Feij¨®o se agarra a la econom¨ªa y S¨¢nchez le exige que se defina con la ultraderecha
El presidente del Gobierno intent¨® en la reuni¨®n en Moncloa que el l¨ªder del PP le explicara qu¨¦ har¨¢ con Vox, pero este solo quiere hablar de impuestos. En esa dial¨¦ctica se centrar¨¢ lo que queda de legislatura
En los despachos con mayor poder de La Moncloa, incluido el del presidente, no daban cr¨¦dito el jueves cuando empez¨® la rueda de prensa de Alberto N¨²?ez Feij¨®o. La reuni¨®n con Pedro S¨¢nchez, de m¨¢s de tres horas, hab¨ªa ido bien. No se cerr¨® ning¨²n acuerdo, pero se abri¨® la puerta a varios. El tono fue amable. Todo indicaba ...
En los despachos con mayor poder de La Moncloa, incluido el del presidente, no daban cr¨¦dito el jueves cuando empez¨® la rueda de prensa de Alberto N¨²?ez Feij¨®o. La reuni¨®n con Pedro S¨¢nchez, de m¨¢s de tres horas, hab¨ªa ido bien. No se cerr¨® ning¨²n acuerdo, pero se abri¨® la puerta a varios. El tono fue amable. Todo indicaba que empezaba un cambio de ciclo en la relaci¨®n PSOE-PP, que ten¨ªan pr¨¢cticamente los puentes rotos en el mandato de Pablo Casado.
Y sin embargo, Feij¨®o sali¨® dur¨ªsimo. Tanto que compar¨® a S¨¢nchez con el Zapatero de 2010. ¡°La guerra ha convertido en alarmante una situaci¨®n econ¨®mica que ya era preocupante. Querer reducir los problemas a la guerra es un error. En 2010 negamos la crisis y no quiero recordar c¨®mo acab¨®¡±. Despu¨¦s de esa comparecencia, en el PSOE lo tienen muy claro: Feij¨®o cree que la crisis econ¨®mica le llevar¨¢ a La Moncloa como lo hizo en 2011 con Mariano Rajoy, que logr¨® una aplastante mayor¨ªa absoluta por el hundimiento de los socialistas.
En el entorno de Feij¨®o se?alan que toda la estrategia del nuevo l¨ªder pasa por la econom¨ªa. ¡°Ellos quieren empujarnos a hablar de Vox. Pero nosotros ya llevamos un tiempo en esto, y sabemos que es en la econom¨ªa donde est¨¢ la preocupaci¨®n de la gente y es ah¨ª donde vamos a seguir¡±, admite un dirigente. Fue ah¨ª, precisamente, alrededor de Vox, cuando la reuni¨®n entre S¨¢nchez y Feij¨®o, que fue muy tranquila, se puso un poco m¨¢s tensa.
El presidente, que quer¨ªa empezar con buen pie, evit¨® sacar el asunto de la investidura en Castilla y Le¨®n, en la que el PP permitir¨¢ por primera vez la entrada de la extrema derecha en un gobierno auton¨®mico. ¡°No hablaron ni una palabra de eso¡±, explican en el PP. Tampoco le quiso plantear el cord¨®n sanitario a la extrema derecha similar al que se ha hecho en Francia o en Alemania. Pero s¨ª quiso hablar de la ley de violencia intrafamiliar que Vox ha conseguido que el PP acepte promover en Castilla y Le¨®n, como una manera de romper el consenso alrededor de la ley de violencia de g¨¦nero.
-Esa ley supone entrar en el marco de la ultraderecha que viene a romper los consensos del pacto de Estado de violencia de g¨¦nero. No la pod¨¦is aceptar, le dijo S¨¢nchez.
-Las dos normas son compatibles. Hay que esperar a ver la redacci¨®n. Nosotros estamos en el pacto de Estado de la violencia de g¨¦nero y no vamos a salir, le contest¨® Feij¨®o.
S¨¢nchez le insist¨ªa en que eso no es posible: hay que elegir, una u otra, porque Vox promueve la ley de violencia intrafamiliar para negar la violencia machista. Y si el PP acepta ese marco, el consenso quedar¨¢ roto.
Ah¨ª se inici¨® un di¨¢logo m¨¢s profundo sobre la ultraderecha y las consecuencias de su ascenso no solo en Espa?a, sino en toda Europa. S¨¢nchez, con contacto diario con l¨ªderes europeos, est¨¢ muy preocupado por Francia, que vota este domingo en primera vuelta con un riesgo real de que triunfe Marine Le Pen. La posibilidad de que la inestabilidad econ¨®mica y la inflaci¨®n agravada por la guerra refuercen el voto de la ultraderecha es el gran asunto de discusi¨®n entre los l¨ªderes europeos, especialmente entre los de la familia pol¨ªtica de Feij¨®o, que en su gran mayor¨ªa han decidido aislar a estos partidos, al contrario de lo que sucede en Espa?a.
