McDonald¡¯s no est¨¢ para la guasa de una hamburgueser¨ªa de C¨¢diz
La cadena estadounidense pide a un local andaluz que deje de llamarse Menoc Donald, pese a llevar este nombre desde hace 34 a?os
De la cadena de comida r¨¢pida estadounidense McDonald¡¯s a la hamburgueser¨ªa gaditana Menoc Donald hab¨ªa, hasta ahora, un mero chascarrillo tan simple como ir¨®nico. Hasta que que los abogados de la multinacional han advertido de forma ¡°amistosa¡± al modesto establecimiento que deb¨ªa dejarse de juegos de palabras y cambiar su r¨®tulo. Lo curioso es que la petici¨®n le ha llegado al local de C¨¢diz 34 a?os despu¨¦s de que lo nombrase as¨ª y cuando ya estaba m¨¢s que consagrado como un ejemplo para turistas y visitantes de c¨®mo va eso de la guasa gaditana. Al final, el negocio familiar ha claudicado y, d...
De la cadena de comida r¨¢pida estadounidense McDonald¡¯s a la hamburgueser¨ªa gaditana Menoc Donald hab¨ªa, hasta ahora, un mero chascarrillo tan simple como ir¨®nico. Hasta que que los abogados de la multinacional han advertido de forma ¡°amistosa¡± al modesto establecimiento que deb¨ªa dejarse de juegos de palabras y cambiar su r¨®tulo. Lo curioso es que la petici¨®n le ha llegado al local de C¨¢diz 34 a?os despu¨¦s de que lo nombrase as¨ª y cuando ya estaba m¨¢s que consagrado como un ejemplo para turistas y visitantes de c¨®mo va eso de la guasa gaditana. Al final, el negocio familiar ha claudicado y, desde hace una semana, tiene nuevo r¨®tulo a su pesar: Menoc Burguer.
De hecho, la petici¨®n y el posterior cambio de nombre ¡ªadelantado este pasado mi¨¦rcoles por el medio local Diario de C¨¢diz¡ª ha trascendido por esa sustituci¨®n del cartel del ¨²nico local que el establecimiento tiene en la calle de Sagasta, en pleno centro de C¨¢diz. ¡°Por lo visto les hacemos una competencia muy fuerte¡±, acierta a valorar tirando de iron¨ªa Sa¨²l Calvo, hijo del due?o del establecimiento. El tambi¨¦n cocinero atiende a la llamada de EL PA?S a¨²n sorprendido por la repercusi¨®n que su tira y afloja con la cadena estadounidense ha tenido y por la oleada de apoyos locales que ha recibido, desde clientes al propio alcalde de C¨¢diz, Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Kichi.
Menoc Donald abri¨® con otro nombre hace 35 a?os, como rememora Calvo, pero, al a?o, los gerentes decidieron cambiar la raz¨®n social. Por ese entonces, el progenitor de Sa¨²l, Jos¨¦ Antonio Calvo era un empleado del anterior due?o. ¡°Fue idea de ¨¦l y de mi padre, por darle un poco de guasa¡±, como explica el cocinero. Pronto, el nombre cal¨® y se convirti¨® en un lugar de parada habitual para comer pizzas o hamburguesas en el centro C¨¢diz, ¡°cuando ni siquiera McDonald¡¯s hab¨ªa llegado¡± a la ciudad, como rememora Calvo. El local lleva d¨¦cadas acogiendo cumplea?os infantiles, quedadas juveniles o pedidos a domicilio, hasta crear una clientela habitual que ha crecido con una empresa familiar que da trabajo a cuatro personas.
Clientes o no, era dif¨ªcil no fijarse en un divertido juego de palabras que hac¨ªa gracia a los visitantes que descubr¨ªan por primera vez el establecimiento. Pero McDonald¡¯s pareci¨® no percatarse del nombre hasta hace escasos d¨ªas, cuando el establecimiento recibi¨® un burofax de los abogados de la cadena de comida r¨¢pida estadounidense para advertirles que deb¨ªan cambiar de nombre y que tampoco pod¨ªan usar el logotipo ¡ªque, en verdad, son dos arcos¡ª, aunque en Menoc Donald nunca llegaron a hacerlo, seg¨²n argumenta Calvo. Todo fue de forma ¡°amistosa¡±, como explica el responsable, pero tampoco le daban mucho margen de movimiento. Los abogados les daban un plazo de d¨ªas y les advert¨ªan de que supuestamente estaban vulnerando la marca registrada de la multinacional y eso podr¨ªa conllevar da?os y perjuicios.
¡°Fue un poco ¡®o lo haces o lo haces¡±, resume Calvo. A la carrera, se vieron obligados a cambiar el registro, el r¨®tulo de la fachada y a hacer gestiones en el banco para que el anterior nombre desapareciese de los tickets que emite su dat¨¢fono. ¡°No quer¨ªamos perder nuestra esencia as¨ª que elegimos el de ahora¡±, a?ade el gaditano de 39 a?os. Calvo cree que la petici¨®n ahora, m¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s, est¨¢ relacionada con la reciente apertura de un segundo McDonald¡¯s en el centro de C¨¢diz, m¨¢s cerca de su establecimiento. ¡°Debe ser que les hac¨ªamos da?o¡±, desliza el cocinero.
La familia lleg¨® a valorar si acceder o no al cambio de su raz¨®n social. Estuvieron a punto de mantener el nombre y librar una m¨¢s que previsible batalla legal con el gigante estadounidense, como hoy les alentaba m¨¢s de un gaditano en redes sociales. Sin embargo, los Calvo claudicaron por temor a las consecuencias econ¨®micas: ¡°?Qu¨¦ ganas manteni¨¦ndolo, el nombre s¨ª? Pero si hubi¨¦semos perdido ser¨ªa la ruina. Fue algo que nos recomendaron nuestros clientes de siempre que nos conocen¡±, detalla el hijo.
La ola de apoyos al establecimiento ha llegado incluso al alcalde de C¨¢diz. ¡°Por m¨¢s que le obliguen a quitar el nombre, nunca le van a poder quitar su inconfundible sello¡±, ha expresado el regidor Gonz¨¢lez en un mensaje de Twitter. Calvo, henchido de orgullo, agradece el apoyo a Kichi y le da la raz¨®n: ¡°Hemos cambiado el nombre, pero somos el mismo de siempre¡±. Entre llamada y llamada de periodistas y curiosos, empiezan a entrar los pedidos en el colorido local de paredes amarillas y baldosas blancas y verdes. En una banqueta a¨²n reposa el antiguo cartel de la pol¨¦mica, en las gu¨ªas digitales y en el perfil Google Maps ¡ªque ellos no gestionan¡ª incluso a¨²n aparece la antigua raz¨®n social. ¡°Supongo que ser¨¢ cuesti¨®n de tiempo que eso cambie, cuando los clientes se acostumbren al nuevo¡±, avanza Calvo con nostalgia.