La guerra qu¨ªmica es ahora la lucha contra la epidemia
La farmacia militar pasa de producir ant¨ªdotos para el gas t¨®xico o la radioactividad a paracetamol y antivirales
Para acceder al sanctasanct¨®rum del Centro Militar de Farmacia de la Defensa hay que embutirse un gorro, una mascarilla, una bata y unos patucos desechables. Los pasillos, por los que deambulan t¨¦cnicos y auxiliares, rodean casi dos centenares de estancias, que ocupan 2.400 metros cuadrados entre la zona de producci¨®n y el laboratorio. Est¨¢n clasificadas por categor¨ªas, seg¨²n su grado de esterilidad y lo que se fabrica dentro: ampollas inyectables, sueros y jeringas recargadas (a), o pomadas, cremas y s¨®lidos orales (b).
Se pasa a ellas atravesando la zona c: min¨²sculos habit¨¢culos con doble acceso (de entrada y salida) denominados SAS (por sistema de aire seguro) que funcionan a modo de esclusas: la mayor presi¨®n que existe en su interior hace que el aire de fuera no pueda colarse dentro cuando se abre la puerta. Solo en las estaciones espaciales son tan escrupulosos con la asepsia.
En su moderna y funcional sede, inaugurada en 2015 en terrenos de la base log¨ªstica de San Pedro, en Colmenar Viejo (Madrid), a 30 kil¨®metros al norte de la capital, sus 100 empleados (el 78% civiles) producen medicamentos para prestar asistencia log¨ªstica y operativa a las Fuerzas Armadas y para hacer frente a escenarios b¨¦licos que solo en una pesadilla cabe imaginar. Un 60% de su cat¨¢logo o petitorio est¨¢ formado por ant¨ªdotos frente a ataques con armas qu¨ªmicas, como la atropina; o sustancias para neutralizar un escape radioactivo, como el yoduro pot¨¢sico. Productos cuyo mejor destino es caducar sin haberse utilizado jam¨¢s y que ninguna farmac¨¦utica se atrever¨ªa a comercializar.
Pero la declaraci¨®n del estado de alarma ha revolucionado su mon¨®tona rutina. Y no solo porque medios de comunicaci¨®n de todo el mundo, como la CNN o la BBC, se hayan interesado por un centro cuya existencia pocos conoc¨ªan. No es extra?o, pues solo Francia entre los pa¨ªses occidentales cuenta con un laboratorio de similares caracter¨ªsticas
El terremoto lo ha provocado la orden de la ministra de Defensa, Margarita Robles, de que reoriente sus objetivos y se olvide de guerras improbables para centrarse en la muy real amenaza del coronavirus. Su director, el coronel Antonio Juber¨ªas S¨¢nchez, detalla que toda su capacidad de producci¨®n se encuentra actualmente volcada en tres productos: un gel hidroalcoh¨®lico para la desinfecci¨®n de manos, un antipir¨¦tico (paracetamol), y un antiviral inyectable de amplio espectro (rivabirina).
324.000 paracetamoles
Por m¨¢s que se le pregunte, el coronel Antonio Juber¨ªas no precisa cu¨¢ntos medicamentos ha producido la farmacia militar en esta crisis o su capacidad. En la sala de empaquetado est¨¢ la producci¨®n de paracetamol del ¨²ltimo d¨ªa: cuatro pilas de paquetes de 10 alturas y una de cinco con seis cajas de 60 envases de 20 comprimidos por altura. En total, 324.000 paracetamoles. Abc public¨® que fabrica tambi¨¦n 800 litros diarios de desinfectante y 600 ampollas de rivabirina. El coronel ni confirma ni desmiente.
Durante la epidemia de la gripe A, en 2009, la farmacia militar de Burgos, una de las tres que ten¨ªa el Ministerio de Defensa antes de que se unificasen en el nuevo centro, produjo 1.030.000 envases de 30 comprimidos de fosfato de oseltamivir, m¨¢s de 30 millones en total, para combatir aquel virus.
Y es que estas instalaciones albergan el ¨²nico laboratorio productor de medicamentos con que cuenta la Administraci¨®n y una de sus naves, bajo controles constantes de humedad y temperatura, sirve de almac¨¦n para el dep¨®sito estrat¨¦gico del Ministerio de Sanidad, con 5.000 metros c¨²bicos de capacidad; es la reserva de medicamentos con que cuenta el Estado para hacer frente a pandemias como la actual. Lo que all¨ª guarda se considera alto secreto.
La farmacia militar no solo ha reorientado su producci¨®n, sino que la ha incrementado. Para conseguirlo, ha reorganizado y prolongado turnos de trabajo y ampliado su plantilla en un 25%. Pero el coronel Juber¨ªas subraya que un t¨¦cnico de laboratorio no se improvisa y que su personal es un recurso cr¨ªtico. Por eso, su mayor preocupaci¨®n consiste en evitar que el contagio por coronavirus pueda mermar sus filas. De momento, solo tiene a un empleado en cuarentena. Pero esta guerra va a ser larga y no se puede bajar la guardia.
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