M¨¢s de 24 horas encerrados en el coche: ¡°No podemos hacer nada y esto va a m¨¢s¡±
El temporal ¡®Filomena¡¯ deja atrapados durante la noche del viernes a centenas de conductores en las carreteras madrile?as. Los servicios de Emergencias ya han rescatado a todos durante este s¨¢bado
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La nieve que ha tra¨ªdo Filomena ha congelado las vidas de miles de personas en Madrid. Los atrapados en las carreteras se han contado por ci...
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La nieve que ha tra¨ªdo Filomena ha congelado las vidas de miles de personas en Madrid. Los atrapados en las carreteras se han contado por cientos, casi 1.500 personas han pasado la noche del viernes al s¨¢bado sin comida, sin ropa adecuada y dentro de sus veh¨ªculos, algunos con calefacci¨®n y otros, casi sin gasolina, teniendo que dosificarla. Se han vivido situaciones de nervios, alg¨²n caso de hipotermia, mucho cansancio y una buena dosis de estr¨¦s. Tambi¨¦n casos de solidaridad. El drama une, a pesar de que la frialdad de los n¨²meros reflejen una realidad paralela. La presidenta de la regi¨®n, Isabel D¨ªaz Ayuso, le ha quitado hierro a la odisea de estas personas este s¨¢bado en Onda Cero, cuando se contabilizan 1.500 atrapados por la nevada. ¡°En una poblaci¨®n de casi siete millones, bueno¡ pues tampoco es mucho, ?no?¡±. Los servicios de mergencias, incluida la Unidad Militar de Emergencias (UME), no han parado de realizar rescates durante este s¨¢bado y ya no queda ninguna persona atrapada en las carreteras.
La situaci¨®n durante la noche lleg¨® a ser dram¨¢tica. Unas 50 personas aguardaban un rescate este s¨¢bado por la tarde varadas en sus coches en el t¨²nel de la M-30. Quedaron atrapados sobre las 18.30 del viernes cuando intentaban usar una de las salidas m¨¢s empinadas, la de la A-3 direcci¨®n Valencia. La ayuda les ha llegado a cuentagotas. Una botellita de agua a las 4.00 de la madrugada y unas magdalenas y chocolate a las 10.00 de la ma?ana. Poco m¨¢s para echarse a la boca. Giovanna Alfaro, de 58 a?os, se refugi¨® en su Peugeot. ¡°Por fortuna ten¨ªa suficiente gasolina para usar a ratos la calefacci¨®n. Hay gente que se ha quedado sin dep¨®sito¡±, narr¨® desde el t¨²nel a las 16.00 del s¨¢bado. Estaba volviendo a su casa en Arganda del Rey despu¨¦s de terminar su turno como vigilante de seguridad en un edificio de la Castellana. Cuando se qued¨® atrapada, avis¨® a su hija Carolina y se puso a leer, ¡°congelada y agotada¡±.
24 horas despu¨¦s, empezaron las buenas noticias. ¡°Han llegado los bomberos en un 4x4 y nos han comenzado a sacar¡±. La llevaron a un hotel NH cercano, cerca de Madrid R¨ªo. Hab¨ªa comenzado el rescate tras una noche de pel¨ªcula. Ella fue una de las primeras en salir por su edad. Una portavoz del ¨¢rea de Emergencias del Ayuntamiento, del que depende la gesti¨®n de la M-30, asegura que los varados en la M-30 son los ¡°¨²ltimos coches atrapados¡±. La UME estuvo trabajando toda la noche. ¡°En general la gente ha reaccionado con calma. Ya de madrugada estaban cansados y nerviosos, pero eran conscientes de que se trataba de una situaci¨®n extraordinaria¡±, explica el capit¨¢n David Valverde, cuya unidad, formada por 130 militares y 55 veh¨ªculos, estaba alertada desde mediod¨ªa.
