La Guardia Civil investiga por segunda vez al patr¨®n de dos jornaleros desaparecidos en Ja¨¦n
El sospechoso, Gin¨¦s V. L., cuenta con un largo historial de amenazas, altercados y enga?os a sus vecinos de Villacarrillo
Hay un v¨ªdeo comprometedor que ha corrido estos d¨ªas por algunos m¨®viles de Villacarrillo (Ja¨¦n). En ¨¦l se ve a Gin¨¦s V. L., el hombre al que por segunda vez investiga la Guardia Civil por la desaparici¨®n de dos jornaleros inmigrantes en el municipio, entrando y saliendo furtivamente por la ventana de un bar cerrado. Se trata de un local de su propiedad que tiene alquilado desde hace una d¨¦cada, y que en origen regent¨® su familia. El asalto se pr...
Hay un v¨ªdeo comprometedor que ha corrido estos d¨ªas por algunos m¨®viles de Villacarrillo (Ja¨¦n). En ¨¦l se ve a Gin¨¦s V. L., el hombre al que por segunda vez investiga la Guardia Civil por la desaparici¨®n de dos jornaleros inmigrantes en el municipio, entrando y saliendo furtivamente por la ventana de un bar cerrado. Se trata de un local de su propiedad que tiene alquilado desde hace una d¨¦cada, y que en origen regent¨® su familia. El asalto se produjo hace unos meses, a plena luz del d¨ªa, hacia las dos de la tarde, cuando los arrendatarios ten¨ªan echado el cierre. Gin¨¦s mira a un lado y a otro antes de entrar y salir para cerciorarse de que nadie lo ve, y saca por la ventana del bar una bolsa de pl¨¢stico que mete en su coche, aparcado justo en la puerta, cierra y se va.
Gin¨¦s hered¨® ese bar de sus padres, cuya casa se encuentra en una calle aleda?a. Tambi¨¦n le tocaron en la herencia familiar, que comparte con dos hermanas, unos olivares en la vecina localidad de Villanueva del Arzobispo (8.000 habitantes). All¨ª, en la finca de La Moratilla (unos 5.000 olivos), han vuelto a buscar estos d¨ªas los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil alg¨²n rastro de los dos temporeros que Gin¨¦s tuvo a sueldo: Tidiany Coulibaly, un maliense de 22 a?os, e Ibrahima Dioufun, senegal¨¦s de 32. Ambos desaparecieron repentinamente, tras sendas discusiones con ¨¦l, siempre por cuestiones laborales, aunque con ocho a?os de diferencia: el primero, el 17 de diciembre de 2013; y segundo, el 5 de enero de 2021.
¡°Cuando he visto esta semana en las noticias que volv¨ªan a investigar a Gin¨¦s por otros hechos id¨¦nticos, no pod¨ªa cre¨¦rmelo, se me revolvieron las tripas¡±, explica Jes¨²s Castro, un cura perteneciente a la di¨®cesis de Ja¨¦n, que estuvo afincado en Villacarrillo y ayud¨® a los familiares y amigos de Coulibaly a encontrar asesor¨ªa jur¨ªdica en su d¨ªa. Recuerda la ¡°soberbia¡± y la ¡°chuler¨ªa¡± con la que hablaba el empresario en el juicio celebrado en 2016, acusado de secuestro, adem¨¢s de explotaci¨®n laboral. Fue absuelto del primer delito por falta de pruebas suficientes y condenado por el segundo.
¡°A todos nos qued¨® claro, despu¨¦s de la minuciosa investigaci¨®n de la Guardia Civil, de las muchas contradicciones en sus distintos testimonios y de aquella vista, que ¨¦l hab¨ªa hecho desaparecer a Tidiany, pero al no encontrar el cuerpo lo absolvieron, dej¨¢ndonos con una terrible sensaci¨®n de rabia e impotencia¡±, asegura sin empacho el sacerdote. ¡°Le sali¨® bien y gratis matar a un puto negro, como ¨¦l lo llamaba en las grabaciones aportadas por los investigadores¡±, rememora. El tel¨¦fono de Gin¨¦s estuvo pinchado durante meses. En las escuchas se evidencia que ¨¦l lo sab¨ªa, lo comentaba con amigos y familiares que le telefoneaban y les mandaba mensajes a los propios investigadores.
