El fin de la mentira del 52%
V¨ªctimas de su relato y de su autoenga?o, Esquerra y Junts han seguido priorizando negociar con la CUP cuando el pegamento del ¡®proc¨¦s¡¯ hac¨ªa ya tiempo que hab¨ªa dejado de ser efectivo
La pol¨ªtica catalana lleva meses pareci¨¦ndose a una de esas fiestas que, repleta de excesos, ha acabado hace horas pero que nadie se atreve a finiquitar encendiendo la luz. Los partidos que gobiernan la Generalitat se empe?aron tras las elecciones de febrero en continuar con la ficci¨®n de creer que una mayor¨ªa independentista en el Parlamento, que la hay, se traduc¨ªa inmediatamente en una mayor¨ªa ¡°de Gobierno¡±. Bas¨¢ndose en esta falsedad em...
La pol¨ªtica catalana lleva meses pareci¨¦ndose a una de esas fiestas que, repleta de excesos, ha acabado hace horas pero que nadie se atreve a finiquitar encendiendo la luz. Los partidos que gobiernan la Generalitat se empe?aron tras las elecciones de febrero en continuar con la ficci¨®n de creer que una mayor¨ªa independentista en el Parlamento, que la hay, se traduc¨ªa inmediatamente en una mayor¨ªa ¡°de Gobierno¡±. Bas¨¢ndose en esta falsedad empezaron a negociar los Presupuestos con la CUP, olvidando que en los momentos clave, casi siempre prioriza su alma antisistema por encima de la gobernabilidad. Y obviaron que, en tiempos de pandemia, la necesidad de ofrecer certezas recomendaba mirar hacia partidos cercanos a su modelo social, se llamen comunes o se llamen socialistas.
V¨ªctimas de su relato y de su autoenga?o Esquerra y Junts han seguido priorizando negociar con la CUP cuando el pegamento del proc¨¦s hac¨ªa ya tiempo que hab¨ªa dejado de ser efectivo. Y todo salt¨® por los aires el pasado fin de semana. La falsa e inexistente mayor¨ªa independentista del 52% ha dejado claro que no funciona. Y no solo porque no es real ¡ªsus defensores siempre incluyen en la suma a un PDeCAT que ni si quiera est¨¢ en el Parlament¡ª sino porque los intereses contrapuestos de los integrantes del bloque la hacen inoperativa.
ERC es el primer partido independentista que ha visto que la cantinela del 52% ya no da para m¨¢s. Por este motivo dej¨® a un lado la pureza independentista y corri¨® a buscar a los comunes cuando la CUP le dio portazo. Y no fue a llamar a la puerta del PSC porque los de Aragon¨¨s los ven como el gran rival a batir. Los de Puigdemont, partido en el que nadie sabe qui¨¦n manda, dan rienda suelta a su pulso populista mordiendo la mano a los partidos que se han ofrecido para apoyar las cuentas mientras segu¨ªan alimentando la f¨¢bula del 52%. Los posconvergentes hablan, con impostado horror, del riesgo de que el pacto presupuestario expanda por Catalu?a las pol¨ªticas de Ada Colau. Lo dicen como si la CUP fuese un partido business friendly en lugar de un lobby abonado al no a todo.
Sea como sea, Catalu?a tendr¨¢ presupuestos. Tambi¨¦n un Gobierno incapaz de ponerse de acuerdo en nada importante. No solo las cuentas dividen a sus integrantes, tambi¨¦n la ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat, la mesa de di¨¢logo y aspectos clave como las energ¨ªas renovables. Pero no pasar¨¢ nada. El apego a los cargos, la dependencia de la subvenci¨®n p¨²blica y la incapacidad de imaginarse lejos de posiciones de poder auton¨®mico, pero poder al fin y al cabo¡ª impedir¨¢ que Junts rompa por ahora el Govern. Pero Esquerra ha comenzado a virar. Ya sabe que hay vida m¨¢s all¨¢ del proc¨¦s. De ah¨ª que la pregunta no sea ya si alg¨²n d¨ªa se atrever¨¢ a romper con Junts, sino cu¨¢ndo lo har¨¢. O, lo que es lo mismo, cu¨¢ndo encender¨¢ la luz dejando a la vista los restos de la fiesta.