Pero la noche quedar¨¢ para el recuerdo. Alfaro vio c¨®mo los sanitarios se llevaron a un hombre con hipotermia y a una familia con ni?os. Otro se?or baj¨® por la rampa lateral del t¨²nel para unirse a ellos. Buscaba un lugar m¨¢s caliente para pasar la noche porque no pod¨ªa mover su coche en medio de la A-3 y estaba congelado. Por suerte, entre ellos se encontraba una sanitaria municipal que iba en su veh¨ªculo. ¡°Una chiquita del Samur, que iba con su uniforme y todo, ha estado coordinando y ayud¨¢ndonos. Ten¨ªa con ella mantas el¨¦ctricas y le puso una al se?or¡±, cuenta.
Tambi¨¦n pasaron una odisea de 24 horas los 36 pasajeros de un autob¨²s de Alsa que llegaba a Madrid procedente de Granada. Cuatro horas despu¨¦s de salir de la ciudad andaluza, el veh¨ªculo qued¨® atrapado cuesta arriba en una pendiente sobre la E-5 en la Autov¨ªa del Sur a la altura del municipio madrile?o de Sese?a, a unos 50 kil¨®metros de la capital. Louisa Engl L¨®pez lo vivi¨® como una aut¨¦ntica pesadilla. ¡°De pronto hemos visto que nuestro autob¨²s ni siquiera ten¨ªa cadenas de nieve¡±. Ella y su pareja iban a Madrid porque hab¨ªan encontrado trabajo. Ante las previsiones meteorol¨®gicas, llamaron a la empresa de autobuses, pero les dijeron que el viaje no se hab¨ªa cancelado. Y decidieron montarse en el autob¨²s.
¡°A las 7 de la ma?ana han entrado dos chicos que iban en un coche de al lado. Su auto qued¨® completamente parado y congelado¡±, cuenta. ¡°Por suerte ten¨ªan dos botellas grandes de agua y comenzaron a darnos a todos¡±. De esa manera, empez¨® una especie de picnic improvisado. Una se?ora sac¨® la comida que llevaba en la maleta para su madre y empez¨® a repartir. El hambre arreciaba. A pocos metros, otro autob¨²s de Alsa, procedente tambi¨¦n de Granada, viv¨ªa la misma situaci¨®n, pero con un final diferente. El primero lleg¨® a su destino a las 17.00 de la tarde, tras 24 horas de viaje, y el segundo segu¨ªa esperando ayuda 27 horas despu¨¦s.
No muy lejos de all¨ª las historias se repet¨ªan. 2,3 kil¨®metros en 12 horas. Es lo que recorri¨® C¨¦sar Mart¨ªn Garc¨ªa, 50 a?os, conductor de uno de tantos veh¨ªculos atrapados en la M-50 de Madrid por el temporal Filomena. ¡°Me quedan a¨²n nueve kil¨®metros hasta casa, aqu¨ª no vino nadie hasta esta ma?ana a las 10.15 que apareci¨® la Guardia Civil por si necesit¨¢bamos algo¡±, explic¨® por la ma?ana, cuando todav¨ªa le quedaba un buen trecho para llegar a casa. ¡°No podemos hacer nada, salvo desbloquear las ruedas de vez en cuando para poder seguir avanzando lo que se pueda, pero se ve que esto va a m¨¢s¡±, dec¨ªa entonces, con relativo buen ¨¢nimo. Todav¨ªa ten¨ªa unas cuantas horas por delante. Su pesadilla dur¨® 18 horas: sali¨® el viernes a las 20.00 del trabajo y consigui¨® abrir la puerta de su casa, donde le esperaban sus cinco hijos, a las 14.00 de este s¨¢bado.
Cuenta que la madrugada se hizo eterna. Sali¨® del aparcamiento de su trabajo en Villalba y lleg¨® al atasco interminable hacia las 21.40. Ah¨ª comenz¨® la aventura. Cada cierto tiempo sal¨ªan de sus veh¨ªculos para estirar las piernas y retirar un poco de nieve. Se puso a prueba la paciencia de los conductores, que empezaron a relacionarse entre ellos, a preguntarse c¨®mo estaban. ¡°Ninguno necesitaba medicaci¨®n ni nada, salvo una ni?a en un coche un poco m¨¢s atr¨¢s que era diab¨¦tica como yo. Me he acercado a darle unos caramelos, yo siempre llevo de repuesto¡±, relataba.
