?Para predecir el futuro? Lo mejor, la ciencia
Desconf¨ªe de adivinos y pitonisas. No hay nada como el m¨¦todo cient¨ªfico de observaci¨®n, hip¨®tesis, experimento y formulaci¨®n de ley para adivinar lo que va a pasar
A lo largo de la historia y en todas las culturas ha existido gente que se supon¨ªa que era capaz de ver el futuro. Se los ha llamado profetas, augures, pitonisas, sibilas, adivinos, astr¨®logos y un largo etc¨¦tera. Todos tienen algo en com¨²n¡, nunca daban informaci¨®n ¨²til. El modus operandi de la mayor¨ªa consist¨ªa en dar informaci¨®n muy gen¨¦rica y que admitiera diferentes interpretaciones. Si cualquier hecho del futuro aparentaba encajar con alguna de las predicciones, se podr¨ªa pensar, siempre a posteriori, que...
A lo largo de la historia y en todas las culturas ha existido gente que se supon¨ªa que era capaz de ver el futuro. Se los ha llamado profetas, augures, pitonisas, sibilas, adivinos, astr¨®logos y un largo etc¨¦tera. Todos tienen algo en com¨²n¡, nunca daban informaci¨®n ¨²til. El modus operandi de la mayor¨ªa consist¨ªa en dar informaci¨®n muy gen¨¦rica y que admitiera diferentes interpretaciones. Si cualquier hecho del futuro aparentaba encajar con alguna de las predicciones, se podr¨ªa pensar, siempre a posteriori, que se hab¨ªa predicho correctamente, aunque fuera una informaci¨®n in¨²til debido a la propia vaguedad del vaticinio. Cuando alg¨²n adivino mencionaba fechas o hechos concretos, inexorablemente fallaba. En la actualidad, podemos asegurar que ning¨²n futur¨®logo que se anuncia como tal se ha hecho rico con la loter¨ªa o invirtiendo en Bolsa. Este dato deber¨ªa hacer dudar a cualquiera que requiriera de sus servicios.
La ciencia no solo es una herramienta para entender el mundo, o para desarrollar aplicaciones que nos hagan la vida m¨¢s f¨¢cil. Tambi¨¦n nos puede ayudar a predecir el futuro. El propio m¨¦todo cient¨ªfico inherentemente nos sugiere esta posibilidad. El m¨¦todo, de forma resumida, consiste en observar un fen¨®meno, postular una hip¨®tesis, dise?ar experimentos que la confirmen, y si lo hacen, establecer leyes. Una vez tenemos las leyes que explican un fen¨®meno ya podemos saber qu¨¦ va a pasar en el futuro. Por ejemplo, sabemos que el espacio recorrido por un veh¨ªculo es el producto de la velocidad a la que se mueve por el tiempo. Si un coche circula por una carretera recta a una velocidad constante de 100 kil¨®metros por hora, dentro de tres horas se encontrar¨¢ a 300 kil¨®metros de distancia. Hemos predicho el futuro. Sabemos d¨®nde va a estar el veh¨ªculo dentro de tres horas. Cuanto m¨¢s conocimiento tengamos sobre un fen¨®meno, mejores predicciones podremos hacer. Otro caso, conocemos el mecanismo por el que las estrellas producen energ¨ªa fusionando ¨¢tomos de hidr¨®geno en helio. Sabiendo el tama?o de una estrella y diferentes variables, podemos calcular cu¨¢nto tiempo le va a durar el combustible y tener una idea de c¨®mo y cu¨¢ndo desaparecer¨¢. Dentro de unos 5.000 millones de a?os (a?o arriba, a?o abajo) el Sol habr¨¢ consumido todo su hidr¨®geno. La falta de energ¨ªa combustible para la fusi¨®n nuclear har¨¢ que el n¨²cleo se contraiga mientras que las capas exteriores, donde todav¨ªa quede hidr¨®geno, se expandir¨¢n formando una gigante roja que engullir¨¢ a Mercurio, a Venus y probablemente tambi¨¦n a la Tierra. En una fase posterior el helio empezar¨¢ a consumirse para formar carbono y el Sol acabar¨¢ sus d¨ªas en una enana blanca, y una nebulosa planetaria resultado de la explosi¨®n de sus capas exteriores. Gracias a nuestros conocimientos cient¨ªficos sobre c¨®mo funcionan las estrellas sabemos c¨®mo ser¨¢ el apocalipsis (asumiendo que la especie humana siga existiendo).
Otras predicciones cient¨ªficas son m¨¢s cercanas y menos catastr¨®ficas. Cuando Dmitri Mendel¨¦yev orden¨® todos los elementos qu¨ªmicos conocidos se dio cuenta de que, para que su ordenaci¨®n encajara, deb¨ªa dejar cuatro huecos. Predijo, de forma acertada, que hab¨ªa cuatro elementos qu¨ªmicos que todav¨ªa no hab¨ªan sido descubiertos y pudo describir sus propiedades. De esta forma, el ekaboro, ekaaluminio, ekamanganeso y ekasilicio fueron la profec¨ªa que augur¨® el descubrimiento del escandio, galio, tecnecio y germanio que hoy encontramos en la tabla peri¨®dica. Otro ejemplo de predicci¨®n cient¨ªfica se lo debemos a Charles Darwin. La orqu¨ªdea end¨¦mica de Madagascar (Angraecum sesquipedale) tiene una estructura llamada espol¨®n de 30 cent¨ªmetros y acumula el n¨¦ctar en la base de esta estructura. El padre de la teor¨ªa de la evoluci¨®n predijo que la ¨²nica forma de polinizarse que ten¨ªa esa planta deber¨ªa ser una mariposa nocturna que tuviera una lengua de 30 cent¨ªmetros. Esta afirmaci¨®n caus¨® la mofa de sus colegas. Cuarenta a?os despu¨¦s se descubri¨® una polilla con las caracter¨ªsticas profetizadas por Darwin. En homenaje a esta predicci¨®n, el lepid¨®ptero fue bautizado como Xanthopan morganii praedicta. Esto no lo supera ni el libro del profeta Jerem¨ªas.
Entre la honestidad y las falacias
¡ª Existen estudios con supuesta base cient¨ªfica que pretenden predecir el futuro o, al menos, ayudar a tomar determinadas decisiones. As¨ª, detr¨¢s de conceptos como ¡°prospectiva¡±, ¡°an¨¢lisis de mercados¡± o ¡°asesores de inversi¨®n¡± se pueden esconder profesionales honestos que analizan los datos disponibles y hacen una previsi¨®n, advirtiendo del margen de error que pueden tener, o astr¨®logos modernos que en vez de un gorro con estrellas llevan una presentaci¨®n de PowerPoint pero que realizan afirmaciones igual de vagas e in¨²tiles. Prot¨¦jase de los segundos.
J. M. Mulet es catedr¨¢tico de Biotecnolog¨ªa.