Contra el catastrofismo: sobrevivir en un mundo cargado de malas noticias
La avalancha de informaciones sombr¨ªas de estos ¨²ltimos meses es abrumadora. Convivimos con el susto cotidiano, con la incertidumbre. ?Es la realidad tan apocal¨ªptica como, en ocasiones, se nos traslada desde medios y redes? ?Deber¨ªan recibir algo m¨¢s de luz algunos elementos que invitan a la esperanza?
Sobrevivir al escenario apocal¨ªptico que se nos traslada cada d¨ªa, se ha convertido en una tarea tit¨¢nica. La avalancha de noticias amenazadoras de estos ¨²ltimos meses es abrumadora. En el mundo, el conflicto de Ucrania con titulares como Putin pone fecha a la III Guerra Mundial; China y EE UU se acercan al conflicto por Taiw¨¢n; Biden dice que la democracia est¨¢ en peligro y leemos que ¡°Estados Unidos se encamina a la guerra civil¡±; la ultraderecha crece en toda Europa y gobierna en Italia. En Espa?a, hemos vivido ¡°el verano menos caluroso del resto de nuestras vidas¡±; los fuegos ya son gigantes y no se pueden controlar; el cambio clim¨¢tico se ha acelerado. La inflaci¨®n est¨¢ disparada, el poder adquisitivo ha recibido ¡°un duro golpe¡± y nos acercamos a una recesi¨®n (global); el precio de la energ¨ªa sigue descontrolado y este invierno vamos a pasar fr¨ªo, y los pol¨ªticos no dejan de recordarnos cada d¨ªa (y el mensaje va calando) que sus rivales son unos in¨²tiles.
A?adamos a este panorama alg¨²n programa de televisi¨®n machacando con el ¡°miedo al okupa¡±, o que ¡°uno de cada ocho infectados padece secuelas de la covid¡±, o las campa?as de publicidad que nos llevan a todos a tener pesadillas por miedo a ser asaltados en nuestras casas si no ponemos una alarma. Convivimos con el susto cotidiano. Con el miedo y la incertidumbre.
El escritor Isaac Rosa lo ha desarrollado en el argumento de una de las novelas destacadas de este verano: Lugar seguro. Su protagonista, Segismundo Garc¨ªa, se dedica a vender b¨²nkeres de bajo coste en barrios humildes y utiliza la amenaza del colapso global para sacarles un buen dinero a familias que viven instaladas en el miedo. La idea de Isaac Rosa parece un disparate, pero no lo es. El portal Idealista publicaba hace unos meses una noticia titulada C¨®mo comprar un b¨²nker en Espa?a: precios y datos a tener en cuenta. Francisco M¨¢rquez, el director de la empresa Underground Building, cuenta que ¡°en el caso de una bomba nuclear, si cae encima de la estructura, no habr¨ªa posibilidades de supervivencia, pero si cae en las inmediaciones, s¨ª¡±. Sirve para cat¨¢strofes clim¨¢ticas y nucleares, aclara. Y dice estar desbordado por los encargos.
Y, ?realmente estamos tan mal?
El ¨²ltimo CIS recoge una contradicci¨®n recurrente entre los encuestados: consideran la situaci¨®n econ¨®mica espa?ola mala (43%) o muy mala (26,6%), y s¨®lo un 19,9% la define como buena. Cuando la pregunta es sobre su situaci¨®n econ¨®mica personal, un 59,1% la califica como buena y s¨®lo un 19,7% como mala. Es decir, al pa¨ªs le debe de ir fatal, pensamos, pero a m¨ª me va bastante bien, dicen los encuestados.
