Javi Aznarez, un dibujante en la ¡®troupe¡¯ de Wes Anderson
El ilustrador, que trabaja desde una cueva-galer¨ªa en Cadaqu¨¦s, ha llevado un tono m¨¢s oscuro al universo preciosista del director de cine.
No es f¨¢cil para un artista vivir en ¡°el pueblo m¨¢s pintado del mundo¡±, como llama el ilustrador Javi Aznarez a Cadaqu¨¦s. Para acabar de complicar las cosas, la galer¨ªa que regenta junto a su pareja ¡ª?la tambi¨¦n artista Elodie des Longchamps¡ª y su socio, Ilich Roimeser, est¨¢ ubicada en el que es probablemente el rinc¨®n m¨¢s pintoresco de este pueblo de postal. Un lugar en el que, como dice el periodista Cristian Segura en su libro Gent d¡¯ordre (Galaxia Gutenberg), ¡°antiguos militantes de...
No es f¨¢cil para un artista vivir en ¡°el pueblo m¨¢s pintado del mundo¡±, como llama el ilustrador Javi Aznarez a Cadaqu¨¦s. Para acabar de complicar las cosas, la galer¨ªa que regenta junto a su pareja ¡ª?la tambi¨¦n artista Elodie des Longchamps¡ª y su socio, Ilich Roimeser, est¨¢ ubicada en el que es probablemente el rinc¨®n m¨¢s pintoresco de este pueblo de postal. Un lugar en el que, como dice el periodista Cristian Segura en su libro Gent d¡¯ordre (Galaxia Gutenberg), ¡°antiguos militantes de Bandera Roja y empresarios con helic¨®ptero privado pueden coincidir un mediod¨ªa en la misma barca¡±.
Quienes entran en el Taller de Tabakov quiz¨¢ esperan encontrar una marina, una bonita acuarela para poner en su segunda residencia. En lugar de eso, se topan con los dibujos de Aznarez, de hombrecillos que juegan a la petanca con sus cabezas y amantes envenenados. ¡°Tengo mi lado oscurito¡±, admite este autor de c¨®mics de 42 a?os admirador de Quino y Semp¨¦.
Al Taller de Tabakov, que se llama as¨ª en honor a un pintor ruso que dicen que muri¨® all¨ª, en esa misma cueva a tres pasos del mar, suele ir tambi¨¦n Octavia Peissel, la productora y mano derecha de Wes Anderson, que veranea en Cadaqu¨¦s desde ni?a. Fue ella quien propuso el nombre de Aznarez cuando el director buscaba a un dibujante para su pel¨ªcula La cr¨®nica francesa, que recrea una revista ficticia basada en The New Yorker.
Tras muchos retrasos debidos a la pandemia, la pel¨ªcula se ver¨¢ a partir del 23 de septiembre en la secci¨®n Perlas del Festival de San Sebasti¨¢n y se estrenar¨¢ en Espa?a el 29 de octubre. Salen todos los habituales de la troupe de Anderson: Tilda Swinton, Bill Murray, Saoirse Ronan, Owen Wilson, Adrien Brody, Timoth¨¦e Chalamet y tambi¨¦n muchos dibujos de Aznarez. ¡°Me pidieron una prueba, me mandaron un encuadre del storyboard en el que se ve¨ªa al dibujante de la revista [que en el filme interpreta Jason Schwartzman] con ocho p¨®steres detr¨¢s y ten¨ªa que reinterpretarlos. Me casqu¨¦ cuatro dibujos en dos d¨ªas y ya vieron que era r¨¢pido¡±, cuenta.
As¨ª entr¨® Aznarez en el universo de Anderson. Y lo que ten¨ªa que ser una intervenci¨®n puntual, termin¨® convirti¨¦ndose en un trabajo de mucha m¨¢s envergadura. Es suyo el p¨®ster de la pel¨ªcula, en el que aparece todo el reparto en las oficinas de la revista, con la ciudad imaginaria de Ennui-sur-Blas¨¦ al fondo, as¨ª como las m¨¢s de 30 portadas de la revista que aparecen en el filme. Tambi¨¦n hizo los dibujos de los cr¨¦ditos finales y los garabatos que adornan las oficinas de la revista en el plat¨®. Su propia mano aparece en un plano. ¡°Wes quer¨ªa una mano estilizada de pianista, pero yo m¨¢s bien tengo dedos de carnicero¡±, r¨ªe.
Su mejor y peor recuerdo del rodaje tuvo lugar en Angulema en 2019, cuando Anderson le pidi¨®, delante de Bill Murray, el director de arte y todo el equipo t¨¦cnico, que improvisase una caricatura de Jason Schwartzman para llenar un hueco en el decorado. El ilustrador llevaba casi 36 horas despierto porque le hab¨ªa tocado quedarse toda la noche dibujando en los muros del plat¨®. ¡°Por suerte, despu¨¦s de tantas horas trabajando, la mano me iba sola. Estaba como muy tranquilo. Al salir me vinieron los nervios y me empez¨® a temblar todo el cuerpo¡±.
