Citar a Gramsci queda bien
Cuando el hombre lleg¨® a la Luna en 1969, mi obsesi¨®n era llegar a fin de mes, de ah¨ª que no prestara la atenci¨®n debida al acontecimiento. Significa que las contrariedades ¨ªntimas no deber¨ªan sobrepasar ciertos l¨ªmites; de otro modo, quienes las padecen se quedan al margen de la historia ...
Cuando el hombre lleg¨® a la Luna en 1969, mi obsesi¨®n era llegar a fin de mes, de ah¨ª que no prestara la atenci¨®n debida al acontecimiento. Significa que las contrariedades ¨ªntimas no deber¨ªan sobrepasar ciertos l¨ªmites; de otro modo, quienes las padecen se quedan al margen de la historia (por desgracia, no llegar a fin de mes jam¨¢s ha gozado de la categor¨ªa de suceso hist¨®rico). Pero cuando el malestar dom¨¦stico se desborda, afectando a porcentajes considerables de la poblaci¨®n, el ambiente se satura de vendedores de crecepelo, de salvadores de la patria, de ex¨¦getas del S¨¦ptimo Sello (o del Octavo, ahora no caigo) y de metodistas pentecostales. Todo apunta a que nos hallamos frente a uno de esos periodos de desasosiego colectivo que posee sin embargo cualidades espec¨ªficas.
En 1969 ten¨ªamos incertidumbre ante el futuro, s¨ª, porque hab¨ªa futuro. Ahora padecemos de una incertidumbre sin futuro, porque el ultraliberalismo econ¨®mico ha acabado con ¨¦l despu¨¦s de devorar el paisaje. La incertidumbre sin futuro viene a ser como un ataque de ansiedad incapaz de transformarse en migra?a sensible a los analg¨¦sicos convencionales. La ansiedad a palo seco, la ansiedad que no se somatiza, nos hunde en la depresi¨®n, en la miseria. De ah¨ª que en nuestros d¨ªas muera m¨¢s gente de la que nace (la familia media est¨¢ compuesta por la pareja y un perro o, en su defecto, un gato), de ah¨ª tambi¨¦n el ¨¦xito de anomal¨ªas del tama?o de Milei, de Trump, de Bolsonaro¡
La ausencia de horizonte, provocada por la imposibilidad de los j¨®venes de conseguir un trabajo m¨ªnimamente estable, con un sueldo decente, y de acceder por tanto a una vivienda digna, conduce a variedades de des¨¢nimo colectivo que se traducen, por poner otro ejemplo, en un n¨²mero alarmante de suicidios o intentos de suicidio entre nuestros adolescentes.
Lo normal, citando a Gramsci, que siempre queda bien, es echarle la culpa del panorama a que lo anal¨®gico no acaba de morir y a que lo digital no acaba de nacer, pero no es eso, no es eso. Es que, despu¨¦s del domingo por la tarde, deber¨ªa venir el lunes por la ma?ana. Y lo que llega es otro domingo por la tarde, etc¨¦tera.