El virus que resucit¨® La Raya en el Guadiana
Los 50.000 habitantes de la eurociudad hispanolusa entre Huelva y Faro viven con tristeza un cierre fronterizo que ha roto relaciones sociales y econ¨®micas
Ni en los tiempos recientes m¨¢s oscuros de dictaduras all¨ª y aqu¨ª, de contrabando y salvoconductos, Carlos Pereira recuerda haber vivido algo igual. ¡°Como esto, nunca¡±, tercia con voz afectada y castellano perfecto el polic¨ªa portugu¨¦s de 53 a?os. Vive en Vila Real de Santo Antonio, uno de los tres pueblos que componen la Eurociudad del Guadiana entre las provincias de Faro y Huelva. Entrelazados por un r¨ªo que cruzaban para trabajar, comprar, repostar gasolina o tapear; 50.000 vecinos han redescubierto de golpe que esa caudalosa desembocadura era parte de...
Ni en los tiempos recientes m¨¢s oscuros de dictaduras all¨ª y aqu¨ª, de contrabando y salvoconductos, Carlos Pereira recuerda haber vivido algo igual. ¡°Como esto, nunca¡±, tercia con voz afectada y castellano perfecto el polic¨ªa portugu¨¦s de 53 a?os. Vive en Vila Real de Santo Antonio, uno de los tres pueblos que componen la Eurociudad del Guadiana entre las provincias de Faro y Huelva. Entrelazados por un r¨ªo que cruzaban para trabajar, comprar, repostar gasolina o tapear; 50.000 vecinos han redescubierto de golpe que esa caudalosa desembocadura era parte de la hist¨®rica Raya que divide Espa?a y Portugal y ahora rompe sus vidas.
¡°Siempre digo que el r¨ªo, m¨¢s que separarnos nos une, pero en este caso ha ejercido de frontera natural¡±, reflexiona Natalia Santos, alcaldesa de Ayamonte, la localidad onubense que, junto a las portuguesas Vila Real y Castro Marim, componen esta entidad local transfronteriza creada en 2013. Desde el Mi?o hasta este pueblo andaluz de 21.000 habitantes, los vecinos a ambos lados de los 1.234 kil¨®metros de la frontera hispanolusa ¡ªen los que existen otras cinco eurociudades m¨¢s¡ª cuentan ya casi un mes desde que la crisis sanitaria del coronavirus oblig¨® a una interrupci¨®n casi total de los movimientos.
Pereira no oculta el abatimiento que la situaci¨®n le produce: ¡°Como ambiente social es una porquer¨ªa. Las ciudad vive del comercio con los espa?oles. Si no vienen esto est¨¢ muerto¡±. El polic¨ªa suele ver la televisi¨®n espa?ola e ir a Ayamonte a tapear o repostar gasolina, m¨¢s barata y con menor IVA a este lado del Guadiana. Ahora, solo puede hacer lo primero con un puente Internacional del Guadiana vedado, salvo a trabajadores transfronterizos y mercanc¨ªas, y con las conexiones del transbordador fluvial interrumpidas. Pese a las idas y venidas diplom¨¢ticas del pasado, situaci¨®n es in¨¦dita en la historia reciente local. Tanto que ni el puente ¡ªconstruido en 1991¡ª contaba con unas barreras y puestos fronterizos que ahora se han tenido que improvisar.
¡°Las comunicaciones son muy fluidas, para nosotros est¨¢ naturalizado. Nos encanta comer all¨ª y a ellos a nuestro comercio¡±, explica Santos. Apenas 11 kil¨®metros en coche separan a Ayamonte de Castro Marim y 14, de Vila Real. La ruta era habitual para Juan Jos¨¦ Santana, un ayamontino de 45 a?os, acostumbrado a cruzar el r¨ªo para pasar el d¨ªa de ocio con su familia o a comprar en supermercados lusos los productos que le gustan. Lo mismo le pasaba a algunos de los clientes portugueses de su cafeter¨ªa Alcarav¨¢n, cerrada ahora por el estado de alarma. ¡°Ahora mismo Ayamonte est¨¢ literalmente cerrado. Conozco a gente que vive en Faro que va y viene todos los d¨ªas a Portugal porque tienen casa all¨ª y ahora no pueden¡±, explica el empresario de 45 a?os.
Con la vida social detenida, los tres pueblos a¨²n no tienen claro cu¨¢nto les va a costar la factura del cierre de la frontera. Previsiblemente ser¨¢ alto para un pueblo como el de Ayamonte, que ¡°ha vivido mucho del comprador portugu¨¦s y eso ha elevado su riqueza¡±, seg¨²n afirma Santana. ¡°La repercusi¨®n econ¨®mica se va a notar¡±, avanza ya cautelosa Santos, tambi¨¦n presidenta de una eurociudad que, tras a?os parada, pretende revitalizar con acciones de movilidad, promoci¨®n tur¨ªstica y planificaci¨®n urbana. Pero eso forma parte de una historia cotidiana truncada que volver¨¢ cuando el Guadiana vuelva a ser ese r¨ªo por el que el fado de la m¨ªtica Mar¨ªa la portuguesa iba y ven¨ªa, ¡°entre suspiros¡±, desde Ayamonte hasta Faro.
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