¡°La inflaci¨®n y los tipos altos afectan, obviamente, a la renta de las familias espa?olas¡±, explica Sof¨ªa Rodr¨ªguez, economista jefa del Banco Sabadell, en videoconferencia: ¡°Pero los ahorros acumulados durante la pandemia, la fortaleza del mercado del trabajo y el mantenimiento del precio de la vivienda dan solidez a las econom¨ªas familiares. El actual entorno de incertidumbre global ser¨ªa el que explicar¨ªa esa diferente percepci¨®n que aparece en el CIS¡±. Para Sof¨ªa Rodr¨ªguez, la situaci¨®n econ¨®mica global ¡°es desafiante, pero es diferente a la crisis de 2008 (con un origen financiero que propici¨® el estallido de la burbuja inmobiliaria en Espa?a) y a la de 2020 de la covid (con un origen sanitario, con un mayor impacto en sectores como el ocio y el turismo)¡±. El FMI prev¨¦ un crecimiento global del 2,7% en 2023, el menor desde 2001, y por ahora espera un estancamiento, no una recesi¨®n global. ¡°Pero no todo es negativo¡±, contin¨²a Sof¨ªa Rodr¨ªguez, ¡°las econom¨ªas emergentes est¨¢n aguantando sorprendentemente bien, pese a la subida de los tipos de inter¨¦s y la fortaleza del d¨®lar, y los mercados de trabajo se mantienen s¨®lidos en las grandes econom¨ªas. Adem¨¢s, los mercados de materias primas ya dan se?ales evidentes de mejora¡±. La economista jefa del Banco Sabadell considera que todos los factores que han producido este shock en 2022 est¨¢n ya identificados y desplegados, y se est¨¢n adoptando pol¨ªticas para resolverlos: ¡°Llevar¨¢ un tiempo, pero si no aparecen nuevos factores inesperados, la situaci¨®n est¨¢ en camino de encauzarse. Eso s¨ª, la pol¨ªtica monetaria no va a jugar esta vez a favor del crecimiento, porque la prioridad de los bancos centrales es controlar la inflaci¨®n¡±.
Espa?a no va a ser inmune a la desaceleraci¨®n, pero su punto de partida es mejor que en otras crisis. El Banco de Espa?a prev¨¦ un crecimiento de nuestra econom¨ªa del 4,5% en 2022 y del 1,4% en 2023, por encima de la media europea, y no predice una recesi¨®n. ¡°Influyen varios factores¡±, dice Sof¨ªa Rodr¨ªguez. ¡°M¨¢s distancia de la guerra de Ucrania y menor dependencia del gas ruso. Pero tambi¨¦n la correcci¨®n, desde la crisis de 2008, de muchos problemas que padec¨ªa la econom¨ªa espa?ola¡±. Ahora, enumera, ya no hay desequilibrios en el precio de la vivienda; se ha reducido la deuda privada por debajo de los promedios europeos; las empresas espa?olas han realizado un exitoso esfuerzo para competir en mercados internacionales y han dado la vuelta a la fuerte dependencia de la financiaci¨®n exterior que arrastr¨¢bamos; y hay un saneado balance bancario de nuestras entidades. ¡°Y de la crisis de 2020 salimos con unos aprendizajes positivos, como han sido los ERTE a gran escala que han permitido una recuperaci¨®n r¨¢pida¡±. Para la responsable del Servicio de Estudios del Banco Sabadell, ahora hay que afrontar los retos pendientes: ¡°Resistir no es suficiente para la econom¨ªa espa?ola. Hay que acelerar en la transformaci¨®n digital, energ¨¦tica y en la sostenibilidad, incluidas pol¨ªticas que pal¨ªen la desigualdad econ¨®mica. Y hay que aspirar a bajar el paro estructural y subir la productividad. Pero tenemos la oportunidad de los fondos Next Generation, que tienen que ser una herramienta eficaz para afrontar estas transformaciones¡±.
Si vamos al mundo de la cultura y el entretenimiento, nuestra industria audiovisual ha producido series y pel¨ªculas consumidas con ¨¦xito en mercados globales con los que antes ni so?¨¢bamos; m¨¢s de la mitad de la m¨²sica escuchada en Spotify este verano ha sido en espa?ol; tenemos a artistas j¨®venes que tienen un talento descomunal, como Rosal¨ªa o C. Tangana en la m¨²sica urbana, o, en un nicho m¨¢s peque?o, la prodigiosa violinista Mar¨ªa Due?as, que a los 19 a?os triunf¨® en la ?pera de Par¨ªs. La presencia de mujeres en la creaci¨®n audiovisual o literaria es mayor que nunca. En el deporte, el Real Madrid ha vuelto a ganar la Champions este a?o; Espa?a ha conquistado el Eurobasket con un grupo de j¨®venes por los que nadie daba un duro; entre Rafael Nadal (dos) y Carlos Alcaraz (uno), Espa?a ha sumado tres de los cuatro Grand Slam de tenis de este 2022, y en otros deportes (atletismo, waterpolo, balonmano¡) se van sumando ¨¦xitos, tanto masculinos como femeninos, que son ins¨®litos teniendo en cuenta el tama?o y el n¨²mero de habitantes de nuestro pa¨ªs. Y esto solo tiene una explicaci¨®n: el extraordinario funcionamiento del deporte base (en colegios y peque?os clubes) extendido por todas las comunidades.
