La negociaci¨®n presupuestaria: voluntad de acuerdo, pero a¨²n muchos escollos
Los socios dejan a un lado los temas de Vivienda para salvar los Presupuestos
No hay interlocutor o analista pol¨ªtico que albergue dudas sobre la aprobaci¨®n de los ¨²ltimos Presupuestos Generales del Estado de la legislatura, correspondientes a 2023. Esta certeza se basa en que con las Cuentas de los dos ejercicios anteriores los actores que deben llevar las negociaciones a buen t¨¦rmino ¡ªya sean los socios de la coalici¨®n o los externos¡ª siempre han reculado al borde e incluso antes del precipicio y no ha habido despe?amiento. Voluntad de acuerdo hay, profunda, pero tanta como el eno...
No hay interlocutor o analista pol¨ªtico que albergue dudas sobre la aprobaci¨®n de los ¨²ltimos Presupuestos Generales del Estado de la legislatura, correspondientes a 2023. Esta certeza se basa en que con las Cuentas de los dos ejercicios anteriores los actores que deben llevar las negociaciones a buen t¨¦rmino ¡ªya sean los socios de la coalici¨®n o los externos¡ª siempre han reculado al borde e incluso antes del precipicio y no ha habido despe?amiento. Voluntad de acuerdo hay, profunda, pero tanta como el enorme tama?o de los escollos. Para demostrar lo primero, las ganas de pactar, los negociadores han decidido separar lo que m¨¢s les enfrenta para poder avanzar. Los temas de vivienda van a quedar separados del resto de la negociaci¨®n presupuestaria.
El enfrentamiento sobre las hipotecas y los alquileres entre el PSOE y Unidas Podemos es tan fuerte como parece, tal como exhibi¨® la l¨ªder de Podemos y ministra de Derechos Sociales Ione Belarra el pasado viernes. UP dice que el Gobierno debe actuar por ley contra la subida de los alquileres y de las hipotecas suscritas a tipo de inter¨¦s variables. El rechazo instant¨¢neo de la parte socialista a esa demanda se justifica por el agravio que se producir¨ªa con los ciudadanos que suscribieron la suya a tipo fijo. No querer la ruptura no significa que Unidas Podemos vaya a cambiar sus usos como socio: los desacuerdos los hace p¨²blicos, y, adem¨¢s, los traduce en iniciativas parlamentarias. Esto acaba de hacer a trav¨¦s de una proposici¨®n de ley por la que se pretende que durante un a?o se suspenda toda subida a las hipotecas variables. Adem¨¢s, la formaci¨®n de izquierdas presenta una panoplia de medidas de protecci¨®n a los m¨¢s vulnerables, que toca los alquileres, para limitar las subidas as¨ª como los desahucios. Apartados los asuntos de vivienda, el ensayo se ha hecho con las partidas para Defensa. El aumento del gasto militar, que rechaza UP, ir¨¢ por el camino de mantener los puestos de trabajo en las empresas dedicadas a material para los ej¨¦rcitos.
En ambos lados de la coalici¨®n se tiene plena conciencia de las acuciantes necesidades que afectan a las clases medias y trabajadoras, como mencionan decenas de veces al d¨ªa los miembros socialistas del Ejecutivo, pero no solo. Hay otras clases que est¨¢n muy lejos de poder entrar en el mercado de las hipotecas. Esta vez no ha sido UP, sino el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, quien se ha hecho eco de las graves carencias de la atenci¨®n primaria sanitaria. El viernes anunci¨® la aprobaci¨®n, ma?ana en el Consejo de Ministros, de una partida de 172 millones de euros. El marco para contarlo fue Zaragoza ante todo el poder territorial de su partido, conocedores y sufridores del problema. Ese dinero se transferir¨¢ a las comunidades, gestoras de la sanidad. Los presidentes socialistas se examinar¨¢n el ¨²ltimo domingo de mayo, y todo es poco. Las pol¨ªticas sociales est¨¢n a la cabeza de las preocupaciones porque desde la pandemia, y con la inflaci¨®n desbocada, las carencias m¨¢s elementales est¨¢n aflorando. Las residencias de ancianos y las ayudas a la dependencia, con su ampl¨ªsima casu¨ªstica, est¨¢n en el coraz¨®n de la discusi¨®n de los Presupuestos del Estado. La situaci¨®n es muy delicada y la ambici¨®n debe ser m¨¢xima. Este discurso se escucha en ambas orillas del Gobierno de coalici¨®n.
Las prioridades se agolpan. De ello es consciente la ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, cuando escucha en sus reuniones de alta frecuencia a Josep Vendrell y Nacho ?lvarez, negociadores por cuenta de UP. El primero es el jefe de gabinete de la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, con amplia experiencia institucional y parlamentaria en Catalu?a y en Madrid. Nacho ?lvarez, economista, es secretario de Estado del Ministerio de Derechos Sociales, que dirige Belarra.
As¨ª, tanto D¨ªaz como Belarra est¨¢n al cabo de cada movimiento negociador. Esta corresponsabilidad es fundamental, habida cuenta de que los chispazos entre Diaz y Podemos se producen tanto a la vista de todos como en ¨¢mbitos m¨¢s privados. En Andaluc¨ªa, la coalici¨®n para las ¨²ltimas elecciones, a la que se lleg¨® de forma abrupta, ha saltado por los aires. En el ¨¢mbito nacional la intenci¨®n es la de actuar en bloque en la negociaci¨®n con la parte socialista, aunque los matices y la intensidad de la demanda est¨¢n asegurados.
No todos los ministros de la parte socialista encajan de la misma manera las propuestas unilaterales de UP. La idea de la vicepresidenta segunda de convenir con las distribuidoras de alimentaci¨®n cestas de 30 euros ha salido del c¨ªrculo del esc¨¢ndalo para adentrarse en las posibilidades de que sea viable, siempre a criterio de la iniciativa privada. Aunque los defensores de D¨ªaz se quedan en que abre debate ¨²tiles para la sociedad, en el Gobierno se apostilla que el presidente siempre tendr¨¢ la ¨²ltima palabra y ser¨¢ el que decida las novedades. Ahora, est¨¢ en la gran batalla por hacer realidad en toda Europa la limitaci¨®n de los beneficios extra de las energ¨¦ticas; el camino cada vez se muestra m¨¢s allanado. En casa, el PP parece convencido de que esa es la l¨ªnea y trata de lanzar otros debates, como la demanda de que haya un pacto de rentas. Esa negociaci¨®n entre sindicatos y patronal est¨¢ bloqueada a cuenta de la subida de los salarios, sobre la que a¨²n no se ha pronunciado el l¨ªder popular.