Incertidumbre en la frontera ante el fin del porteo de mercanc¨ªas en Melilla
La dependencia entre Nador y Melilla pone en jaque a trabajadores transfronterizos y empresarios
Cada ma?ana, Naseja (nombre ficticio) enfila, a las 8.00, el camino desde su casa hacia el paso fronterizo de Barrio Chino. Vive en la misma villa que da nombre al cruce, pegada a la valla que separa Marruecos de Melilla, pero trabaja en la ciudad aut¨®noma como empleada de hogar. Comparte frontera con cientos de personas que esperan a que las autoridades marroqu¨ªes les den paso para iniciar, de lunes a jueves, la jornada de porteo, la actividad de contrabando que en la ciudad aut¨®noma se conoce como c...
Cada ma?ana, Naseja (nombre ficticio) enfila, a las 8.00, el camino desde su casa hacia el paso fronterizo de Barrio Chino. Vive en la misma villa que da nombre al cruce, pegada a la valla que separa Marruecos de Melilla, pero trabaja en la ciudad aut¨®noma como empleada de hogar. Comparte frontera con cientos de personas que esperan a que las autoridades marroqu¨ªes les den paso para iniciar, de lunes a jueves, la jornada de porteo, la actividad de contrabando que en la ciudad aut¨®noma se conoce como comercio at¨ªpico. ¡°Marruecos va a quitar el bulto ¡ªotro nombre para el porteo¡ª¡±, dice perpleja, ¡°?y qu¨¦ va a hacer toda la gente?¡±.
El anuncio del jefe de Aduanas marroqu¨ª, Nabyl Lakhdar, sobre el fin del contrabando en Melilla ¡ªque puede mover en torno a 1.000 millones de euros, seg¨²n diversos estudios¡ª lleva a?os planeando como amenaza y rumor en Barrio Chino. Pese a ello, la actividad comercial ha ido creciendo para empresarios e intermediarios en ambos lados: en Melilla han aflorado aut¨®nomos contratados por comerciantes marroqu¨ªes encargados de organizar el paso de mercanc¨ªas y se han abierto grandes superficies orientadas al consumidor marroqu¨ª, que a menudo acude a los supermercados melillenses para llenar el coche con la compra del mes.
Con mayor preocupaci¨®n se mira un posible corte del suministro de pescado. En Ceuta, Marruecos ya ha detenido la salida del producto desde febrero. ¡°No sabemos nada, ni nos han amenazado ni nos han informado¡±, comenta Mohamed, pescadero de tercera generaci¨®n con un puesto en el mercado central. Su g¨¦nero viene cada d¨ªa directamente de la lonja de Beni Ensar, se carga hasta el paso aduanero, donde es revisado, adquiere el visto bueno fitosanitario de las autoridades espa?olas y paga el Impuesto sobre Producci¨®n, Servicios e Importaci¨®n (IPSI, un gravamen reducido en Melilla). ¡°Todo perfectamente legal¡±, dice. ¡°Si no dejan salir pescado [de Marruecos] el impacto ser¨ªa grand¨ªsimo ¡ªse queja¡ª. Pr¨¢cticamente el 80% viene de all¨ª¡±. La jugada afectar¨ªa tambi¨¦n al otro lado: ¡°[Los melillenses] somos los que m¨¢s pagamos por el pescado de calidad¡±; ¡°la mayor¨ªa de vendedores son marroqu¨ªes con permiso de trabajo [en Melilla]¡±.
El comercio, at¨ªpico o no, entre Nador, la provincia lim¨ªtrofe con Melilla, y la ciudad aut¨®noma ha hecho a ambas econom¨ªas totalmente interdependientes. Como Naseja, en torno a 4.500 trabajadores transfronterizos cruzan cada d¨ªa para trabajar en Melilla y volver a casa en Marruecos. ¡°En Marruecos no hay nada, no hay trabajo, no pagan bien¡±, se queja la empleada que cotiza en Espa?a. ¡°Todo el mundo se quiere ir de aqu¨ª¡±, asegura.