Curiosamente, son extranjeros los que tienen una mirada m¨¢s positiva sobre nuestro pa¨ªs. Al margen del entusiasmo desplegado por James Rhodes, el periodista Simon Kuper, una de las firmas m¨¢s prestigiosas del Financial Times, escribi¨® en julio un art¨ªculo de despedida despu¨¦s de un a?o de vivir entre nosotros ¡°tratando de entender Espa?a¡±. Kuper, que ha vivido en Holanda, el Reino Unido y Francia, parte de un diagn¨®stico rotundo: ¡°Espa?a es el pa¨ªs m¨¢s habitable del mundo¡±, y ¡°con 84 a?os en 2040, [tiene] la esperanza de vida m¨¢s alta¡±, para pasar luego del elogio (infraestructuras p¨²blicas recientes y excelentes; gesti¨®n de un descenso de la tensi¨®n con los independentistas catalanes) a la cr¨ªtica (ausencia de pol¨ªticas para paliar la despoblaci¨®n o el no aprovechamiento de ventajas frente al cambio clim¨¢tico).
Si abrimos el foco al mundo, vemos avances cient¨ªficos extraordinarios (la respuesta de las vacunas a la pandemia, los avances en la lucha contra el alzh¨¦imer o el p¨¢rkinson), y se han reducido los ¨ªndices de pobreza y de hambre. Y hace unos d¨ªas, los cient¨ªficos de la NASA fueron capaces de utilizar un sat¨¦lite de 600 kilos para desviar la trayectoria de un meteorito de 10 millones de toneladas. Los llamados ¡°nuevos optimistas¡±, Steven Pinker (En defensa de la Ilustraci¨®n), Matt Ridley (El optimista racional) o Johan Norberg (Progreso), nos animan a que nos fijemos m¨¢s en los enormes avances en las ¨¢reas que realmente definen el progreso de la humanidad: ¡°la vida, la salud, la libertad, la felicidad, el conocimiento van en aumento, y no s¨®lo en Occidente¡±, escribe Pinker.
Y entonces, ?qu¨¦ sucede para que esa nube negra de tremendismo, de apocalipsis, nos angustie cada vez que abrimos las redes sociales, que caemos en una web de un medio de comunicaci¨®n, o que sintonizamos un informativo en la radio o en la televisi¨®n?
El psic¨®logo social Jonathan Haidt, en un art¨ªculo publicado en The Atlantic y en Espa?a por Letras Libres (¡®Por qu¨¦ las redes sociales debilitan la democracia¡¯), considera que el lanzamiento en 2009 del bot¨®n de like, en Facebook, y de retweet, en Twitter, es el inicio de estos a?os funestos. Haidt defiende que estas acciones produjeron una avalancha de datos que permiti¨® saber c¨®mo funcionaba el consumo de los usuarios, y de ese conocimiento surgieron los algoritmos que dan a cada usuario el contenido con m¨¢s capacidad de generar likes o interacci¨®n. La bola de nieve que describe conduce a un aumento de los contenidos que generan emociones, ¡°especialmente rabia y dolor¡±, lo que ha conducido a la fragmentaci¨®n en bloques radicalizados y polarizados, que ya s¨®lo escuchan a los suyos y es hostil con cualquier idea diferente. El panorama concluye con el descr¨¦dito galopante de las instituciones, con la ausencia de un relato consensuado de realidad y con la desaparici¨®n del sector moderado de cualquier debate enconado.
El problema se acent¨²a cuando esa b¨²squeda de reacciones emocionales, ya extendida en las redes sociales, tambi¨¦n contamina los llamados medios de comunicaci¨®n de referencia. Si lo emocional funciona, esa reac?ci¨®n conlleva m¨¢s pinchazos (clickbait) que aportan mayores ingresos publicitarios, seg¨²n las reglas establecidas en su d¨ªa por las dos compa?¨ªas de gesti¨®n de la publicidad m¨¢s importantes del mundo: Google y Facebook.
