La primera de 4.983 v¨ªctimas
Carmen Anguita, de 73 a?os, encabeza la lista de heridos en atentados recogida por el Memorial que ser¨¢ inaugurado en Vitoria
El 29 de julio de 1963 le cambi¨® la vida a Carmen Anguita. Aprendiz de modista de 15 a?os en una sastrer¨ªa de la madrile?a calle Montera, ese d¨ªa su jefa le encarg¨® tramitar un pasaporte para su hija en la oficina cuyas dependencias radicaban en la Direcci¨®n General de Seguridad, en la cercana Puerta del Sol. ¡°Hab¨ªa mucha gente. Sent¨ªa un calor tremendo pese a los ventiladores. Me sent¨¦ en la esquina de un banco de madera cercano al mostrador. De repente, un ruido enorme y una gran llamarada. Una ex...
El 29 de julio de 1963 le cambi¨® la vida a Carmen Anguita. Aprendiz de modista de 15 a?os en una sastrer¨ªa de la madrile?a calle Montera, ese d¨ªa su jefa le encarg¨® tramitar un pasaporte para su hija en la oficina cuyas dependencias radicaban en la Direcci¨®n General de Seguridad, en la cercana Puerta del Sol. ¡°Hab¨ªa mucha gente. Sent¨ªa un calor tremendo pese a los ventiladores. Me sent¨¦ en la esquina de un banco de madera cercano al mostrador. De repente, un ruido enorme y una gran llamarada. Una explosi¨®n me impuls¨® hacia arriba y luego ca¨ª al suelo. Sent¨ª c¨®mo ard¨ªa mi pelo y mi vestido. Qued¨® todo oscuro. Perd¨ª el sentido. Antes pude ver que eran las seis menos diez de la tarde en un reloj de p¨¦ndulo que se par¨®¡±, narra Carmen Anguita hoy, a sus 73 a?os.
Unos minutos despu¨¦s recuper¨® el sentido. ¡°Un se?or me recogi¨® en brazos entre los escombros. Me llev¨® a un patio y me sent¨® en una silla de hierro. Sent¨ªa c¨®mo mi combinaci¨®n de nylon, al derretirse, me quemaba los muslos. Ten¨ªa una pierna deshecha. El hueso se sal¨ªa. Me metieron en un coche y me llevaron a la Cl¨ªnica Montesa. Eran las seis y media al pasar delante del reloj de Cibeles. Desde que entr¨¦ en la cl¨ªnica no recuerdo nada¡±.
Una bomba hab¨ªa estallado junto a ella. Le dej¨® los dedos de los pies abiertos; las piernas, los brazos y la espalda quemados con restos de p¨®lvora que se le incrustaron en la piel, as¨ª como la p¨¦rdida permanente de audici¨®n del o¨ªdo derecho. Los m¨¦dicos declararon su estado grav¨ªsimo, de modo que un cura le dio la extremaunci¨®n. Lo supo cuando se lo contaron su madre y su jefa al despertar.
Carmen Anguita es la primera persona en Espa?a que result¨® herida como consecuencia de un atentado terrorista, seg¨²n se recoge en el Centro Memorial que el 1 de junio abrir¨¢ sus puertas en Vitoria. Encabeza la lista de heridos por terrorismo, que asciende, al menos, a 4.983 personas (no incluye a los fallecidos), se?ala el jefe de investigaci¨®n del Centro para la Memoria de las V¨ªctimas, Gaizka Fern¨¢ndez. En su libro El terrorismo en Espa?a recuerda c¨®mo la vigente Ley de V¨ªctimas del Terrorismo, de 2011, sit¨²a junio de 1960, con el atentado que asesin¨® a la ni?a Bego?a Urroz en San Sebasti¨¢n, como fecha de referencia. Urroz fue v¨ªctima mortal de una bomba del DRIL (Directorio Revolucionario Ib¨¦rico de Liberaci¨®n) y Carmen Anguita fue herida muy grave por la bomba de un grupo anarquista, denominado Defensa Interior, en 1963. Tambi¨¦n sufri¨® lesiones menos graves en el mismo atentado Isabel Pe?a, y hubo otros 35 heridos que no requirieron hospitalizaci¨®n. ETA inici¨® sus atentados mortales en 1968.
En 1963, en pleno franquismo, no exist¨ªa regulaci¨®n legal sobre v¨ªctimas del terrorismo. La democracia no la tuvo hasta 1999 y Carmen Anguita no fue reconocida hasta la ley de 2011. Por tanto, cuando sufri¨® el atentado qued¨® en manos del paternalismo del r¨¦gimen franquista.
