So?ar despierto, el ¨²ltimo lujo del Orient Express
Entramos en el vag¨®n-suite m¨¢s opulento del Venice Simplon-Orient-Express. Una mezcla de observatorio astron¨®mico y gabinete de curiosidades ideado por el artista urbano JR, quien ha creado un espacio que premia la curiosidad y el arte de fantasear propios de viajes de otros tiempos. En marzo se unir¨¢ al legendario convoy.
El artista urbano franc¨¦s JR, tan rebelde e iconoclasta, acaba de claudicar ante el mito definitivo: el legendario Venice Simplon-Orient-Express. Con la cara medio oculta entre unas gafas oscuras y un borsalino negro, confiesa: ¡°Es mi segundo viaje. Cog¨ª el tren ayer en la ma?ana en Venecia, atraves¨¦ los paisajes nevados de Austria, las monta?as de Suiza, me tumb¨¦ en la cama, mir¨¦ al cielo abierto,...
El artista urbano franc¨¦s JR, tan rebelde e iconoclasta, acaba de claudicar ante el mito definitivo: el legendario Venice Simplon-Orient-Express. Con la cara medio oculta entre unas gafas oscuras y un borsalino negro, confiesa: ¡°Es mi segundo viaje. Cog¨ª el tren ayer en la ma?ana en Venecia, atraves¨¦ los paisajes nevados de Austria, las monta?as de Suiza, me tumb¨¦ en la cama, mir¨¦ al cielo abierto, y me despert¨¦ en Par¨ªs¡±. La conexi¨®n del artista es profunda. De adolescente dibuj¨® sus primeros grafitis en trenes subterr¨¢neos y fue en un t¨²nel del metro de Par¨ªs donde encontr¨® la c¨¢mara con la que empez¨® a documentar sus trabajos. ¡°Si pudiera, solo viajar¨ªa en tren¡±, asegura.
JR, muy conocido por sus retratos callejeros en blanco y negro, cuenta su traves¨ªa en la parisiense Gare de l¡¯Est, donde ante algunos ojos asombrados se ha estacionado un tren de acero azul oscuro que muchos cre¨ªan que ya no exist¨ªa. En su viaje el artista ha sido testigo del efecto Orient Express: ¡°Los que est¨¢n esperando su tren se quedan cautivados, ni siquiera pueden sacar el tel¨¦fono para hacer la foto. Es como ver pasar un fantasma¡±. La tripulaci¨®n del Orient-Express, uniformada con abundantes galones dorados y blanqu¨ªsimos guantes, es la se?al definitiva de que el tiempo se ha detenido.
El artista ha viajado hasta Par¨ªs en L¡¯Observatoire, el vag¨®n-suite m¨¢s lujoso del tren, desvelado el a?o pasado en la 60? Bienal de Venecia, y que constituye su ¨²ltima obra de arte. Es un carruaje suntuoso con capacidad para dos personas, un homenaje a la curiosidad y al placer de so?ar despierto durante una traves¨ªa donde, esta vez s¨ª, el destino es lo menos importante. Una suite hecha a mano, llena de escondrijos, puertas correderas, chimeneas y bibliotecas ocultas. ¡°Este tren y este vag¨®n te obligan a viajar de otra manera¡±, reflexiona JR, que cree que viajamos mal, con mucha prisa. ¡°Esto es un viaje real, no es ¡®se?ores pasajeros, aterrizamos en una hora y media¡¯. No. Aqu¨ª uno vive 24 horas y pasan cosas, vas atravesando diferentes pa¨ªses con leyes diferentes, a veces se puede parar, otras no, hay problemas, los trenes se mueven, las cosas se caen. Solo la pasi¨®n puede juntar a este equipo. No tienen un trabajo normal¡±, dice.
A partir de marzo L¡¯Observatoire ser¨¢ incorporado al convoy del Venice Simplon-Orient-Express acompa?ando a otros legendarios carruajes, como el vag¨®n 4141 ¡ªel Pullman Restaurant¡ª, construido en 1929 y decorado por Ren¨¦ Lalique, donde a la luz tenue de los veladores se fraguaron conspiraciones, negocios suculentos y amores clandestinos, o el vag¨®n 3309, de 1926, decorado con marqueter¨ªas de Ren¨¦ Prou, al que se relaciona con los incidentes dram¨¢ticos que inspiraron la novela de Agatha Christie Asesinato en el Orient Express. Adem¨¢s, era el vag¨®n-cama preferido de la bailarina Jos¨¦phine Baker, pasajera asidua del tren.
Cuenta el escritor Mauricio Wiesenthal en su libro Orient-Express. El tren de Europa (Acantilado, 2020) que el 5 de junio de 1883 a las 19.30 muchos parisienses curiosos se congregaron en la Gare de l¡¯Est para ver la salida de los tres coches que formaban el primer Expreso de Oriente, una traves¨ªa entre Par¨ªs y Constantinopla que durar¨ªa unas 80 horas. En 1889 el trayecto ya se completaba en 67 horas y 35 minutos por Budapest, Belgrado y Sof¨ªa. Un corresponsal del Time destacaba: ¡°A pesar de la velocidad, uno puede afeitarse¡±.