En la primera desaparici¨®n, hace ocho a?os, los investigadores manten¨ªan la hip¨®tesis de que hubo un forcejeo entre Gin¨¦s y Tidiany con un desenlace fatal, que llev¨® al primero a deshacerse del cuerpo del segundo. Ahora, cuando la historia se repite de manera casi id¨¦ntica, los agentes que vuelven a registrar y rastrear sus propiedades en busca de cualquier nuevo indicio porque sospechan que ¡°pueda estar repitiendo un patr¨®n¡±.
Son contadas las personas del pueblo que esgrimen el derecho de Gin¨¦s V. L. a la presunci¨®n de inocencia: ¡°Hay que pensar en esa familia, en su mujer y en sus hijos peque?os, en sus suegros... Ya hay v¨ªctimas, haya delito o no¡±, comentan. Por su parte, el alcalde, Paco Miralles (PP), se limita a decir que ¡°se est¨¢ colaborando con la Guardia Civil y con la justicia¡±. Gin¨¦s eludi¨® expresarse para este peri¨®dico al igual que su abogado, Leopoldo Rubiales, el mismo que lo represent¨® la vez anterior.
En medio del revuelo medi¨¢tico que ha vuelto a suscitar el caso, las im¨¢genes de Gin¨¦s entrando a hurtadillas en el bar fueron colgadas en Facebook durante unos minutos esta misma semana, lo que se convirti¨® en el centro de los comentarios de los vecinos de Villacarrillo, pero enseguida fueron borradas. En su d¨ªa ese v¨ªdeo fue a parar al cuartel del instituto armado en forma de denuncia de quienes entonces regentaban el bar, aunque posteriormente fue retirada ¡°por temor a represalias¡±, seg¨²n confirman implicados en los hechos.
Una vida plagada de altercados
La vida de Gin¨¦s, de 54 a?os, casado con una abogada que trabaja en una notar¨ªa, con la que tiene dos hijos de 9 y 15 a?os, est¨¢ plagada de enfrentamientos y follones que recuerdan quienes han trabajado para ¨¦l o han mantenido con ¨¦l relaciones contractuales de alg¨²n tipo.
Muchos de los altercados han tenido como escenario ese bar a la entrada del pueblo, con un peque?o patio cubierto por una parra a modo de terraza. ¡°Las voces y los insultos, all¨ª, a la vista de todos, eran habituales entre ¨¦l y sus padres, sobre todo con su madre¡±, recuerdan. La familia es conocida como Los Correas en este municipio jienense de 10.500 habitantes rodeado de un mar de olivos que convierte la sierra de Cazorla casi en una isla.
Aunque muchos vecinos dicen, en un primer momento, que puede parecer ¡°un hombre de trato correcto y afable¡±, aseguran que despu¨¦s, ¡°en cuesti¨®n de segundos, se vira y se pone agresivo¡±. ¡°Ha sido as¨ª desde el colegio¡±, asegura uno de sus compa?eros. ¡°Problem¨¢tico¡±, ¡°conflictivo¡±, ¡°hura?o¡±, ¡°con un comportamiento bipolar¡±, lo describen.
En esta ocasi¨®n los investigadores han registrado otra vez sus fincas, sus cortijos y sus pozos, as¨ª como la nave donde viv¨ªan los inmigrantes en Villacarrillo (cuya luz ten¨ªa enganchada ilegalmente al fluido el¨¦ctrico) y la cochera aleda?a al bar (con la luz enganchada a la del local), donde guarda maquinaria agr¨ªcola y ¡°donde se pasaba buena parte del d¨ªa, solo¡±, seg¨²n relatan algunos de los arrendatarios del negocio. El bar nunca ha sido inspeccionado, pero a la luz del relato de distintos inquilinos, guarda sus propios secretos.
En el bar de Gin¨¦s, cuentan, ¡°hay un pozo oculto en el patio¡±, ¡°donde estaba colocado antiguamente el futbol¨ªn¡±, recuerdan, ¡°justo al lado de la ventana de la cocina¡±. ¡°Era un pozo falso¡±, dice otro. ¡°Hab¨ªa una arqueta en el suelo que se levantaba, con la tapa de color azul¡±, a?ade otra. ¡°Podr¨ªa estar comunicado con la cochera aleda?a, donde tiene las m¨¢quinas del campo y donde se pasaba el d¨ªa metido¡±, conjeturan tras asegurar que por las noches ve¨ªan movimientos en el interior del bar, cuando estaba cerrado. Hace algo m¨¢s de un a?o, en la primavera de 2021, Gin¨¦s cambi¨® el suelo del patio, ¡°a petici¨®n de la pen¨²ltima arrendataria¡±, y lo cement¨®, quedando sepultado ese supuesto pozo, coinciden varios.