Los titulares que generan emociones negativas se han multiplicado de forma exponencial en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n muestra un estudio presentado la pasada semana (An¨¢lisis de sentimientos y emociones en los titulares de los medios de noticias de EE UU ¡ªRozado, Hughes, Halberstadt¡ª). El estudio ha analizado los titulares durante 20 a?os en los medios de EE UU enfocados hacia la rabia, el miedo, la tristeza, el enfado, la alegr¨ªa y los que son neutrales. Y concluye que ese lenguaje negativo siempre hab¨ªa estado presente en los medios de derechas, pero que en los ¨²ltimos a?os se ha disparado tambi¨¦n en los considerados de izquierdas. Est¨¢n en m¨¢ximos tanto en unos como en otros. Como Jonathan Haidt, el estudio considera que ese crecimiento de la polaridad y de las emociones se acelera desde la creaci¨®n en 2009 de las funciones like y retweet por Facebook y Twitter: ¡°Las compa?¨ªas de medios comenzaron a probar docenas de variantes en los titulares para concluir cu¨¢l generaba el mayor n¨²mero de pinchazos¡±, apunta en sus conclusiones el estudio, ¡°y ese incentivo perverso ha llevado al incremento del uso de sentimientos negativos en sus titulares¡±. ¡°La duda¡±, concluyen los autores, ¡°es si los titulares reflejan el estado de ¨¢nimo profundo de la sociedad, o si son provocados por los creadores de las noticias en busca de incentivos econ¨®micos¡±.
El neurocient¨ªfico Mariano Sigman, autor del libro El poder de las palabras, coincide, en conversaci¨®n telef¨®nica, en que las noticias con contenido emocional ¡°son efectivas porque son muy adictivas¡±, pero introduce un matiz: ¡°Dominan los titulares de historias que no est¨¢n resueltas, que generan ansiedad. Es la incertidumbre del desenlace lo que las convierte en atractivas, como sucede con una serie de ficci¨®n o un partido de f¨²tbol¡±. Sigman considera que este c¨ªrculo de generaci¨®n de dopamina, compulsivo, ¡°provoca un nivel de estr¨¦s muy alto. Consumes ese tipo de noticias ¡®negativas¡¯ sabiendo que te van a dejar preocupado y angustiado. Entras en Twitter y sabes que te vas a enfadar, pero sigues consumiendo porque has generado automatismos. Buscas esa reacci¨®n aunque sabes que es da?ina para ti. Es un ciclo t¨®xico del que es muy dif¨ªcil salir¡±. ?C¨®mo huir de ese c¨ªrculo? El propio Sigman se sinti¨® atrapado por la nube negra de la informaci¨®n negativa continua al comienzo del confinamiento por la covid: ¡°Llegu¨¦ a un acuerdo conmigo mismo, lo que se denomina pacto de Ulises: a partir de las 18.00 no le¨ªa ni ve¨ªa ni escuchaba ninguna noticia relacionada con la pandemia. Era la ¨²nica manera de defenderme de la ansiedad¡±.
Otros buscan salidas m¨¢s activas para huir de un entorno negativo. La serie La que se avecina lleva un a?o instalada entre las 10 m¨¢s vistas de Amazon Prime, rodeada de series originales producidas con inversiones millonarias. S¨®lo en el canal FDF, su antecesora, Aqu¨ª no hay quien viva, tiene una audiencia acumulada de 50 millones de espectadores mensuales. ¡°Mucha gente me cuenta en sus mensajes que les gusta volver a ver cap¨ªtulos que se conocen de memoria, porque son un refugio relajante frente a la incertidumbre del panorama¡±, dice desde su productora uno de sus creadores, Alberto Caballero. ¡°Frente a la desgracia, comedia¡±. O cualquier v¨ªa de escape que permita un entorno fiable frente a ese alud de incertidumbre.
El reto que aparece en el horizonte para los medios que quieren ser referentes es c¨®mo volver a reconectar con la gente, ¡°c¨®mo informar de una manera sana¡±, como define Sigman. C¨®mo equilibrar las noticias negativas, que seguir¨¢n existiendo, o, al menos, c¨®mo dimensionarlas. C¨®mo tratar temas como el cambio clim¨¢tico o la desigualdad econ¨®mica, los problemas de la vivienda o de la cesta de la compra, de los conflictos internacionales, de una forma rigurosa, pero sin la amenaza continua sobre nuestras vidas cotidianas.
