El Gobierno extrema la seguridad preocupado por el acoso a ministros
El Ejecutivo refuerza el dispositivo sobre Iglesias y se prepara para un oto?o caliente
El Gobierno se toma muy en serio el acoso a Pablo Iglesias e Irene Montero, que no ve como algo puntual sino perfectamente organizado y fruto de un ambiente pol¨ªtico alentado por la extrema derecha. El Ejecutivo extrema la seguridad preocupado por los hostigamientos ¡ªse ha reforzado el dispositivo en casa de la familia Iglesias, aunque ya se hab¨ªan aumentado los controles otras veces sin lograr frenar el acoso¡ª y se prepara para un oto?o caliente en el que Interior ya est¨¢ haciendo mucho trabajo de inteligencia a fin de detectar movimientos en grupos de extrema derecha, seg¨²n fuentes del Gobierno.
La situaci¨®n est¨¢ a¨²n bajo control, seg¨²n fuentes del Ejecutivo, pero es ¡°preocupante¡± el movimiento de acoso que se detecta especialmente con Iglesias, aunque tambi¨¦n con otros ministros, y el ambiente de odio que se percibe en los grupos de extrema derecha y se refleja en las redes sociales. De hecho, la mayor¨ªa de los ministros este verano han alterado sus costumbres y evitan todo lo que pueden zonas p¨²blicas, aunque nadie ha llegado al nivel sufrido por la familia Iglesias-Montero, con acoso diario en su casa y en el discreto pueblo de Asturias que eligieron para descansar y decidieron abandonar antes de tiempo.
El calvario que est¨¢ viviendo la familia Iglesias en su domicilio, y que ha continuado a su regreso a Madrid, tiene dif¨ªcil soluci¨®n, seg¨²n fuentes del Ejecutivo. La casa est¨¢ en una urbanizaci¨®n abierta, sin ninguna limitaci¨®n para acceder a la zona. Ni es un piso, ni una urbanizaci¨®n cerrada, donde resultar¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil controlar la entrada y salida. Es por tanto el lugar m¨¢s sencillo para el grupo de acosadores que cada d¨ªa se plantan cerca de la vivienda con sus cacerolas y su megafon¨ªa a todo volumen para molestar a la familia y exigirles a gritos que se vayan de Espa?a.
La Guardia Civil ha limitado el acceso a la calle donde est¨¢ la vivienda y a veces pide documentaci¨®n a las personas que acuden a la zona para hacer caceroladas y lanzar todo tipo de insultos. Pero resulta complicado impedir su acceso, seg¨²n fuentes del Ejecutivo, porque algunos vecinos tambi¨¦n se quejan de estos controles para entrar a sus viviendas. Adem¨¢s, los agentes han realizado atestados que se han trasladado al juzgado y tanto Iglesias como Montero han presentado denuncias contra personas concretas que acuden cada d¨ªa, entre ellas una concejal de Vox en Galapagar. Sin embargo, la juez encargada las ha desestimado, lo que deja a las fuerzas de seguridad sin mucho margen para seguir actuando.
Aun as¨ª, despu¨¦s de la pol¨¦mica creada por el hecho de que la familia suspendiera sus vacaciones en Asturias, se han reforzado los controles y el lunes la Guardia Civil se mostr¨® mucho m¨¢s estricta a la hora de limitar el acceso de los acosadores a la zona donde est¨¢ la vivienda, porque las protestas continuaban. ¡°Cuando volvieron a Galapagar, parec¨ªa que los estaban esperando, porque se enteraron r¨¢pido y les montaron otro acoso¡±, se?alan fuentes de Unidas Podemos.
El diputado de la formaci¨®n Erique Santiago, cuya familia es propietaria de la casa en Asturias donde intentaron descansar Iglesias y Montero, asegur¨® que la Fiscal¨ªa ¡°no hace nada¡± y deber¨ªa actuar de oficio. La Fiscal¨ªa General se?al¨® el mi¨¦rcoles a EL PA?S que no se le ha informado de estos incidentes a trav¨¦s de ninguna de las tres v¨ªas habituales que le permiten emprender acciones: una denuncia de un particular, un atestado policial o a trav¨¦s del conocimiento directo por parte del fiscal.
Fuentes del ministerio p¨²blico recordaron, adem¨¢s, que no puede abrir diligencias si un juzgado ya se encuentra investigando unos hechos. Iglesias y Montero han hecho sus denuncias en Galapagar, sin acudir a la Fiscal¨ªa General. ¡°Si se nos remitiera algo, se investigar¨ªa. Pero, desde luego, la Fiscal¨ªa no est¨¢ inactiva contra cualquier conducta que pudiera atentar contra una instituci¨®n o miembros de las instituciones¡±, insisten esas mismas fuentes, que detallan que, por ejemplo, se inici¨® una investigaci¨®n por el acoso al juez Pablo Llarena, instructor del proc¨¦s, tras recibir denuncias y atestados policiales sobre los hechos.
Adem¨¢s de la familia Iglesias-Montero, otros ministros tambi¨¦n han sufrido el acoso de la extrema derecha en sus viviendas, como el de Fomento, Jos¨¦ Luis ?balos. En este agosto, para evitar problemas, la mayor¨ªa ha elegido zonas tranquilas o incluso ha decidido no salir de sus casas de descanso. Y el oto?o se augura a¨²n m¨¢s complicado, seg¨²n los c¨¢lculos de Interior. Fuentes del ministerio insisten en que la situaci¨®n est¨¢ bajo control y las fuerzas de seguridad tienen planes para todo tipo de escenarios.
Lo cierto es que la situaci¨®n actual es muy inusual, hac¨ªa muchos a?os que la extrema derecha en Espa?a no supon¨ªa un problema. Y en oto?o, con el ambiente adem¨¢s calentado pol¨ªticamente por una moci¨®n de censura que ha registrado Vox y con la crisis econ¨®mica en su epicentro, las cosas pueden empeorar. Por eso, Interior ha dise?ado planes y est¨¢ desplegando una intensa labor de inteligencia para tener bajo control cualquier movimiento de grupos extremistas que pueda generar problemas.
Pol¨¦mica por el ¡°jarabe democr¨¢tico¡±
Estos d¨ªas varios pol¨ªticos, incluida la ministra de Defensa, Margarita Robles, han recordado las palabras de Pablo Iglesias en 2013, cuando calific¨® los escraches que entonces se hac¨ªan a algunos miembros del Gobierno del PP de ¡°jarabe democr¨¢tico¡±. ¡°Todos los escraches son malos¡±, se?al¨® Robles. Dirigentes de Podemos niegan rotundamente que lo que se le est¨¢ haciendo a la familia Iglesias pueda ser considerado un escrache. En 2013, cuando Iglesias pronunci¨® esas palabras, eran frecuentes los abucheos o protestas a pol¨ªticos en actos p¨²blicos, en la calle. Y en ocasiones puntuales tambi¨¦n llegaron hasta las casas familiares, como la de la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Fuentes de Podemos insisten en que esto no se parece en nada a un escrache: es un acoso continuado de cuatro meses, y no una protesta por nada concreto, sino solo mensajes de odio y gritos para que abandonen el pa¨ªs. Y, por tanto, rechazan la comparaci¨®n.
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