Buscando una coartada
La mayor¨ªa de sus arrendatarios han acabado mal con el empresario. Y si algo est¨¢ probado ¡ªy as¨ª lo recoge la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Ja¨¦n que lo absolvi¨® de la acusaci¨®n de secuestro¡ª es que Gin¨¦s coaccion¨®, amenaz¨® e intimid¨® a las personas que ten¨ªan alquilado entonces su bar para que le dieran una coartada el d¨ªa que desapareci¨® Tidiany Coulibaly. ¡°Exist¨ªa un punto ciego de una media hora, entre las 12.30 y las 13.00, la hora estimada de la desaparici¨®n, que ¨¦l no ten¨ªa c¨®mo justificar¡±, recuerda Francisco Javier Pulido, el abogado que represent¨® a la familia y a los amigos temporeros del maliense.
¡°Le alquil¨® el bar un tiempo a Mar¨ªa L. M. y Miguel ?ngel M. B, [¡] y les solicit¨® que declarasen que lo vieron el d¨ªa 17 de diciembre de 2013 entre las 13.00 y las 13.15, a sabiendas de que esto era falso, ofreci¨¦ndoles a cambio no reclamarles el alquiler del resto del contrato de arrendamiento¡±, recoge la sentencia. ¡°Fue tres d¨ªas con id¨¦ntico prop¨®sito: 8, 9 y 28 de mayo de 2014¡å. ¡°Les persigui¨® [2 de agosto de 2014, sobre las 12.40 horas] y les amenaz¨® verbalmente¡±, hasta provocar que el juzgado dictara una orden de alejamiento contra el acusado. No cej¨® en su empe?o y ¡°trat¨® de que despidieran del trabajo a Mar¨ªa L. M.¡±, que se asust¨® tanto que mand¨® a su hija fuera de Villacarrillo durante un mes, dice el texto. El 24 de julio le envi¨® un mensaje a Mar¨ªa L. M. en el que dec¨ªa: ¡°No te presiono, solo pido lo m¨ªo¡±.
Por su parte, seg¨²n declar¨® Miguel ?ngel M.B. en el juicio, a ¨¦l lo amenaz¨® diciendo que ¡°conoc¨ªa gente en Martos¡±, su lugar de residencia, y adem¨¢s que ¡°conoc¨ªa al fiscal¡±.
La geolocalizaci¨®n del m¨®vil de Gin¨¦s le ubicaba aquel 17 de diciembre de 2013 a las 13.00 en Villanueva del Arzobispo. Por eso buscaron all¨ª, y al mismo sitio han regresado esta semana los investigadores de la Guardia Civil.
Tambi¨¦n entonces, a preguntas del abogado en el juicio, Gin¨¦s respondi¨® que hab¨ªa recibido adiestramiento militar porque ¡°perteneci¨® a los Cuerpos de Operaciones Especiales del Ej¨¦rcito (COES)¡±. Un aspecto que confirman fuentes de la investigaci¨®n de la Guardia Civil.
En el campo, donde esta temporada a¨²n no han empezado las tareas de recogida de la aceituna, olivareros colindantes con sus tierras afirman que Gin¨¦s ¡°siempre ha hecho cosas raras¡±, como ¡°mandar a sus jornaleros a coger olivas en tierras que no eran suyas y luego decir que se hab¨ªan equivocado¡± o ¡°dejar que su madre se llevase kilos de olivas recogidas que luego no les contabilizaba a los jornaleros, que cobran por kilo¡±. Fue condenado por explotaci¨®n laboral, ya que pagaba a los jornaleros inmigrantes la mitad de lo establecido en el convenio del campo.
Todos estos asuntos han convertido a Gin¨¦s V. L. en un vecino ¡°solitario¡± y controvertido que en los ¨²ltimos d¨ªas no se ha dejado ver por los que supuestamente son sus sitios habituales. Investigado por un segundo presunto secuestro, tan cierto es que su pol¨¦mico car¨¢cter no lo convierte en un criminal como que no existe el crimen perfecto.