Los modelos de negocio m¨¢s extendidos en los medios de comunicaci¨®n son, fundamentalmente, dos: la suscripci¨®n (el producto es el contenido y el cliente es el suscriptor) o los ingresos publicitarios (el producto son los lectores y el cliente es el anunciante). Unos pocos grandes medios globales (The New York Times, Financial Times, The Economist, entre otros) han conseguido f¨®rmulas de ¨¦xito casi exclusivamente centradas en los ingresos por suscripci¨®n, despu¨¦s de muchos a?os de construir un producto global enfocado para ese fin. El modelo exige paciencia y una priorizaci¨®n absoluta del proyecto digital, y poco a poco va imponi¨¦ndose en, al menos, un medio de referencia en los grandes pa¨ªses europeos. En el mundo de la televisi¨®n, curiosamente, el viaje es de ida y vuelta: Netflix y Disney + han anunciado que van a ofrecer suscripciones de bajo coste con publicidad, mientras que Mediaset y Antena 3 han apostado por servicios de pago con MiTele y Atrespremium. Son, pues, modelos h¨ªbridos, como todav¨ªa la casi totalidad de los medios de comunicaci¨®n relevantes. En esos modelos h¨ªbridos, tan importantes son los ingresos publicitarios (lo que propicia la tensi¨®n por tener titulares/programas que generen pinchazos y volumen de lectores/espectadores que vender a las marcas) como las informaciones/series que busquen la excelencia, la influencia y la diferencia respecto a los competidores (que buscan satisfacer la calidad y exclusividad que compran los suscriptores).
Hay algunas se?ales esperanzadoras en el horizonte. Google anunci¨® en agosto que favorecer¨¢ en su algoritmo la difusi¨®n de noticias ¨²tiles y de calidad (¡°conocimiento profundo y experimentado sobre el contenido que se elabore; informaci¨®n completa; experiencia satisfactoria¡±) frente a los titulares llamativos centrados en buscadores (¡°contenido sin foco; resumir lo que dicen otros sin aportar valor; s¨®lo b¨²squeda de tr¨¢fico¡±), lo que conlleva una mejor y mayor presencia de los medios de prestigio. La excelencia ¡°en el contenido generar¨¢ valor. Y el valor generar¨¢ suscriptores¡±, dice Lionel Barber en su libro Vencedores y vencidos, que recoge el diario de sus 15 a?os como director en la exitosa transici¨®n digital del Financial Times, cuya suscripci¨®n es de 39 euros al mes en estos momentos y ya llega al mill¨®n de suscriptores. EL PA?S ha lanzado recientemente Correo s¨ª deseado, una nueva newsletter con un titular que marca claramente la l¨ªnea: ¡°Este mensaje quiere ponerte de buen humor¡±: ¡°EL PA?S selecciona historias positivas, con las que aprender, entretenerse y, sobre todo, con las que intentaremos que tu semana sea un poquito mejor¡±, dice en su primer mensaje, para aclarar: ¡°No se trata de ocultar todo lo malo que ocurre, sino de recordar que tambi¨¦n hay buenas noticias¡±. Otros medios han apostado por invertir en el territorio de las llamadas ¡°noticias blandas¡±, como The New York Times, y sus elaboradas aplicaciones de cocina, deportes o pasatiempos, con un precio sumatorio al de la suscripci¨®n b¨¢sica por las noticias, en la que ya cuenta con 9,2 millones de abonados.
La tarea es muy retadora. El primer paso es mantener una escucha permanente para recuperar la conexi¨®n con la sociedad. El punto de partida no es f¨¢cil. El inter¨¦s por las noticias se ha reducido de forma considerable, seg¨²n el ¨²ltimo informe Digital News Report, del Reuters Institute, que analiza datos de 46 pa¨ªses. Respecto a la anterior encuesta en 2017, se ha incrementado el n¨²mero de personas que eluden las noticias (un 36%, por el efecto negativo en su estado de ¨¢nimo) y se incrementa el n¨²mero de menores de 30 a?os que prefieren buscar la informaci¨®n en redes sociales, con TikTok como el canal con mayor crecimiento en los ¨²ltimos a?os. ¡°En Espa?a, el inter¨¦s por las noticias ha ca¨ªdo 30 puntos desde 2015¡å, explica por tel¨¦fono desde Boston Eduardo Su¨¢rez, director editorial del Instituto Reuters. ¡°Es uno de los 10 pa¨ªses del informe donde se conf¨ªa menos en las noticias, y se considera que hay menos independencia frente a las presiones de pol¨ªticos y empresas¡±. El informe da un par de pistas, seg¨²n Su¨¢rez: ¡°La gente joven no entiende noticias de largo recorrido, necesita un contexto m¨¢s continuado. Y se siente frustrada por la incapacidad de hacer algo para paliar esas malas noticias¡±.
Mientras llegan los ajustes, habr¨¢ que sobrevivir en el d¨ªa a d¨ªa en un mundo de titulares apocal¨ªpticos. ?Cu¨¢ndo empieza la nueva temporada de La que se avecina?
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.