La inercia de acuerdos, en quiebra
El pacto de rentas se presenta con serias dificultades ante las diferencias abismales de sindicatos y patronal
El Gobierno no puede intervenir en los convenios pero s¨ª en la fiscalidad de las empresas para sufragar un fondo para los vulnerables. Las centrales sindicales tender¨¢n la mano, pero sin permitir que otros actores les arrebaten su representaci¨®n. Elim¨ªnese del lenguaje pol¨ªtico y socioecon¨®mico la expresi¨®n ¡°pacto de rentas¡±. No lo habr¨¢.
No hace tanto, el 2 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, propuso con tono grave la necesidad de alcanzar un ¡°plan nacional de respuesta al impacto de la guerra¡± e impulsar un ¡°pacto de rentas¡±. Lo primero est¨¢ en marcha, a pesar de las ...
El Gobierno no puede intervenir en los convenios pero s¨ª en la fiscalidad de las empresas para sufragar un fondo para los vulnerables. Las centrales sindicales tender¨¢n la mano, pero sin permitir que otros actores les arrebaten su representaci¨®n. Elim¨ªnese del lenguaje pol¨ªtico y socioecon¨®mico la expresi¨®n ¡°pacto de rentas¡±. No lo habr¨¢.
No hace tanto, el 2 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, propuso con tono grave la necesidad de alcanzar un ¡°plan nacional de respuesta al impacto de la guerra¡± e impulsar un ¡°pacto de rentas¡±. Lo primero est¨¢ en marcha, a pesar de las serias dificultades que ha tenido que pasar en el Congreso. Nada sobre la mesa, sin embargo, del pacto de rentas ante las diferencias abismales de sindicatos y patronal. El Gobierno sabe ya que no hay nada que hacer; la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, sostiene que nunca ha estado sobre la mesa de negociaci¨®n. El anuncio lo hizo el presidente en el Congreso. Lo siguiente ser¨¢ la presi¨®n de los sindicatos para que el Ejecutivo act¨²e por v¨ªa fiscal y eleve el impuesto de sociedades. A¨²n sin alarmismos, las centrales sindicales preparan sendas concentraciones nacionales de sus delegados para acompa?ar de presi¨®n la negociaci¨®n de lo convenios uno a uno, una vez fracasada la negociaci¨®n colectiva global. En la hip¨®tesis del desacuerdo entra la convocatoria de huelgas.
La inercia de acuerdos de abajo arriba se ha quebrado. Por muchos intentos del Gobierno, singularmente de la ministra de Trabajo, para tirar del carro del acuerdo social, no parece posible. La inflaci¨®n desatada deteriora el discurso alegre del Ejecutivo sobre la creaci¨®n de puestos de trabajo. Esa subida de precios sin alzas salariales es el caballo de batalla de los sindicatos, con la comprensi¨®n del Gobierno y el rechazo de la patronal. Las espadas est¨¢n en alto con la demanda sindical de una subida de un 3,5% y, sobre todo, de una cl¨¢usula de revisi¨®n salarial a finales de a?o. Estabilidad y equilibrio para trabajadores y empresarios, son las consignas repetidas que no llegan a ninguna parte.
¡°Si esto ocurriera con un Gobierno del PP, los sindicatos habr¨ªan convocado ya varias huelgas¡±. Este augurio se reitera en ¨¢mbitos conservadores pero se rechaza en el Ejecutivo, que responde exhibiendo los acuerdos alcanzados entre los agentes sociales con poco o ning¨²n apoyo de la derecha parlamentaria. Esa situaci¨®n satisfactoria ha acabado con los nuevos males tra¨ªdos por la guerra en Ucrania, que ha agravado la inflaci¨®n y los problemas energ¨¦ticos. Los sindicatos, con Unai Sordo y Pepe ?lvarez al frente de CC OO y UGT, aseguran que quieren acuerdos y no conflictos, por lo que a¨²n se esforzar¨¢n al m¨¢ximo para ¡°atraer a la CEOE a posiciones m¨¢s equilibradas¡±, se?alan interlocutores sindicales. Pero s¨ª habr¨¢ preavisos, avisos y demostraci¨®n de m¨²sculo sindical. Antes de que termine junio habr¨¢ dos grandes movilizaciones frente a las sedes de las organizaciones empresariales territoriales de toda Espa?a para empujar la negociaci¨®n de los convenios. No hay af¨¢n de convocar huelgas pero las habr¨¢ si los convenios terminan en frustraci¨®n para los trabajadores. Este asunto no compete al Gobierno pero s¨ª es consciente de que las exigencias de los sindicatos no son desmesuradas, dado el quebranto del poder adquisitivo con la inflaci¨®n en el 8,4% aunque con tendencia a disminuir.
El contexto no es bueno para ninguno de los actores. Elecciones en Andaluc¨ªa en menos de cuatro semanas; congreso de la patronal CEOE cercano con la segura reelecci¨®n de Antonio Garamendi; pugna entre los partidos de izquierda, con el PSOE a la cabeza, para alzarse como garantes de las necesidades de las clases menos pudientes, y los sindicatos. Al tiempo, la derecha aguarda a que la paz social se tambalee. El Gobierno ya sabe que pronto los sindicatos le mirar¨¢n para que ¡°sea m¨¢s valiente¡±, apuntan las centrales.
Una prestaci¨®n para hacer frente a la inflaci¨®n puede ser una de las medidas destinadas a los empleados con bajos sueldos. Una subida del tipo m¨ªnimo del 15% en el impuesto de sociedades podr¨ªa ser la base para esa ayuda de los que tienen dificultades. En este contexto, las respuestas de la CEOE son rechazadas de plano: vincular la subida salarial a la productividad y olvidar por completo la inflaci¨®n. Si suben los salarios, suben los precios y la espiral inflacionista, alega la m¨¢xima organizaci¨®n empresarial. Imposible para los sindicatos aceptar esos argumentos. Hoy se celebra una reuni¨®n de los agentes sociales, con los segundos niveles de cada organizaci¨®n, en la que habr¨¢ n¨²meros sobre la mesa. Se trata de debatir la dificultad de ciertos sectores empresariales, sobre todo la hosteler¨ªa, en encontrar trabajadores. Los sindicatos llevan en cartera sus conocimientos sobre el terreno. Quiz¨¢ tenga algo que ver la oferta de 1.200 euros de salario, con muchas horas de trabajo, y pagos de alquiler que pueden estar entre los 600, 800 o 900 euros, seg¨²n la localidad de que se trate.
De esto se hablar¨¢ hoy en esta mesa de negociaci¨®n con el fondo de preocupaci¨®n de los riesgos que supone estirar sin mesura la cuerda social. Los sindicatos siguen dispuestos a estar en primera l¨ªnea para acordar pero sin dejar que otros actores los arrinconen o los sustituyan.