Madredelamorhermoso
Me qued¨¦ pensando en lo profundas, densas y complejas que suelen ser las relaciones entre madres e hijas
Leyendo el otro d¨ªa en EL PA?S un peque?o texto sobre Drew Barrymore, la actriz que, con seis a?os, protagoniz¨® E.T. (ahora tiene 49 y un pasado vital de monta?a rusa), me qued¨¦ pensando en lo profundas, densas y complejas que suelen ser las relaciones entre madres e hijas. En el art¨ªculo se citaba una entrevista que Drew hab¨ªa dado a la revista New York. En ella hablaba de su infancia de estrella precoz y de que su ...
Leyendo el otro d¨ªa en EL PA?S un peque?o texto sobre Drew Barrymore, la actriz que, con seis a?os, protagoniz¨® E.T. (ahora tiene 49 y un pasado vital de monta?a rusa), me qued¨¦ pensando en lo profundas, densas y complejas que suelen ser las relaciones entre madres e hijas. En el art¨ªculo se citaba una entrevista que Drew hab¨ªa dado a la revista New York. En ella hablaba de su infancia de estrella precoz y de que su madre la llevaba a la m¨ªtica discoteca Studio 54, en donde la dejaba beber alcohol como si fuera adulta. A los 12 a?os, Drew Barrymore tuvo que recurrir a un centro de desintoxicaci¨®n, y alg¨²n tiempo despu¨¦s su madre la ingres¨® durante a?o y medio en un psiqui¨¢trico. Pese a esta historia tremenda, Drew no se ensa?aba con su progenitora en la entrevista. Bien por ella: siempre es m¨¢s sano y m¨¢s ligero vivir sin odio.
En este caso se dir¨ªa que era una madre m¨¢s dif¨ªcil de lo habitual, aunque por desgracia todos sabemos que las hay a¨²n mucho peores. Madres y tambi¨¦n padres venenosos, narcisos, psic¨®patas. Gente atroz que maltrata ps¨ªquica y f¨ªsicamente a sus hijos, que llega incluso a matarlos. Esta es para m¨ª una de las m¨¢s claras representaciones del infierno: esos tipos que, debiendo ser nido, cuidado y amor, se convierten en torturadores y verdugos de ni?os indefensos. Es un nivel de sufrimiento que me resulta insoportable. Ya he mencionado en alguna ocasi¨®n el libro Vengo de ese miedo, de Miguel ?ngel Oeste, un extraordinario texto sobre ese da?o inefable e inacabable. Pero no es de ese tenebroso horror del que hoy quiero hablar, sino de las dificultades digamos normales, aunque estoy convencida de que no hay nada normal en la experiencia humana, porque no es uniforme. Por el contrario, toda vida es un mundo y, parafraseando el c¨¦lebre comienzo de la novela Anna Karenina, cada uno es desgraciado a su propia manera.
Pero volvamos a la dif¨ªcil relaci¨®n entre madres e hijas, cosa que sucede incluso siendo ambas buenas personas. En su reciente novela La hermandad de las malas hijas, Vanessa Montfort habla, bajo un tono ligero, de unas cuantas maternidades fastidiosas. Yo, que no tengo descendencia, ser¨¦ siempre una hija incluso si me convierto en un vejestorio (arrugada cual pasa, pero hija), y mi madre, que fue una mujer maravillosa, sigue encogiendo un rinc¨®n de mi coraz¨®n con un sentimiento de deuda, aunque haga ya cuatro a?os que muri¨®. Creo que esto se debe en gran parte a la anomal¨ªa en la que hemos vivido, es decir, al sexismo, a la falta de oportunidades que nuestras madres tuvieron, a la sensaci¨®n de que ten¨ªamos que vivir por ellas, o vengarlas, o rescatarlas, como caballeros andantes, de las fauces del drag¨®n del machismo. Y de que, en cualquier caso, les deb¨ªamos mucho m¨¢s que la vida biol¨®gica. Hay una afilada frase de Oscar Wilde que dice as¨ª: ¡°Todas las mujeres llegan a parecerse a sus madres. Esa es su tragedia. A los hombres no les ocurre lo mismo [con sus padres]. Esa es la de ellos¡±. Qu¨¦ perfecto retrato del sexismo: esas hijas que, en ¨¦poca de Wilde, no pod¨ªan librarse de los estereotipos sociales, y esos hombres que no pod¨ªan alcanzar el impostado y sobredimensionado papel del gran patriarca (la relaci¨®n de los varones con sus padres tambi¨¦n tiene bemoles y merece otro art¨ªculo). Por fortuna las generaciones posteriores pudimos empezar a escaparnos, pero ?a qu¨¦ precio? Al de sentir que est¨¢bamos dejando atr¨¢s a una prisionera, nuestro reh¨¦n.
Leo hoy en Yo Dona esta frase aterradora de la cantante brit¨¢nica Lily Allen: ¡°No se puede tener todo. Mis hijas arruinaron mi carrera. Las quiero y me completan, pero en lo de convertirme en una estrella del pop, me lo arruinaron totalmente¡±. Madredelamorhermoso, y nunca mejor utilizada esta exclamaci¨®n: pienso en esas pobres ni?as, de 11 y 12 a?os (de ser hijos varones, ?tambi¨¦n lo habr¨ªa dicho o se lo habr¨ªa callado?), y me espanta imaginar c¨®mo deben de sentirse bajo el peso de la deuda impagable que les est¨¢ imponiendo su madre. Lily solo tiene 38 a?os, pero parece seguir presa de un mandato de maternidad perfecta inalcanzable. Una pena, porque, si yo fuera su hija, preferir¨ªa con mucho una madre feliz quiz¨¢ no tan presente a una madre que me esclavice con su sacrificio. Muchas de las mujeres de generaciones anteriores no tuvieron otra opci¨®n, pero ?Lily? Se dir¨ªa que hay p¨¢jaros a los que se les abre la puerta de la jaula y no se atreven a cruzar el umbral.