¡°La gente ha reaccionado con calma, pese al cansancio tras toda la noche atrapada en la carretera¡±
El capit¨¢n Valverde, jefe del operativo de la UME ante la nevada en Madrid, elogia la respuesta ciudadana
¡°En general, la gente ha reaccionado con calma. Es verdad que, ya de madrugada, despu¨¦s de tantas horas, estaban cansados y nerviosos, pero eran conscientes de que se trataba de una situaci¨®n extraordinaria¡±. El capit¨¢n David Valverde, zaragozano de 34 a?os, destinado en el primer batall¨®n de la Unidad Militar de Emergencias (UME), con base en Torrej¨®n de Ardoz (Madrid), es el jefe del Subgrupo T¨¢ctico que, durante toda la noche del viernes al s¨¢bado, ha luchado por desbloquear el tap¨®n provocado por la gran nevada en las carreteras de Madrid.
Su unidad, formada por 130 militares y 55 veh¨ªculos, estaba alertada desde el mediod¨ªa, ante las alarmantes previsiones meteorol¨®gicas. Pero no fue hasta cerca de la medianoche, tras la petici¨®n de la Comunidad de Madrid, cuando se recibi¨® la orden de salida: primero lo hizo la patrulla de reconocimiento y, 45 minutos despu¨¦s, cuatro columnas que se dirigieron a otros tantos puntos de las autopistas A4 y A5.
Lo que se encontraron all¨ª fueron decenas veh¨ªculos bloqueados por la nieve, la gran mayor¨ªa sin cadenas, algunos cruzados en la calzada y otros patinando al intentar subir una rampa. Un atasco de varios kil¨®metros, mientras arreciaba la nevada.
La primera tarea de los militares fue tranquilizar a los conductores atrapados y ofrecerles su ayuda. Luego, intentar despejar un carril para que pudieran llegar las m¨¢quinas quitanieves. Para ello contaban con una gr¨²a, equipos de ingenieros, minim¨¢quinas e incluso un Transporte Oruga Acorazado (TOA) de cadenas, como los que usan las tropas de monta?a, aunque m¨¢s de una vez tuvieron que echar pie a tierra y despejar el paso quitando la nieve con palas.
No fue necesaria ninguna evacuaci¨®n urgente, aunque se dieron casos delicados, como el de un diab¨¦tico o un lactante que llevaban horas sin alimentarse. Algunos coches se quedaron sin bater¨ªa y otros sin combustible pero, pese a la tensi¨®n, no hubo ataques de ansiedad ni conatos de peleas. En la oscuridad, como espectros, se ve¨ªa a conductores caminar con un bid¨®n en la mano buscando la gasolinera m¨¢s cercana.
Ya de madrugada, los veh¨ªculos que pod¨ªan avanzar por el carril que se iba abriendo comenzaron a moverse, mientras que los restantes se apartaban a un lado para no entorpecer el paso. Los todoterreno de la UME trasladaron a quienes no pod¨ªan mover sus veh¨ªculos a unos albergues improvisados, como el montado en la sede de Telef¨®nica en la M-40, donde se distribuy¨® agua, comida y mantas. Fue en un tramo de la M-40, entre la A5 y la A1, donde se dio la situaci¨®n m¨¢s complicada, aunque el tap¨®n m¨¢s duradero fue el de la A4, explica el capit¨¢n Valverde.
Es primera hora de la tarde del s¨¢bado y el jefe del Subgrupo T¨¢ctico de la UME espera el relevo para poner fin a una jornada de 16 horas. Pese a lo dura que ha sido la noche, asegura que no se le ha hecho larga, porque, ¡°cuando trabajas a destajo, el tiempo se pasa muy r¨¢pido¡±. Se muestra orgulloso de sus hombres y reconoce que nunca hab¨ªa visto una nevada igual, aunque agrega que, con la informaci¨®n que les dieron al salir de la base y la que les transmiti¨® la patrulla de reconocimiento, sab¨ªan a lo que se enfrentaban. La operaci¨®n Tormentas Invernales Severas (TIS), como la ha bautizado Defensa, acaba de empezar: han llegado a Madrid refuerzos de los batallones de la UME en Le¨®n y Zaragoza y se ha ampliado a Albacete. Pero el capit¨¢n Valverde ya ha cumplido su misi¨®n: amortiguar el primer golpe.
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