La huida del fuerte de San Crist¨®bal: luz sobre una de las fugas carcelarias m¨¢s importantes de Europa
Descendientes de las decenas de reclusos asesinados en 1938 tras intentar escapar de la prisi¨®n conf¨ªan en que el traspaso de documentaci¨®n del Ministerio de Cultura al Gobierno de Navarra ayude a conocer su paradero
Desde el siglo XIX vigila Pamplona asomado a lo alto del monte Ezkaba/San Crist¨®bal, al norte de la ciudad. All¨ª, a 895 metros de altura, est¨¢ construido el Fuerte de Alfonso XII, en el que, tras el golpe de Estado de 1936, el Ej¨¦rcito franquista recluy¨® a miles de prisioneros pol¨ªticos. Las malas condiciones de vida, el hacinamiento y la corrupci¨®n llevaron a un grupo de presos a decidirse a organizar, el 22 de mayo de 1938, una de las fugas carc...
Desde el siglo XIX vigila Pamplona asomado a lo alto del monte Ezkaba/San Crist¨®bal, al norte de la ciudad. All¨ª, a 895 metros de altura, est¨¢ construido el Fuerte de Alfonso XII, en el que, tras el golpe de Estado de 1936, el Ej¨¦rcito franquista recluy¨® a miles de prisioneros pol¨ªticos. Las malas condiciones de vida, el hacinamiento y la corrupci¨®n llevaron a un grupo de presos a decidirse a organizar, el 22 de mayo de 1938, una de las fugas carcelarias m¨¢s importantes de la historia de Europa.
Este a?o se cumple el 84? aniversario de esa fuga, de la que en su momento se hizo eco incluso The New York Times, se?ala el investigador navarro Fermin Ezkieta. Pero apenas se tiene informaci¨®n. La semana pasada se dio un paso fundamental para acabar con el secreto: el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, anunci¨® que su departamento ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de Navarra para transferirle toda la documentaci¨®n que se solicite de los archivos estatales y de la administraci¨®n del Estado en Navarra, lo que incluir¨¢ los expedientes penitenciaros de los miles de presos que pasaron por San Crist¨®bal.
El director del Instituto Navarro de la Memoria, Jos¨¦ Miguel Gast¨®n, subraya que el traspaso de esta documentaci¨®n supone ¡°cumplir una expectativa largamente demandada¡±. Se trata sobre todo ¡°de expedientes judiciales de presos condenados por rebeli¨®n, sedici¨®n o apoyo a la rep¨²blica¡±, y con ellos se podr¨¢ ¡°completar el perfil de las v¨ªctimas: fotograf¨ªas, expedientes judiciales, cartas...¡±.
La documentaci¨®n permitir¨¢ conocer m¨¢s detalles de la hist¨®rica fuga de 1938. S¨ª se sabe que, en el momento de la huida, hab¨ªa m¨¢s de 2.400 reclusos en una prisi¨®n con capacidad para 800, que se mor¨ªan de hambre y a consecuencia de las enfermedades contra¨ªdas por las insalubres condiciones de vida. La mayor¨ªa eran de otras regiones, estaban desnutridos, mal vestidos y muchos, enfermos. En total se fugaron 795 personas, de las que 206 fueron asesinadas durante la persecuci¨®n y solo tres lograron llegar a la frontera con Francia. De los capturados, 14 fueron fusilados tres meses despu¨¦s.
La fuga de la prisi¨®n oblig¨® al Ej¨¦rcito franquista a investigar lo ocurrido, lo que parad¨®jicamente se sald¨® con la condena del administrador del fuerte por malversaci¨®n de los fondos destinados a la alimentaci¨®n. A partir de entonces los reclusos obtuvieron alguna que otra m¨ªnima mejora: la colocaci¨®n de cristales en las ventanas o la compra de mantas para todos.