Como les ocurre a tantos autores de c¨®mic, el dibujo fue para Aznarez, antes que nada, un mal vicio que tarde o temprano habr¨ªa que erradicar. Viv¨ªa en Barcelona y estudiaba en un elitista colegio del Opus Dei solo para chicos. ¡°Me aburr¨ªa terriblemente, era incapaz de escuchar a los profesores. Al final, uno, el profesor Vi?eta, con ese nombre prof¨¦tico, decidi¨® que me pasar¨ªa los textos que ¨ªbamos a dar en Literatura para que los ilustrase. Tambi¨¦n me ped¨ªan que hiciese caricaturas en las reuniones del claustro¡±. Quiso estudiar Bellas Artes, pero sus padres le dijeron que ni hablar. ¡°Logr¨¦ acabar Empresariales y Marketing en Icade. No fue muy dif¨ªcil. Aquello era como una sucursal que hab¨ªan abierto para ni?os tontos¡±. Un d¨ªa, vagando por el Sal¨® del C¨°mic, dio con el stand de la Joso, la escuela de c¨®mic y artes visuales, y se matricul¨® por probar. ¡°La primera ma?ana ya estaba encantado. Por fin pod¨ªa dibujar tranquilo¡±.
Su primer libro, una historia de humor futurista que public¨® en Casterman ¡ªla hist¨®rica editorial de Tint¨ªn¡ª, se gest¨® a lo largo de dos inviernos en Cadaqu¨¦s, donde ha hecho tambi¨¦n de taxista y de camarero. De octubre a mayo es cuando m¨¢s se percibe el lado siniestro del pueblo, dice. ¡°Vas por la calle, oyes el ruido del viento y piensas: ¡®Aqu¨ª podr¨ªa asesinarme cualquiera y nadie se enterar¨ªa¡¯. El sol cae enseguida porque la monta?a se lo lleva y te sientes un poco indefenso¡±. Desaparecen los veraneantes y se quedan los parroquianos habituales, que desayunan todos ¡ªtambi¨¦n ¨¦l¡ª en el casino del pueblo, un escenario altamente andersoniano. ¡°Desde luego, Wes podr¨ªa hacer una peli en Cadaqu¨¦s, porque hay unos personajes importantes. Aqu¨ª es donde vienen a morir los elefantes¡±. Gente como Juanillo de la Isla, el barquero que cruza a los turistas a Port Lligat, o como los gemelos ingleses que fueron modelos de Dal¨ª. Uno de ellos falleci¨® hace unos meses. Por supuesto, todo el mundo en Cadaqu¨¦s tiene su propia historia con el pintor.
Y todos, incluido Aznarez, se mueven por las calles encaladas de la localidad un tanto pose¨ªdos por el viento, el que toque ese d¨ªa. ¡°Es lo primero de lo que se habla en el casino. El garb¨ª, por ejemplo, es un viento estrangulador, muy h¨²medo y asqueroso que nos deja todo el suelo mojado y nos arruga los papeles de la galer¨ªa¡±. Junto a su colaborador habitual, Xavi Homs, Aznarez lleva a?os desarrollando toda una mitolog¨ªa en torno a los vientos, que ya plasmaron en un libro autoeditado, Ventvolgut estrangulador, y pronto concretar¨¢n en otro. Por encima de todos est¨¢ siempre la tramontana, que en sus dibujos tiene la forma de una mujer desnuda, enorme y felliniana, debido a un recuerdo infantil muy concreto. ¡°Cuando soplaba, mi madre nos llevaba a la playa de Sa Conca, que est¨¢ m¨¢s resguardada. Tiene una parte nudista y un d¨ªa, cuando deb¨ªa tener unos seis a?os, vi a una mujer enorme, desnuda, que me impact¨® mucho. Para m¨ª est¨¢ relacionado con la ignorancia del Opus Dei y su problema con las mujeres, a las que ven como fuente de todos los problemas¡±.
Durante a?os, Aznarez ha compaginado las ventas en la galer¨ªa y sus propios proyectos con la clase de trabajos alimenticios que sostienen a los creativos freelance. Hizo v¨ªdeos para una marca de licores y dibujos para unos sujetadores ortop¨¦dicos. Sabe que tras la repercusi¨®n de su trabajo con Anderson todo esto podr¨ªa cambiar. Ya le han pedido una ilustraci¨®n para The New Yorker, el de verdad. Pero el dibujante no parece especialmente ansioso por capitalizar la oportunidad, buscar agentes en Par¨ªs y Nueva York y hacer todo lo que se supone que toca. En nada se vaciar¨¢n las terrazas del pueblo y empezar¨¢ lo bueno.