Los 129 d¨ªas de mediaci¨®n bald¨ªa entre Rajoy y Puigdemont
Los archivos del lehendakari detallan el intento de frustrar la declaraci¨®n de independencia catalana y la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155
Carles Puigdemont necesitaba ayuda. El expresidente de la Generalitat encaraba el verano de 2017 en plena ebullici¨®n soberanista que encontraba una firme respuesta del Gobierno central: una eventual declaraci¨®n unilateral de independencia implicar¨ªa aplicar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n y el Ejecutivo asumir¨ªa el mando sobre Catalu?a. El escenario para la Generalitat le exig¨ªa figuras que pudieran mediar con Mariano Rajoy. Y Puigdemont recurri¨® al lehendakari, I?igo Urkullu, experto en conseguir r¨¦ditos en Madrid, un 19 de junio de hace tres a?os.
Urkullu permiti¨® el pasado domingo...
Carles Puigdemont necesitaba ayuda. El expresidente de la Generalitat encaraba el verano de 2017 en plena ebullici¨®n soberanista que encontraba una firme respuesta del Gobierno central: una eventual declaraci¨®n unilateral de independencia implicar¨ªa aplicar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n y el Ejecutivo asumir¨ªa el mando sobre Catalu?a. El escenario para la Generalitat le exig¨ªa figuras que pudieran mediar con Mariano Rajoy. Y Puigdemont recurri¨® al lehendakari, I?igo Urkullu, experto en conseguir r¨¦ditos en Madrid, un 19 de junio de hace tres a?os.
Urkullu permiti¨® el pasado domingo el acceso a los documentos en los que relata su papel durante aquellas fechas de m¨¢xima tensi¨®n pol¨ªtica. Ofrece su visi¨®n como enlace desde la petici¨®n de su hom¨®logo catal¨¢n para que ¡°intentara hacer lo posible para ayudarles con el presidente del Gobierno¡± hasta el 26 de octubre de ese a?o, fecha previa a que Puigdemont ejecutara su ¨®rdago con el pl¨¢cet de la C¨¢mara catalana.
Dos gruesas carpetas recopilan 615 folios, custodiados en el archivo de la bilba¨ªna Fundaci¨®n Sabino Arana, y revelan c¨®mo Urkullu trat¨® de que su colega catal¨¢n abandonara su idea e intent¨® que el Gobierno borrara de su discurso el n¨²mero 155. Para ello, hubo un sinf¨ªn de comunicaciones en todos los formatos: reuniones casuales en salas VIP de aeropuertos, conversaciones informales en manifestaciones, citas programadas en sedes oficiales y mensajes en un tono algo m¨¢s personal con referencias a la familia.
La informaci¨®n que ha proporcionado el mandatario vasco, que incluye su declaraci¨®n en el Tribunal Supremo en la causa que investig¨® el proc¨¦s, donde evit¨® definirse como ¡°mediador¡± y habl¨® de ¡°intermediaci¨®n¡±, refleja la amplia cantidad de agentes pol¨ªticos y sociales que desempe?aron un papel durante esos meses. Todo ello en vano, y con Urkullu implicado de una manera o de otra.
El lehendakari se carte¨® con el entonces presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, o con Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo. Fue a Juncker a quien el pol¨ªtico del PNV le expres¨® su preocupaci¨®n porque ¡°el nacionalismo supremacista adquiera protagonismo y se imponga a toda costa¡±, con el acecho abertzale de Bildu para posicionarse en Euskadi. M¨¢s moderados fueron sus mensajes hacia el president y los representantes catalanes, a quienes les mandaba una ¡°abra?ada¡± al final de sus misivas, pero bajo la misma t¨®nica: el riesgo de dirigirse hacia la soberan¨ªa en ese contexto.
El discurso de Urkullu se apoyaba en dos equilibrios: renunciar a la independencia, y esquivar el 155. Siempre di¨¢logo, insist¨ªa, mientras formulaba distintas posibilidades de relajar tensiones. Los resultados del refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre, afirmaba el vasco, deb¨ªan ¡°abrir una oportunidad¡± abandonando ¡°el impulso y la inercia¡± porque, en caso contrario, le avis¨® a Puigdemont el 21 de octubre, ondear ¡°la bandera de la ¨¦pica¡± se traducir¨ªa en ¡°perder todo lo ganado¡±.
Urkullu intercambi¨® asimismo mensajes con el presidente del Gobierno, un Mariano Rajoy que a su entender, y como le hizo saber a Puigdemont, se mostraba reacio a recurrir al 155. Incluso habl¨® de ¡°confusi¨®n permanente¡± entre ambas partes ante el horizonte venidero. Las mismas palabras emple¨® para definir la postura del socialista Pedro S¨¢nchez, a quien apoy¨® en su moci¨®n de censura contra Rajoy en 2018, pese a que el PNV hab¨ªa bendecido los a¨²n vigentes Presupuestos.
Hasta que lleg¨® el 26 de octubre de 2017, d¨ªa previo al pleno que marcar¨ªa el futuro de Catalu?a, y el l¨ªder vasco recibi¨® un mensaje de Puigdemont a las 02.18. El texto le adelantaba ¡°la intenci¨®n¡± de convocar elecciones. A las 10.05, a?ade, le ratific¨® la idea de disolver el Parlament y llamar a las urnas. Pero la comparecencia prevista a las once de la ma?ana se aplaz¨® y a las 14.03 cambiaron las tornas: el catal¨¢n le arguy¨® ¡°dificultades para mantener su decisi¨®n¡±. El ¨²ltimo contacto lo recibi¨® el lehendakari a las 21.42, cuando ya no hab¨ªa marcha atr¨¢s. El president le agradec¨ªa su ayuda y lamentaba la actitud de La Moncloa. Todos los intentos resultaron infructuosos y hoy Urkullu contin¨²a como entonces: al frente de Euskadi y en constante negociaci¨®n con Madrid para obtener beneficios para su autogobierno. Puigdemont, en cambio, ser¨¢ detenido si pisa Espa?a.
Ambig¨¹edad y f¨²tbol con Rajoy
El lehendakari mantuvo hilo directo con un Mariano Rajoy de quien no percibi¨® una firme voluntad de aplicar el 155, pero s¨ª ciertas imprecisiones que le desagradaron. Urkullu le envi¨® un mensaje el 20 de septiembre de 2017 en el que le planteaba un cambio en el modelo de Estado. El presidente del Gobierno le contest¨® con un escueto ¡°mientras vosotros aguant¨¦is ah¨ª¡±, respuesta que para Urkullu resultaba escasa.
La comunicaci¨®n con el l¨ªder del Ejecutivo se mantuvo constante, con habituales alusiones a evitar el ya manido art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. Un mensaje del 10 de octubre recurri¨® a una de las grandes aficiones de Rajoy, el f¨²tbol, para explicarle sus pesquisas: ¡°Si se cumple lo que sospecho que puede ser la parte nuclear de la intervenci¨®n de Puigdemont, lo interpretar¨ªa con un s¨ªmil futbol¨ªstico: en lugar de juego vertical y pase hacia adelante, es un pase lateral en horizontal que alguno interpretar¨¢ como un pase hacia atr¨¢s¡±.