¡°Los escraches no existen jur¨ªdicamente¡±
Las protestas junto a la casa de Iglesias y Montero reabren el debate sobre los l¨ªmites del derecho de manifestaci¨®n, mientras Podemos diferencia estas acciones de las realizadas en la crisis econ¨®mica
?Actos de acoso o un ejercicio de la libertad de manifestaci¨®n? Esa es la gran pregunta que vuelven a poner sobre la mesa las concentraciones diarias que se suceden frente al domicilio de Pablo Iglesias e Irene Montero. Con los escraches organizados durante la crisis econ¨®mica a¨²n en la memoria, Podemos insiste en que estas movilizaciones no tienen nada que ver con las de hace casi una d¨¦cada.
Entre otros argumentos esgrimidos para marcar distancias,...
?Actos de acoso o un ejercicio de la libertad de manifestaci¨®n? Esa es la gran pregunta que vuelven a poner sobre la mesa las concentraciones diarias que se suceden frente al domicilio de Pablo Iglesias e Irene Montero. Con los escraches organizados durante la crisis econ¨®mica a¨²n en la memoria, Podemos insiste en que estas movilizaciones no tienen nada que ver con las de hace casi una d¨¦cada.
Entre otros argumentos esgrimidos para marcar distancias, seg¨²n consta en una de las denuncias presentadas por la pareja, se subraya que estas concentraciones ante su casa ¡°no son una protesta pol¨ªtica¡±, sino una muestra ¡°de animadversi¨®n personal y de odio¡± que provoca una ¡°grave alteraci¨®n de su vida cotidiana¡± ¡ªy la de sus tres hijos menores¡ª y que presentan una ¡°perseverancia en el tiempo¡±. Estos factores, repite Podemos, convierten estas movilizaciones en delitos de ¡°acoso¡± y ¡°coacci¨®n¡±, a diferencia de los escraches ¡°puntuales¡± que persegu¨ªan objetivos concretos, como frenar los desahucios.
Uno de los m¨¢s conocidos fue el que sufri¨® la entonces vicepresidenta Soraya Sa¨¦nz de Santamar¨ªa (PP) en 2013, cuando un grupo de m¨¢s de 200 personas se concentr¨® durante 20 minutos frente a su domicilio. Dentro estaban tambi¨¦n su madre, su marido y su beb¨¦. Pese a que la Fiscal¨ªa defend¨ªa que se cometi¨® un delito de coacci¨®n, la Audiencia Provincial de Madrid archiv¨® la causa al entender que esa acci¨®n no era m¨¢s que ¡°un mecanismo ordinario de participaci¨®n democr¨¢tica de la sociedad civil y expresi¨®n del pluralismo¡±. Eso s¨ª, los jueces destacaban en su resoluci¨®n que no se hab¨ªa producido ning¨²n tipo de violencia y que, aunque se hab¨ªa impedido a la familia ¡°hacer lo que quer¨ªa¡±, ¡°la gravedad de la injerencia en la libertad se ve matizada por el escaso tiempo en que se produjo la referida circunstancia¡±. Entre los participantes se encontraba Jorge Verstrynge, pr¨®ximo a Podemos.
Joaqu¨ªn Ur¨ªas, profesor de Derecho de la Universidad de Sevilla, insiste en que ¡°los escraches no existen jur¨ªdicamente¡±. ¡°Son un ejercicio del derecho de manifestaci¨®n contra determinada persona pol¨ªtica en momentos de su vida privada¡±, explica. ¡°Habr¨¢ que ver caso por caso. Pero, en mi opini¨®n, rozan el l¨ªmite. El derecho de manifestaci¨®n est¨¢ para otra cosa, para discutir en el ¨¢mbito pol¨ªtico. Cualquier acto que intimide a una persona que est¨¢ ejerciendo su vida ¨ªntima creo que se sale un poco. Una manifestaci¨®n constante y organizada ante la casa de cualquier pol¨ªtico no tiene por objetivo la protesta pol¨ªtica, sino dificultar su vida privada. Y creo que eso no est¨¢ amparado por la Constituci¨®n¡±.