El Orient-Express, escribe Wiesenthal, se convirti¨® en ¡°el tren de Europa¡±. ¡°Hab¨ªa nacido con luz el¨¦ctrica¡±. En sus pasillos conviv¨ªan sultanes y pach¨¢s con diplom¨¢ticos y arist¨®cratas europeos, y en sus compartimentos, cerrados con llave desde fuera por razones de seguridad, se le¨ªa a escondidas una novela prohibida en Gran Breta?a, El amante de Lady Chatterley, que lleg¨® a ser la biblia del Orient Express. En palabras de Wiesenthal, aquel expreso de 1900 era ¡°un tren proustiano para un turismo exquisito y delicadamente neur¨®tico¡±. Ahora, seg¨²n constata la tripulaci¨®n, los viajeros son m¨¢s j¨®venes y an¨®nimos, pero igual de solventes. Vienen a abrir y cerrar etapas vitales: una graduaci¨®n, una boda y hasta un divorcio en buenos t¨¦rminos.
El Orient Express fue la primera v¨ªctima de la I Guerra Mundial y desde entonces las sucesivas divisiones territoriales europeas no hicieron m¨¢s que destruir aquel sue?o elegante de integraci¨®n. La noche del 19 de mayo de 1977 parti¨® el ¨²ltimo Par¨ªs-Estambul de la Gare de Lyon en lo que parec¨ªa la muerte definitiva del legendario tren. Solo el empe?o y la solvencia de un armador estadounidense, James Sherwood (1933-2020), pudieron salvar esta joya. Ese mismo a?o Sherwood y su esposa gastaron una fortuna en recuperar dos vagones hist¨®ricos en una subasta de Sotheby¡¯s, luego siguieron comprando mobiliario y otras reliquias del tren. Su idea era resucitar la era dorada de los viajes, una inversi¨®n que muchos desaconsejaron por rom¨¢ntica y disparatada. Fueron sus hombres los que rescataron el Pullman Vera del patio de la se?ora Deborah Turner, una nost¨¢lgica del Orient Express que consider¨® durante a?os el carruaje una pieza m¨¢s de su mobiliario exterior.
Los restos de los vagones perdidos, abandonados en v¨ªas muertas o ametrallados durante la guerra, empezaron a ser restaurados por artesanos, ebanistas, artistas, operarios y t¨¦cnicos que escarbaron capas de ¨®xido y pintura hasta encontrar el nombre de los vagones y su interiorismo original. Se recuperaron tapicer¨ªas y marqueter¨ªas y se recompusieron cristales de Lalique y l¨¢mparas y apliques art d¨¦co hasta que, finalmente, el 25 de mayo de 1982 tuvo lugar la resurrecci¨®n del nuevo tren con un viaje de Londres a Venecia. Se llamaba Venice Simplon-Orient-Express, era propiedad del grupo Belmond y, aunque la locomotora ya no era de vapor, segu¨ªa conservando todo su encanto.
El artista JR encontr¨® la misma devoci¨®n en los artesanos e ingenieros que deb¨ªan crear de cero el vag¨®n que ¨¦l ten¨ªa en la cabeza. ¡°Solo iba a tener una oportunidad en la vida de hacer algo como esto, as¨ª que me propuse hacer el vag¨®n de mis sue?os¡±, explica.
Pero el vag¨®n de sus sue?os ten¨ªa que parecerse a un tren de lujo anterior a 1945, as¨ª que JR trabaj¨® como un artesano de los a?os veinte, con oficios minuciosos y casi perdidos. Para los artesanos de la marqueter¨ªa hizo bocetos con claras referencias a dibujos suyos, como Women are Heroes, un proyecto realizado en trenes africanos, o Moon, una escultura creada en Brasil. ¡°El artista a cargo de la marqueter¨ªa busc¨® todos los tipos de madera posibles para replicar mis patrones, incluso lleg¨® a quemar trozos para conseguir el tono exacto de mis dibujos¡±, cuenta. Una hermandad parecida consigui¨® con los ingenieros, que aterrizaban sus ideas hasta hacerlas no solo posibles, sino tambi¨¦n seguras y legales. ¡°Es gente que ha hecho posible lo imposible¡±, dice JR refiri¨¦ndose a su imaginaci¨®n rebelde y a sus ideas ¡°poco pr¨¢cticas¡± para un tren. Por ejemplo, una ba?era en medio del dormitorio, o un ¨®culo abierto al cielo encima de la cama que debe sortear las catenarias del camino.
Este vag¨®n de superlujo, cuyo precio por noche empieza en 80.000 euros, es el m¨¢s amplio del tren, tiene una cama de matrimonio, un ba?o en suite, una daybed (un sof¨¢-cama para el d¨ªa) reclinable a la altura de un amplio ventanal y un recibidor. Tambi¨¦n guarda varios secretos ocultos. Pedimos a JR que nos ense?e todo lo que esconde L¡¯Observatoire, pero se niega. Dice que este viaje es una b¨²squeda y no ser¨¢ ¨¦l quien reviente el misterio. Sabemos que hay una librer¨ªa oculta con cl¨¢sicos franceses editados por Gallimard y un escondite con vinilos escogidos por el artista. Dentro de la librer¨ªa, a la que se accede tras abrir una galer¨ªa secreta, hay una chimenea, una sala de t¨¦ y un tren en miniatura que funciona. Por lo visto hay mucho m¨¢s. JR pone cara de p¨®quer. El t¨ªtulo de su ¨²ltimo libro que acabo de encontrar al pie de la cama me pone muy f¨¢cil hacerle una ¨²ltima pregunta. El volumen se llama Artist Until I Find a Real Job (artista hasta que encuentre un trabajo serio). ?Acaso este vag¨®n de lujo lo es? JR sigue con cara de p¨®quer.