S¨¢nchez reclam¨® a Feij¨®o que decida qu¨¦ va a hacer con Vox, porque Espa?a tambi¨¦n tiene un riesgo real de que la ultraderecha acabe ocupando enormes parcelas de poder. Ya ha entrado en Castilla y Le¨®n, es probable que lo haga en Andaluc¨ªa en breve y podr¨ªa llegar a La Moncloa si el bloque de derechas logra la mayor¨ªa absoluta y Feij¨®o les abre el paso. Pero el presidente gallego no quer¨ªa hablar de Vox. S¨¢nchez, seg¨²n su entorno, se llev¨® la sensaci¨®n de que Feij¨®o a¨²n no ha definido su estrategia y su forma de encarar el problema de Vox.
Feij¨®o quer¨ªa escapar de este asunto, el m¨¢s delicado para el PP, el que contribuy¨® a la ca¨ªda de Casado, que nunca supo frenar a Vox. Y esa puede ser la t¨®nica de lo que queda de legislatura. El Gobierno intentando centrar el foco en el gran riesgo de que la ultraderecha llegue al poder y el PP evitando en todo momento definirse sobre ese escenario.
Ni en el Gobierno ni en el PSOE se enga?an: la crisis econ¨®mica que desata la guerra y el cambio de liderazgo en el PP cambian por completo el panorama pol¨ªtico. Si el Ejecutivo fiaba a la recuperaci¨®n econ¨®mica y a la debilidad de la oposici¨®n sus expectativas de reelecci¨®n, ahora todo ha variado. ¡°Casado no era un l¨ªder cre¨ªble y Feij¨®o es m¨¢s competitivo. Eso es innegable. Pero tambi¨¦n hace unos meses nos dec¨ªan que no hab¨ªa nada que hacer, que el PP iba a ganar las elecciones y mira d¨®nde est¨¢ Casado. Feij¨®o a¨²n es una inc¨®gnita y en las primeras semanas ha metido mucho la pata. Desde luego si toda su propuesta es bajar impuestos en un momento as¨ª es que a lo mejor no est¨¢ haciendo la pol¨ªtica para adultos que dice¡±, se?ala un miembro del Gobierno.
De hecho, S¨¢nchez le insisti¨® a Feij¨®o en la reuni¨®n en que ning¨²n Gobierno europeo, ni siquiera los ideol¨®gicamente cercanos al PP, est¨¢n apostando por una bajada de impuestos generalizada como propone ¨¦l. Por varios motivos. Primero porque con los niveles de deuda que hay y las necesidades de pol¨ªticas sociales para enfrentarse a la crisis -solo este ¨²ltimo paquete aprobado por el Gobierno son 6.000 millones de euros- nadie opta por tener menos dinero p¨²blico disponible. Segundo porque tendr¨ªa a¨²n m¨¢s efecto inflacionista -pondr¨ªa m¨¢s dinero en circulaci¨®n-. Y tercero porque el gran problema de Espa?a es el contrario: que recauda mucho menos que los pa¨ªses de su entorno, por eso las propuestas del comit¨¦ de expertos para la reforma fiscal que se hicieron p¨²blicas en febrero van en la direcci¨®n opuesta: en el IRPF, por ejemplo, mientras Feij¨®o pide bajarlo, ellos plantean la revisi¨®n de las bonificaciones que existen para ampliar las bases imponibles y aumentar la recaudaci¨®n.
Todas las piezas empiezan a encajar para la que ser¨¢ la batalla definitiva, la de las elecciones en 2023. El PP se est¨¢ rearmando, y el PSOE tambi¨¦n prepara su estrategia para enfrentarse a un nuevo rival, m¨¢s s¨®lido que el anterior. Los socialistas admiten que la situaci¨®n se ha complicado. Pero est¨¢n en el Gobierno, han logrado ¨¦xitos importantes para los votantes progresistas como la gesti¨®n de la anterior crisis, el llamado escudo social y la reforma laboral, con frutos superiores incluso a los esperados -se han triplicado los contratos fijos- y ven a un PP a¨²n con problemas serios: sigue teniendo esc¨¢ndalos de corrupci¨®n -el ¨²ltimo el del ayuntamiento de Madrid y el fraude de seis millones de euros en contratos de mascarillas y material sanitario que acab¨® destinado a comprar Ferraris y yates- no ha resuelto su tensi¨®n interna -Ayuso le marcaba el viernes el paso a Feij¨®o exigi¨¦ndole que no pacte nada con S¨¢nchez- y sobre todo no ha logrado dominar a Vox.
La partida, creen en La Moncloa, sigue muy abierta. En el PP, por el contrario, ya avizoran un fin de ciclo como el de 2011. Pero todos admiten que queda mucho por dilucidar. Adem¨¢s, el Gobierno est¨¢ tan concentrado en la crisis provocada por la guerra que no tiene mucho tiempo para pararse a pensar en qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s. Andaluc¨ªa, sobre todo si se adelantan a junio las elecciones como todo parece indicar, dar¨¢ la pauta de c¨®mo est¨¢n realmente las cosas.