Golpe a la ¡®mafia de las setas¡¯
El mercado negro de los hongos de Soria mueve miles de kilos y cientos de trabajadores irregulares al margen de los controles y las licencias
A Alex casi le da un infarto. ¡°?Qu¨¦ susto!¡±, exclama este hombre de nacionalidad rumana en un pinar de Torralba del Burgo (Soria, 16 habitantes). No imaginaba visitas entre resbaladizas ac¨ªculas al margen de unas pistas forestales a varios kil¨®metros de la civilizaci¨®n mientras ¨¦l y tres acompa?antes recogen setas. El recolector, que viste ch¨¢ndal negro y gorra del rev¨¦s, tardar¨¢ en calmarse antes de ense?ar una licencia en regla. Sus ojos oscuros muestran temor en un mediod¨ªa soleado. En la mano derecha porta una navaja; la izquierda agarra una cuerda con un sistema de tres cajas de madera en...
A Alex casi le da un infarto. ¡°?Qu¨¦ susto!¡±, exclama este hombre de nacionalidad rumana en un pinar de Torralba del Burgo (Soria, 16 habitantes). No imaginaba visitas entre resbaladizas ac¨ªculas al margen de unas pistas forestales a varios kil¨®metros de la civilizaci¨®n mientras ¨¦l y tres acompa?antes recogen setas. El recolector, que viste ch¨¢ndal negro y gorra del rev¨¦s, tardar¨¢ en calmarse antes de ense?ar una licencia en regla. Sus ojos oscuros muestran temor en un mediod¨ªa soleado. En la mano derecha porta una navaja; la izquierda agarra una cuerda con un sistema de tres cajas de madera en proceso de llenarse de n¨ªscalos. Otro compatriota observa, receloso, sin parar de faenar, y sin mostrar su permiso. El grupo dice proceder de Aranda de Duero (Burgos). Una vez concluida la vendimia, acuden a los montes sorianos, como tantos otros inmigrantes, para ganarse ¡°un trozo de pan¡± con las setas. Esa autorizaci¨®n, que vale 300 euros anuales, consiente la obtenci¨®n y venta de 50 kilos diarios de hongos. Muchos menos de los que cuatro personas pueden hallar durante una jornada. Les pagan aproximadamente un euro por kilo.
Dos coches de matr¨ªcula rumana se hallan aparcados al borde del camino. Pronto aparece Marius, que cumple 39 a?os ese mismo d¨ªa. A este hombre, amabil¨ªsimo, delgado, de pelo negro, lo acompa?an tres familiares, entre ellos un chaval espigado. Marius asegura que proceden de Bucarest pero llevan varios a?os en Espa?a, en Alicante y Granada. Tambi¨¦n muestra una ¨²nica autorizaci¨®n, en regla, junto a un veh¨ªculo con bastantes cajas de n¨ªscalos. Recalca que recolecta para subsistir y critica que hay furgonetas organizadas que esquilman los terrenos. ¡°No hablo con ellos, no quiero problemas¡±, gesticula. Justo entonces una furgoneta azul destartalada surca la senda y sortea profundos charcos que impiden que un veh¨ªculo normal pueda seguir su rastro para intentar hablar con ellos. Toca retroceder y seguir recorriendo parajes donde, junto a los hongos, brota un mercado negro donde los inmigrantes ocupan el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil: su cosecha la compran, a precios ¨ªnfimos, intermediarios que las colocan en el mercado como si procediesen de recolectores en regla.
Soria tiene en los hongos un recurso econ¨®mico de gran valor tur¨ªstico: en circunstancias normales llenar¨ªa casas rurales, restaurantes o ferias dedicadas a este manjar. Castilla y Le¨®n expidi¨® 64.000 permisos en 2019; 2020 supera los 70.000, con unos 40.000 solo en Soria. Los locales critican que tanto espa?oles como extranjeros emplean recurrentemente licencias recreativas, que solo autorizan cinco kilos diarios, para efectuar recolecciones indiscriminadas. As¨ª comienza una secuencia que deja setas ilegales en restaurantes y comercios. La sorpresa emerge cerca de San Esteban de Gormaz, a 25 kil¨®metros. Ah¨ª aparece un convoy de la Guardia Civil: tres veh¨ªculos oficiales, escalonados, custodian cuatro furgonetas, entre ellas la azul antes citada, y un coche plateado. El convoy de guardias y recolectores da media vuelta hasta Soria, donde los agentes almacenan los veh¨ªculos interceptados y su carga. Un control en Langa de Duero, lindante con Burgos, ha permitido decomisar 1.316 kilos de n¨ªscalos, la mayor aprehensi¨®n de la temporada dentro de la Operaci¨®n Espora, e identificar a 30 personas, todas rumanas.
