Aznar y Rajoy, ni remota idea
Los expresidentes del Gobierno niegan de forma rotunda que haya existido jam¨¢s una contabilidad paralela en el PP
Hace mucho tiempo que en la planta s¨¦ptima de G¨¦nova 13 no se hacen fiestas de antiguos alumnos. Los exdirigentes del PP, como es p¨²blico y notorio, no se llevan bien. Lo que la victoria uni¨®, la derrota fue separando, y donde antes hubo afecto ahora existe algo muy parecido a lo contrario. Por el juicio de los papeles de B¨¢rcenas est¨¢ desfilando estos d¨ªas una generaci¨®n de pol¨ªticos cansados, incluidos algunos que ya han estado en la c¨¢rcel y otros que siguen en arresto domiciliario. Solo hay algo que todav¨ªa les une, una causa, un nombre. Luis B¨¢rcenas.
La traici¨®n del extesorero, que desvel¨® hace ya ocho a?os unos papeles que demuestran la existencia de una financiaci¨®n paralela en el PP, ha provocado la llamada a rebato. La consigna es negar la mayor. Cada uno a su estilo, hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar. Pero tan coordinados que a veces ¡ªlos nervios del directo¡ª utilizan las mismas palabras, id¨¦nticas expresiones, como cuando desde la sede de la que ahora Pablo Casado quiere huir se distribu¨ªa cada ma?ana un argumentario que los l¨ªderes peque?os, medianos y grandes recitaban por radios y televisiones. Dijo Dolores de Cospedal el martes ante el tribunal:
¡ªLa caja paralela no existe. No era del PP. Ser¨ªa de esa persona¡
Y Mariano Rajoy declara el mi¨¦rcoles:
¡ªLa caja b no era del PP. Era de B¨¢rcenas.
La jornada se divide en dos partes separadas por una hora para el almuerzo. Por la ma?ana se busca la verdad. O sea, los datos para condenar al menos a los principales acusados, el extesorero Luis B¨¢rcenas y Gonzalo Urquijo, el due?o del estudio de arquitectura que dirigi¨® la reforma de la sede del PP. Por la tarde, en cambio, toca espect¨¢culo. Es lo que tienen los juicios medi¨¢ticos. Lo primero es m¨¢s tedioso, requiere un conocimiento m¨¢s concienzudo del sumario y, para colmo, tiene menos audiencia. Los testigos suelen ser adem¨¢s gente de a pie, una administrativa, una arquitecta de interiores, un contable, un jefe de obra. Ah¨ª se suelen fajar a lo grande el fiscal y la abogada del Estado, que suelen pescar de entre las profundidades de ocho a?os de investigaci¨®n un papel, una firma, un Excel endemoniado que a la postre pueda demostrar que s¨ª, que parte de la remodelaci¨®n de la sede del PP se pag¨® en dinero negro.
Lo segundo ya es harina de otro costal. Es casi seguro que nada de lo que se diga esta tarde influir¨¢ en la sentencia, pero c¨®mo renunciar a llamar como testigos a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y a Mariano Rajoy, nada m¨¢s y nada menos que dos expresidentes del Gobierno, para que vuelvan a decir lo que ya han dicho tantas veces. As¨ª que se abre el tel¨®n telem¨¢tico, porque tambi¨¦n parece haber aqu¨ª una directriz de la vieja c¨²pula del PP para sus dirigentes. Todos desde casa y con la mascarilla puesta. Hasta Aznar, que hace solo unos d¨ªas asisti¨® en loor de multitudes a una universidad privada y se la quit¨® tan tranquilo para una larga entrevista televisiva, comparece con el antifaz bien ajustado desde la soledad de su despacho.
El presidente del tribunal le toma juramento, le pregunta si tiene amistad o enemistad con algunos de los acusados y da paso enseguida a las preguntas de las acusaciones populares, que son las que han pedido su comparecencia. Y ya ah¨ª, desde el principio, Aznar quiere dejar claro que sigue siendo Aznar. Le dice al abogado Ben¨ªtez de Lugo que sabe muy bien qui¨¦n es y de d¨®nde procede, del socialismo de Madrid y de Europa...
¡ªNo hace falta que me haga usted la ficha ¡ªcontesta el letrado sin arrugarse¡ª, sino que conteste a las preguntas.
Lo mismo hace Aznar antes de que el abogado Gonzalo Boye tome la palabra:
¡ªUsted es el abogado de Puigdemont...
El presidente del tribunal decide cortar por lo sano y amonesta al expresidente, cuya declaraci¨®n puede resumirse en una frase: ¡°No tengo la m¨¢s remota idea¡±. La repite varias veces. Es una palabra muy de su gusto. La introdujo en una frase de la que tal vez deber¨ªa avergonzarse ¡ªpor lo injusta que es, por el dolor que provoca¡ª, pero de la que se sigue sintiendo muy orgulloso. La acu?¨® tras la matanza terrorista de 2004, para seguir envolviendo en ella la mentira de su Gobierno durante aquellos tres d¨ªas de marzo: ¡°Los que idearon el 11-M no est¨¢n ni en desiertos remotos ni en monta?as lejanas¡±. Ahora la vuelve a utilizar, para insistir en que la caja b nunca existi¨®, aunque tanto una sentencia del Tribunal Supremo y los propios testimonios de exdirigentes del PP que han pasado por el juicio demuestran la verosimilitud de una contabilidad paralela en G¨¦nova 13. ¡°El tribunal¡±, dijo el Supremo refiri¨¦ndose a una sentencia anterior de la Audiencia Nacional, ¡°cont¨® con prueba de cargo v¨¢lida y suficiente para concluir tanto la existencia de una caja b, o contabilidad extracontable del PP....¡±.
El siguiente en declarar es Mariano Rajoy. Solo necesita cinco minutos para dejar en evidencia a Aznar. Se presenta ante la c¨¢mara sin mascarilla y con una actitud completamente distinta. Tambi¨¦n se ajusta al guion. Su muletilla para negar la existencia de la caja b es la expresi¨®n ¡°absolutamente falso¡±. Sale del trance sin que los abogados de la acusaci¨®n consigan sacarlo de sus casillas. La buena educaci¨®n no tiene que ver con la verdad. Ni con la mentira.
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