Mis amigos jud¨ªos
El ser humano es uno, no es jud¨ªo o palestino, y ceder a la tentaci¨®n de la violencia y el odio nos achica y envilece
Mis amigos jud¨ªos, que son varios y est¨¢n repartidos por el mundo, se encuentran desgarrados, yo dir¨ªa que bastante desorientados (aunque supongo que ellos negar¨¢n tal cosa) y sumidos en diversos grados de furor y desesperaci¨®n. Todos son laicos, tipos brillantes y cultos que, en la atroz tragedia palestino-israel¨ª, siempre fueron palomas, esto es, partidarios de la paz. Son gente maravillosa. Pero ahora, tras el brutal ataque de Ham¨¢s y la posterior vor¨¢gine, algo parece haberse incendiado en sus cabezas. Se sienten incomprendidos, perseguidos, insultados como pueblo. Es decir, se sienten pueblo, en algunos casos quiz¨¢ por primera vez en su vida. Uno de esos amigos, un latinoamericano muy inteligente que reside en Espa?a desde hace muchos a?os, me dijo hace dos d¨ªas que est¨¢ pensando en irse de este pa¨ªs porque no soporta m¨¢s nuestro antisemitismo. Incluso ha sufrido violentas discusiones y quiz¨¢ irreparables rupturas con buenos amigos.
Es innegable que hay una tradici¨®n antisemita en Espa?a. Los hemos estado discriminando desde la ¨¦poca de los romanos, y luego tambi¨¦n con los visigodos, y con los ¨¢rabes de los reinos de Taifas, y despu¨¦s vino la cruel expulsi¨®n, 100.000 personas que tuvieron que marcharse en tres meses y a su propia costa, por no hablar de la Inquisici¨®n, creada sobre todo contra ellos, y del franquismo y su delirante contubernio judeo-mas¨®nico, como cuenta Paloma D¨ªaz-Mas, que acaba de sacar Breve historia de los jud¨ªos en Espa?a. Y sin duda esa tradici¨®n ahora se ha enconado y redoblado.
Admiro profundamente a los jud¨ªos. Pese a ser un 0,2% de la poblaci¨®n mundial, han ganado el 27% de los premios Nobel de Qu¨ªmica, el 26% de Medicina y F¨ªsica, el 40% de Econom¨ªa y el 11% de Literatura y Paz. Asombroso. Mi abuelo por parte de madre era vaqueiro de alzada, un pueblo maldito del occidente asturiano (a¨²n se pueden ver iglesias con una raya en el suelo que dice ¡°hasta aqu¨ª los vaqueiros¡±, porque no pod¨ªan entrar). En cuanto a mi apellido paterno, Montero, es nombre de oficio y, por tanto, quiz¨¢ de converso, de modo que, aunque s¨¦ que el linaje jud¨ªo oficial es por v¨ªa materna, siempre acarici¨¦ con orgullo el mito ¨ªntimo de ser descendiente de dos pueblos perseguidos. En fin, quiero decir que me siento muy cerca de ellos.
Cuando Netanyahu anunci¨® la brutal represalia, habl¨¦ en un art¨ªculo del temor a que, sin freno, pudiera acabar en genocidio. Se me echaron encima varios lectores: ¡°?Genocidio? ?Pero si se est¨¢ diciendo a la poblaci¨®n que salga de Gaza!¡±. Cierto; por entonces se parec¨ªa m¨¢s a la expulsi¨®n de los Reyes Cat¨®licos, s¨®lo que en condiciones m¨¢s duras (en menos tiempo y en medio de un conflicto b¨¦lico). Para peor, despu¨¦s Israel ha bombardeado los campamentos de refugiados, matando a quienes obedecieron y se fueron. Pero s¨ª, genocidio es borrar un grupo ¨¦tnico de la faz del planeta. Reconozco que no est¨¢ bien empleada la palabra, porque aqu¨ª lo que se quiere borrar es un pa¨ªs, Palestina. Mejor decir masacre, o limpieza ¨¦tnica dentro de las fronteras de un territorio (como la de los Reyes Cat¨®licos), o tal vez, si las cosas siguen as¨ª, exterminio de un determinado grupo poblacional. Entiendo muy bien el horror que la cruel¨ªsima salvajada de Ham¨¢s provoc¨® en la gente, y la situaci¨®n de constante peligro en la que viven los israel¨ªes, rodeados de pueblos que quieren matarlos. Pero esta cat¨¢strofe humanitaria es inadmisible e insoportable.
Me temo que el proyecto del Estado de Israel fue una locura desde el principio; imagina que ahora cedieran a los ¨¢rabes un par de provincias andaluzas (creo que nos sentar¨ªa bastante mal). Pero, claro, tras la indecible monstruosidad del Holocausto, la comunidad internacional se sent¨ªa culpable, y con raz¨®n, por su antisemitismo. Es una tragedia irresoluble. Acabo de ver en el Teatro Real la magn¨ªfica ¨®pera La pasajera, de Weinberg, basada en un libro escrito por una antigua presa de Auschwitz. Durante la funci¨®n, mientras se me ca¨ªan las l¨¢grimas recordando el infierno de los campos de exterminio, pens¨¦ que en ese dolor tambi¨¦n est¨¢n representados los gazat¨ªes, y las afganas, y todas las v¨ªctimas de la brutalidad del mundo. Esa es la cuesti¨®n: el ser humano es uno, no es jud¨ªo o palestino, y ceder a la tentaci¨®n de la violencia y el odio nos achica y envilece. Yo a mi amigo le dir¨ªa que no se fuera de Espa?a, porque eso ser¨ªa replegarse intelectual e identitariamente a algo m¨¢s manchado y m¨¢s peque?o. Y tambi¨¦n le rogar¨ªa que siguiera pele¨¢ndose contra los prejuicios, pero teniendo claro que no toda cr¨ªtica al horror de Gaza es antisemita.
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