Las llamadas a Emergencias (112) se intensificaron, como el fr¨ªo, pero la respuesta siempre era la misma: ¡°Estamos desbordados, cuando podamos acudiremos, permanezcan en sus veh¨ªculos¡±. Por la ma?ana, vieron pasar con cierta envidia una m¨¢quina quitanieves en sentido contrario por la calzada central, completamente nevada.
C¨¦sar, por suerte, fue previsor. Cuando le dejaron salir del trabajo, una hora y media antes del final de su turno, fue a una gasolinera, llen¨® el dep¨®sito y se compr¨® dos s¨¢ndwiches ¡°por si acaso¡±. Uno de ellos acab¨® d¨¢ndoselo a la pareja del coche de al lado: ¡°Llevaban una ni?a y un perro, pobres¡±, dec¨ªa C¨¦sar. Los alimentos empezaron a escasear y los dep¨®sitos de gasolina, a descender. Algunos, de hecho, se montaron en los coches vecinos.
Rub¨¦n Garc¨ªa D¨ªaz, de 28 a?os, no estuvo 18 horas pero s¨ª 13 atrapado en su coche, en la v¨ªa de servicio de la A-3 a la altura de Valdeming¨®mez (en el sureste de Madrid), y con la calefacci¨®n ¡°a tope¡±. ?l se qued¨® bloqueado mientras volv¨ªa a su casa despu¨¦s de que la fuerte nevada dejara intransitables las carreteras hacia la capital. Garc¨ªa trabaja como t¨¦cnico en cuidados auxiliares de enfermer¨ªa en una residencia de mayores en Rivas. Empez¨® su turno a las 15.00 cuando ¡°las carreteras estaban en buen estado¡±. Unas horas despu¨¦s, los copos de nieve cubrieron el asfalto haci¨¦ndolo intransitable.
Garc¨ªa no se enter¨® del estado de la carretera hasta las 22.00 del viernes, cuando pretend¨ªa marcharse a casa. ¡°Cuando salimos miramos por Internet y dec¨ªan que las mayores complicaciones estaban en la M-40 y en la M-30, mientras que por el resto de carreteras se pod¨ªa circular con precauci¨®n. Al no haber m¨¢s informaci¨®n sobre el estado de la A3 me decid¨ª a coger el coche¡±, ha contado este s¨¢bado. La decisi¨®n fue nefasta, porque le fue imposible recorrer los 10 kil¨®metros que le separaban de su casa, en Ensanche de Vallecas.
A pesar de que ten¨ªa cadenas para su coche Ford Focus ¡°no hab¨ªa manera de subir¡±. ¡°Es una pendiente y nos qued¨¢bamos todos deslizando¡±, recuerda. Las primeras ayudas llegaron sobre la medianoche, cuando la Protecci¨®n Civil ofreci¨® a los conductores llevarlos hasta Rivas. ¡°Era la ¨²nica opci¨®n que nos daban. Dejar el coche y pagarnos un hotel¡±. Pero en ese momento todav¨ªa reinaba la esperanza y muchos, como ¨¦l, decidieron quedarse en el coche. Mala opci¨®n. A las 2.00 de la ma?ana, algunos agentes de la Guardia Civil se acercaron para decirles que hab¨ªa que esperar, que no iba a pasar todav¨ªa la m¨¢quina quitanieves: ¡°No nos han dado ni mantas, ni agua, ni nada¡±, lamenta. Ante esa situaci¨®n, una nueva disyuntiva, a¨²n m¨¢s dram¨¢tica: quedarse dentro de los coches o echarse a andar hasta la estaci¨®n de metro de Rivas. Cinco kil¨®metros en la oscuridad, en mitad del temporal y con la nieve cada vez m¨¢s virgen, m¨¢s blanda, m¨¢s impracticable.
Hambriento y sin nuevas noticias, Garc¨ªa decidi¨® dejar el coche. Tuvo suerte. En el camino, una patrulla de la Guardia Civil se acerc¨®. ¡°Me recogieron por casualidad. Estaba en medio de la nada¡±.
Con informaci¨®n de Patricia Ortega, Patricia Gos¨¢lvez, Fernando Peinado, Miguel Gonz¨¢lez, Elisa Tasca, Diego Estebanez.