Anita Nchama devuelve a su hijo a la tierra de Guinea
La madre de un joven que muri¨® ahogado en Valladolid recauda fondos para darle sepultura en su pa¨ªs de origen
Los grandes ojos negros de la guineana Anita Nchama desprenden tristeza mientras ella cuenta su historia: la de una mujer de 43 a?os cuyo hijo Manas¨¦s, de 21, muri¨® ahogado en el r¨ªo Pisuerga, en Valladolid, el pasado 26 de junio. Una foto del joven, con camisa blanca, preside un peque?o altar en el sal¨®n de un piso humilde, alquilado en un barrio popular de la ciudad, junto a unas flores y sobrios cirios. La mujer, madre soltera, que...
Los grandes ojos negros de la guineana Anita Nchama desprenden tristeza mientras ella cuenta su historia: la de una mujer de 43 a?os cuyo hijo Manas¨¦s, de 21, muri¨® ahogado en el r¨ªo Pisuerga, en Valladolid, el pasado 26 de junio. Una foto del joven, con camisa blanca, preside un peque?o altar en el sal¨®n de un piso humilde, alquilado en un barrio popular de la ciudad, junto a unas flores y sobrios cirios. La mujer, madre soltera, que lleg¨® a Espa?a en 2009, dejando en Guinea a sus dos hijos, y trabaj¨® de sol a sol para poder traerlos por fin hace cuatro a?os, tiene que enterrar ahora a su primog¨¦nito. Lo har¨¢ en su tierra de origen, Guinea Ecuatorial, tras una campa?a para recaudar fondos en la que se han volcado decenas de personas. ¡°Me tranquiliza saber que era tan querido¡±, dice.
El primer sollozo de Nchama llega al recordar aquel 7 de enero de 2017 en el que Manas¨¦s y su hermana aterrizaron en Espa?a. Ocurri¨® tras a?os de separaci¨®n. La mujer hab¨ªa dejado a sus hijos, apenas unos cr¨ªos, en otro continente y hab¨ªa estado pag¨¢ndoles la manutenci¨®n y la educaci¨®n a base de deslomarse en Espa?a, adonde lleg¨® con visado de turista. Los primeros a?os, sin contratos, los pas¨® limpiando casas o cuidando ancianos; despu¨¦s, trabaj¨® en la hosteler¨ªa y por fin consigui¨® traerse a los menores para empezar una nueva vida, con ella como ¡°padre y madre¡±, en Valladolid. Lleva cuatro a?os esperando que le concedan la nacionalidad.
Anita Nchama llora al pensar en cu¨¢ntas madres querr¨ªan hijos como Manas¨¦s (conocido como Iv¨¢n por sus amigos espa?oles): no fumaba, no beb¨ªa, era deportista, estudiaba Ingenier¨ªa de Telecomunicaciones y cuidaba de su hermana, de 17 a?os. Anita toma aire antes de contar c¨®mo supo del ahogamiento: ella estaba en Lleida, recogiendo fruta para seguir pagando religiosamente la renta tras haber perdido el empleo por la pandemia. Ramas¨¦s le hab¨ªa ofrecido pasar el verano con ella, trabajando, pero ten¨ªa que examinarse del carn¨¦ de conducir y se qued¨®. La llamada con la noticia la horroriz¨®. Lleva desde entonces consumida por el dolor y las dudas. ¡°?C¨®mo puede morir alguien sin que nadie lo vea?¡±, se pregunta, pues la versi¨®n policial no aclara por qu¨¦ el joven, que estaba pasando el d¨ªa con unos amigos, se meti¨® en el agua y se ahog¨® sin testigos, m¨¢s a¨²n un chaval de 1,95 metros de estatura, que sab¨ªa nadar y que hab¨ªa recibido propuestas para trabajar de socorrista.
La autopsia indica que falleci¨® por ¡°asfixia mec¨¢nica¡±, pero la familia pide m¨¢s pruebas. Nchama, que ha ido reconstruyendo la jornada con quienes pasaron el d¨ªa con ¨¦l, quiere saber si ocurri¨® algo m¨¢s all¨¢ de un simple accidente.
No quiere venganzas, solo certezas. Y se siente abrumada por la solidaridad de quienes la han ayudado en su empe?o de enterrar a Manas¨¦s en Guinea; entre ellos, los compa?eros del equipo en el que jugaba al f¨²tbol en La Cist¨¦rniga, un pueblo cercano, que organizaron hace d¨ªas un partido para, con donativos del p¨²blico, aportar a la causa. Anita Nchama ha logrado recaudar 10.000 euros y ayer mismo parti¨® con el cuerpo de su hijo para enterrarlo en su pa¨ªs de origen. Su otra hija, hermana de Manas¨¦s, alaba a ¡°la persona m¨¢s tranquila del mundo¡±, un hermano con alma de padre.