Uno de aquellos reclusos era Ram¨®n Haro, cuyos restos descansan desde el pasado 3 de junio en su tierra, en Salamanca. Su cuerpo fue hallado en una fosa com¨²n en Usetxi, ocho d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte. Contaba 25 a?os cuando fue detenido. Ten¨ªa ya una hija de 15 meses y un ni?o en camino, a quien solo pudo ver en una ocasi¨®n, en el penal, cuando el beb¨¦ apenas contaba tres meses. Hoy, ese hijo, que tambi¨¦n se llama Ram¨®n, tiene 83 a?os. De su padre, claro, no recuerda m¨¢s que lo que le cont¨® su madre: ¡°Era muy trabajador, buena persona¡±. Conserva tres cartas manuscritas dirigidas a ella, en las que Ram¨®n padre le transmite las ganas de volver a juntarse todos. ¡°Ans¨ªo la libertad para conocerte¡±, dice en uno de los escritos, en referencia al beb¨¦.
Ram¨®n padre fue uno de los fugados. Logr¨® llegar hasta Usetxi, a 26 kil¨®metros de Pamplona, donde fue fusilado y arrojado a una fosa. Ram¨®n hijo reconoce que nunca ha llevado bien no saber qu¨¦ fue de su padre, pero cuando logr¨® abrazar sus restos sinti¨® paz: ¡°Sent¨ª descanso porque ya s¨¦ lo que pas¨®¡±. Elizabeth Mart¨ªn, de 50 a?os, es la hija de aquella ¨Dentonces¨D beb¨¦ de quince meses, que tampoco guarda recuerdo de su padre, y es la ¨²nica que ha visitado el lugar en el que fue asesinado su abuelo. ¡°Es muy duro y muy injusto¡±, dice, emocionada. ¡°La incansable lucha de mi abuela por que no olvid¨¢ramos a su marido, por que no odi¨¢ramos a nadie... Eso lo tenemos dentro. El que est¨¦n juntos ahora, para nosotros ha sido un triunfo. Se lo merec¨ªa¡±.
La documentaci¨®n que va a entregar el ministerio al Gobierno navarro permitir¨¢ tambi¨¦n completar la historia de Leopoldo Pico, natural de Santander, uno de los instigadores de la fuga y que fue asesinado durante su huida. Leopoldo dej¨® tras de s¨ª a su esposa, de 26 a?os, y a dos hijos. Su nieta, Contxi Rodr¨ªguez, ha cumplido ahora 65 a?os. Ni ella ni su abuela, la mujer de Leopoldo, supieron hasta hace pocos a?os que ¨¦l hab¨ªa estado detr¨¢s de la fuga: ¡°Nos vinieron a ver unos periodistas de Diario Monta?¨¦s y ellos fueron lo que nos lo contaron. Ella estaba incr¨¦dula. ¡®?Mi marido?¡¯, dec¨ªa. ?l le hab¨ªa dicho en una carta que pronto se iban a volver a juntar, que no perdiera la fe, pero no se lo imagin¨® nunca¡±. Contxi tuvo la ocasi¨®n de conocer a algunos de quienes estuvieron con su abuelo en el fuerte: ¡°Fue muy emocionante escuchar c¨®mo hablaban de ¨¦l con una admiraci¨®n incre¨ªble¡±. Los restos de Leopoldo Pico a¨²n no han sido encontrados, ni se sabe con certeza c¨®mo muri¨®. Aun as¨ª, la familia no pierde la esperanza.
Jos¨¦ Miguel Gast¨®n se?ala que toda la informaci¨®n que puedan recabar con este traspaso ser¨¢ ¡°¨²til¡± para ¡°afinar la localizaci¨®n¡± de los restos de los centenares de personas asesinadas. ¡°Nos interesa toda la informaci¨®n, tanto de la fuga como de los muertos por enfermedad en el fuerte, y de las sacas de poblaci¨®n civil en la prisi¨®n provincial¡±, concluye.