La desolaci¨®n los embarga. Puscasu Varga ronda el llanto: ¡°?Por qu¨¦ nos quitan el coche?¡±. Acepta que le quiten el exceso de hongos, pero quedarse sin medio de transporte frustra que sigan recogiendo setas hasta que paguen una multa cuando les notifiquen la sanci¨®n. Su colega Serban Helut exhibe, indignado, varios permisos. El problema es que son simples licencias recreativas. Doble disgusto: tambi¨¦n los han sancionado, pues proceden de Arag¨®n y han quebrantado el confinamiento.
Las irregularidades en el negocio de las setas no acaban en los recolectores furtivos. Javier Andr¨¦s, de la asociaci¨®n micol¨®gica de Navaleno (775 habitantes), critica que los intermediarios locales explotan a los inmigrantes. Dos socios, uno espa?ol y otro rumano, fueron detenidos en 2015 en Canicosa de la Sierra (Soria), por hacinar a 200 extranjeros y someterlos a condiciones laborales leoninas. Jos¨¦ Antonio Vega, al frente del colectivo Montes de Soria, cuestiona los escr¨²pulos de algunos empresarios, a quienes les acusa de sentir indiferencia hacia el bienestar del campo.
Los seteros habituales comprenden que haya quien intente sobrevivir gracias a los hongos, pero censuran su poco mimo y la basura que desperdigan los temporeros de la seta. Basta con pasear por el bosque para constatarlo. Conchi Piedra, de 67 a?os, camina en el ¨¢rea del Amogable para, con visi¨®n y pulso de cirujano, coger boletus. La acompa?a Manolo Torre, de 68, que bromea: ¡°A veces hay tanta gente que parece la Gran V¨ªa¡±. Pero no todos tienen la misma ¨¦tica, plantea Piedra: ¡°Nosotros respetamos el monte; a los de fuera les da igual¡±.
Salduero (143 habitantes) es una de tantas poblaciones donde abundan las cestas de mimbre. Blanca Andr¨¦s ha transformado su garaje en un almac¨¦n al que acuden los seteros para que ella distribuya su cosecha. All¨ª se acercan dos agentes del Seprona, que, tras describir su trabajo mientras patrullan extens¨ªsimas comarcas y preguntan a algunos recolectores, tildan de ¡°ocho sobre diez¡± la dificultad de esta labor. Andr¨¦s describe las argucias de los seteros ilegales, que acuden con cantidades sospechosas.
Habla asimismo de furgonetas que, como el cl¨¢sico ¡°melonero¡±, pasan por los pueblos y venden a domicilio. Blanca censura que algunos de sus proveedores le confiesan que otras empresas inflan los datos de compras legales con kilos irregulares. La tertulia transcurre mientras la niebla que emana del Duero al atardecer se mezcla con el humo de las lumbres. Alrededor, un oc¨¦ano de ¨¢rboles de mil tonos amarillentos alberga esas setas que crecen sin saber que su presencia origina mafias y mercados negros en zonas donde dicen que nunca pasa nada.
14 veh¨ªculos interceptados y 3.500 kilos de setas
Pedro Tejada, capit¨¢n de la Guardia Civil en El Burgo de Osma (5.000 habitantes), explica que una norma de Castilla y Le¨®n de 2017 ayud¨® a actuar contra estas ¡°mafias¡±, pues pasaron de poner denuncias administrativas a intervenir la carga y requisar el veh¨ªculo. El a?o pasado interceptaron 24 con 7.500 kilos de hongos; este a?o la pandemia ha mermado las visitas, pero los furtivos no descansan. Van ya 14 veh¨ªculos y 3.500 kilos.
?lvaro Ortego administra una distribuidora micol¨®gica en Navaleno. Solo compra a quienes poseen permisos. Luego etiquetar¨¢ la mercanc¨ªa. La trazabilidad es clave: ¡°No compro setas sin licencia¡±. Su establecimiento deja en la zona unos 100.000 euros por temporada, calcula. Se enerva al hablar de la riqueza perdida por culpa de empresarios que burlan la norma y se llevan los hongos a Arag¨®n, La Rioja o Madrid. Tambi¨¦n le indignan los sorianos que hacen trampas. A los recolectores extranjeros, asegura que ni los atiende.