Anguita cuenta c¨®mo estando ingresada en la Cl¨ªnica Montesa le entrevist¨® el periodista Jes¨²s Hermida, que le anim¨® a pedir lo que quisiera porque sab¨ªa el impacto que su caso, el de una adolescente, hab¨ªa tenido en la opini¨®n p¨²blica y en el r¨¦gimen. Carmen le hizo caso y pidi¨® un trabajo para su padre, alba?il sin contrato fijo, y un piso para su familia, emigrada de Lopera (Ja¨¦n), que resid¨ªa en una chabola ¡ªconstruida por su padre en los a?os cincuenta¡ª en el barrio vallecano de Palomeras Altas. Su familia viv¨ªa en la pobreza. ¡°Cuidaba de mi hermano peque?o porque mi madre trabajaba de asistenta. Iba a la escuela para comer el queso de bola y beber la leche en polvo¡±, recuerda.
El recuerdo de la bomba
Su petici¨®n tuvo alg¨²n efecto. El director general de Seguridad, Carlos Arias Navarro, en cuyas dependencias los anarquistas pusieron la bomba, y el vicepresidente del Gobierno, Agust¨ªn Mu?oz-Grandes, intentaron visitarla. Al desaconsejarlo los m¨¦dicos, Mu?oz-Grandes la invit¨® a llamarle cuando pudiera, cosa que Carmen hizo en cuanto pudo volver a caminar tras pasar por la Cl¨ªnica Montesa, el Hospital de la Cruz Roja y
un centro privado en la Dehesa de la Villa. Cinco meses despu¨¦s del atentado, consigui¨® un piso de protecci¨®n oficial para su familia junto al campo del Rayo Vallecano.
¡°Mu?oz-Grandes quer¨ªa que estudiara, pero volv¨ª a trabajar porque el piso, aunque era de protecci¨®n oficial, hab¨ªa que pagarlo. Cuando se enter¨® encarg¨® a un subordinado, Jos¨¦ Barranco, que regentaba un centro oficial de estudios, que me pagara 500 pesetas para que estudiara. Cuando se le olvidaba pagarme, volv¨ªa a trabajar. As¨ª estuve hasta 1968¡±, prosigue la mujer. Finalmente, en 1976 ingres¨® en la Administraci¨®n como funcionaria tras aprobar un examen.
Carmen qued¨® psicol¨®gicamente alterada de modo permanente. ¡°Los ruidos me sobrecogen. Me viene a la memoria el de la bomba. La ¨²ltima vez que sent¨ª p¨¢nico fue en mi casa en Vallecas en marzo, la noche del cambio de hora. Unos chicos quemaron motos enfrente y el ruido me hizo recordar al de la bomba. Me sent¨ª aterrada. Llam¨¦ a la polic¨ªa¡±.
El temor a la bomba la ha perseguido. Rehu¨ªa ver la televisi¨®n cuando ETA atentaba. Pero con la explosi¨®n de la calle del Correo de Madrid, que mat¨® a trece personas en septiembre de 1974 ¡ªy que fue cometido junto a la Direcci¨®n General de Seguridad, donde se produjo el suyo¡ª, se sobrepuso y visit¨® en el hospital a una de las v¨ªctimas, una joven andaluza. ¡°Me record¨® a m¨ª. Era muy joven, como yo en 1963. Fui a animarle, a decirle que saldr¨ªa adelante como yo sal¨ª. Los m¨¦dicos me dijeron que no podr¨ªa tener hijos y finalmente los tuve¡±. Carmen Anguita pertenece a la AVT (Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo) y encabeza la lista de los 4.983 heridos que figura en el Memorial de Vitoria.
Atrocidad sobre atrocidad
El atentado del 29 de julio de 1963 en las dependencias de expedici¨®n de pasaportes de la Direcci¨®n General de Seguridad (DGS), en Madrid, fue una atrocidad a la que el r¨¦gimen franquista contest¨® con otra. La brigada pol¨ªtico-social detuvo por dicho atentado a dos anarquistas, Joaqu¨ªn Delgado y Francisco Granado, y un consejo de guerra sumar¨ªsimo los conden¨® a muerte. Ambos eran inocentes de ese acto terrorista. Fueron ejecutados por garrote vil el 17 de agosto de 1963, diecinueve d¨ªas despu¨¦s del atentado. Estaban en Madrid procedentes de Francia, donde resid¨ªan.
Muerto Franco, ya en democracia, los tambi¨¦n anarquistas del grupo Defensa Interior Sergio Hern¨¢ndez y Antonio Mart¨ªn Bellido reconocieron ser los autores de la colocaci¨®n de la bomba en las dependencias de la DGS.
Carmen Anguita, herida grav¨ªsimamente en aquel atentado, conoci¨® tiempo despu¨¦s estos acontecimientos. ¡°Me sigue pareciendo indignante que pagaran quienes no hab¨ªan cometido el atentado. Y me indigna a¨²n m¨¢s que quienes lo cometieron se ufanaran de lo que hicieron. Fue una enorme desfachatez. No tengo palabras para expresar lo que sent¨ª y siento¡±, se?ala.
En octubre de 1963 cambi¨® la direcci¨®n del anarquismo espa?ol y el grupo violento Defensa Interior, de vida muy ef¨ªmera, s¨®lo dos a?os, dej¨® de actuar. Su mayor crimen fue el atentado contra la oficina de pasaportes de la DGS.