El confinamiento aviva la lucha de poder entre los clanes de las Tres Mil Viviendas

Un intercambio de disparos con escopetas de caza ayer por la ma?ana en el barrio sevillano del Pol¨ªgono Sur, popularmente conocido como Las Tres Mil Viviendas, el m¨¢s pobre de Espa?a, se ha convertido en el sexto tiroteo en un mes en esa zona. El confinamiento forzado ha intensificado la pugna de los clanes de la droga en un contexto en el que el consumo de hach¨ªs ha disminuido, la vigilancia policial ha aumentado y los movimientos de las familias que controlan el narcotr¨¢fico son m¨¢s evidentes. Las calles vac¨ªas han propiciado que no se hayan producido heridos, pero vecinos y polic¨ªa temen qu...

Un intercambio de disparos con escopetas de caza ayer por la ma?ana en el barrio sevillano del Pol¨ªgono Sur, popularmente conocido como Las Tres Mil Viviendas, el m¨¢s pobre de Espa?a, se ha convertido en el sexto tiroteo en un mes en esa zona. El confinamiento forzado ha intensificado la pugna de los clanes de la droga en un contexto en el que el consumo de hach¨ªs ha disminuido, la vigilancia policial ha aumentado y los movimientos de las familias que controlan el narcotr¨¢fico son m¨¢s evidentes. Las calles vac¨ªas han propiciado que no se hayan producido heridos, pero vecinos y polic¨ªa temen que se repita lo que sucedi¨® en agosto de 2013, cuando el clan de La Perla mat¨® por error a una ni?a de seis a?os que cenaba en su casa.

¡°Esto no es normal, no es habitual¡±, se?ala tajante Jaime Bret¨®n, comisionado para el Pol¨ªgono Sur, que recalca que los tiroteos en las Tres Mil suceden una vez cada dos meses. ¡°Puede haber amagos, pero no tiroteos¡±, explica. Cuando se aprob¨® el estado de alarma las fuerzas de seguridad ya previeron que las dificultades para vender droga provocar¨ªan nerviosismo en los barrios de Sevilla que concentran la venta de hach¨ªs: Las Tres Mil Viviendas y Los Pajaritos ¡ªel nuevo supermercado de la droga de la capital andaluza¡ª. Hasta ahora los enfrentamientos se han limitado a disparos al aire, a las fachadas de las casas de la familia rival o a los coches, para hacer una demostraci¨®n de fuerza y amedrentar, se?alan fuentes policiales.

El primer tiroteo se registr¨® en la noche del 31 de marzo. Una pelea con cuchillos entre miembros de una misma familia acab¨® con uno de ellos abriendo fuego desde un veh¨ªculo contra la casa del otro. No hubo heridos ni detenidos. Ocho d¨ªas despu¨¦s, el 8 de abril, a la una de la tarde, dos clanes se enzarzaron a tiros. El detonante, seg¨²n fuentes consultadas, pudo haber sido una disputa a cuenta de una m¨²sica demasiado alta. Menos de 48 horas m¨¢s tarde, el Viernes Santo, tres conocidos delincuentes descargaban sus armas contra otro hombre que supuestamente se neg¨® a que instalaran en su edificio una plantaci¨®n de marihuana. Tampoco hubo heridos, pero los autores de los disparos est¨¢n en prisi¨®n.

La madrugada del 28 de abril otro tiroteo, con miembros de un clan de la vecina Dos Hermanas, tambi¨¦n se sald¨® sin heridos y sin detenidos, como en el caso del de ayer por la ma?ana, cuyo origen ha estado en una pelea de gallos. Los clanes, explican las fuentes policiales, aprovechan los cambios de turno de los agentes para apretar el gatillo y, aunque la respuesta policial es casi inmediata, en el lugar de los hechos impera la ley del silencio.

¡°El Pol¨ªgono Sur es una zona muy concurrida, sobre todo a ¨²ltima hora de la tarde. El confinamiento ha hecho que los miembros de los clanes no puedan camuflarse entre la gente ni esconderse de otras familias rivales o de la polic¨ªa¡±, explica Bret¨®n. ¡°Los vecinos est¨¢n asustados, no les gusta la proliferaci¨®n de plantaciones de marihuana en pisos y temen que una de esas balas alcance a alg¨²n familiar¡±, abunda. El caso de la ni?a de seis a?os que muri¨® accidentalmente cuando le impact¨® la bala de una r¨¢faga ¡ªque iba dirigida a un delincuente contra quien el clan de Los Perla quer¨ªa vengarse¡ª a¨²n resuena en la barriada. Varios de sus miembros tuvieron que huir de las Tres Mil para evitar represalias.

Las guerras entre las familias que trafican con droga vienen de lejos, pero el cambio generacional y la vuelta al negocio del hach¨ªs ¡ªm¨¢s lucrativo que la coca¨ªna o la hero¨ªna¡ª ha provocado un vac¨ªo de poder y una nueva forma de actuar. La batalla por el control se ha extendido a Los Pajaritos y el barrio de Cerro Blanco en Dos Hermanas. Los nuevos clanes est¨¢n constituidos por n¨²cleos muy reducidos. En las Tres Mil han proliferado pisos destinados exclusivamente a las plantaciones de marihuana que, desde el confinamiento, se han reconvertido en alojamientos, lo que redobla los problemas de vigilancia, advierte la polic¨ªa.

La violencia recurrente en el Pol¨ªgono Sur empa?a la labor que las asociaciones y los voluntarios est¨¢n haciendo por un barrio cuyas extremas condiciones se han visto m¨¢s expuestas con el estado de alarma. ¡°Las Tres Mil son mucho m¨¢s que drogas¡±, se lamenta Lola Contreras, presidenta de la Asociaci¨®n Andaluza Barrios Marginados que recuerda que durante el confinamiento se ha asegurado tres comidas al d¨ªa a 700 ni?os y se ha tratado de atajar la brecha digital con el reparto de tablets. El comisionado tambi¨¦n recuerda que a todos los sin techo se les ha alojado en el polideportivo de La Paz y se les ha realizado los test de la covid-19; que se ha mantenido el dispensario de metadona para los adictos; que muchas asociaciones han tejido mascarillas para los centros sanitarios y que se han incentivado programas de ayuda sociolaboral para una zona inmersa en la econom¨ªa sumergida. ¡°Pero nada de esto sirve si no se ataja el problema de la droga¡±, advierte Bret¨®n

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