George Clooney interpreta a un tipo que despide a la gente con un discurso impersonal y casi fr¨ªvolo que puede resultar cruel.
Tras la transmisi¨®n de la noticia, se puede incluir alguna palabra de consuelo, aunque no siempre es necesario hablar inmediatamente. A veces basta con dar un abrazo. Conviene respetar el silencio. En algunas ocasiones, el receptor puede reaccionar con negatividad y enfado. Hay que tolerar y normalizar estos comportamientos. No es un momento para reproches. Es pertinente demostrar inter¨¦s y disponibilidad para responder a las cuestiones que el receptor quiera preguntar. Hay que asegurarse de que la persona haya entendido bien lo que se le ha transmitido. Si tiene dudas, conviene aclarar cualquier cuesti¨®n. Es bueno dejar una puerta abierta de esperanza, aunque no haya soluci¨®n. Por ejemplo, tras una ruptura amorosa o un despido se puede reservar un espacio para comunicar los aspectos positivos, agradecer el tiempo y el aprendizaje de lo vivido en pareja y desearle lo mejor para el futuro. En el ¨¢mbito laboral, se puede dar informaci¨®n sobre temas relevantes como qu¨¦ d¨ªa de trabajo ser¨¢ el ¨²ltimo, la indemnizaci¨®n, vacaciones no disfrutadas, etc¨¦tera. En el ¨¢mbito sanitario, es importante que el receptor se sienta activo y que forme parte de las decisiones que se propongan. Por ejemplo, brindar un plan de cuidados acorde con los deseos del paciente y garantizar su seguridad al transmitir que la ciencia tiene posibilidades para que el final de la vida se viva con menos dolor y angustia.
Como conclusi¨®n, ser asertivo al comunicar malas noticias es encontrar el t¨¦rmino medio entre no agredir y hacer respetar los derechos del receptor. Como dice la pensadora y escritora Adela Cortina, ¡°la comunicaci¨®n, para tener lugar, necesita de un entendimiento com¨²n y debe surgir de una decidida voluntad de justicia, la cual, a su vez, surge de la experiencia de la compasi¨®n¡±.
Patricia Fern¨¢ndez Mart¨ªn es psic¨®loga cl¨ªnica en el Hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid.