El abrazo navide?o de Chicha y Mar¨ªa Josefa gracias a los taxistas de Pamplona: ¡°Ya no pisamos las calles¡±
Estas dos primas de 90 y 91 a?os llevaban a?os sin verse y se han reencontrado en uno de los paseos solidarios que permiten a los mayores salir de las residencias y redescubrir su ciudad
¡°?Chicha! Ay, qu¨¦ ilusi¨®n, qu¨¦ ilusi¨®n¡±, grita emocionada Mar¨ªa Josefa Chocarro, de 91 a?os, mientras se abraza a su prima pol¨ªtica Chicha Urrizola, de 90 a?os, en el zagu¨¢n del Ayuntamiento de Pamplona. Llevaban a?os sin verse, cuentan, aunque hablan ¡°mucho por tel¨¦fono, ?eh?¡±. Su reencuentro se produjo hace d¨ªas en la sala municipal donde se expone un bel¨¦n que refleja un paisaje de monta?a, del norte de Navarra, que ha sido elaborado por la Asociaci¨®n de Belenistas de la ciudad. Este escenario es uno de los m¨¢s visitados durante las navidades en la capital foral, pero ni Chicha ni Mar¨ªa Jos...
¡°?Chicha! Ay, qu¨¦ ilusi¨®n, qu¨¦ ilusi¨®n¡±, grita emocionada Mar¨ªa Josefa Chocarro, de 91 a?os, mientras se abraza a su prima pol¨ªtica Chicha Urrizola, de 90 a?os, en el zagu¨¢n del Ayuntamiento de Pamplona. Llevaban a?os sin verse, cuentan, aunque hablan ¡°mucho por tel¨¦fono, ?eh?¡±. Su reencuentro se produjo hace d¨ªas en la sala municipal donde se expone un bel¨¦n que refleja un paisaje de monta?a, del norte de Navarra, que ha sido elaborado por la Asociaci¨®n de Belenistas de la ciudad. Este escenario es uno de los m¨¢s visitados durante las navidades en la capital foral, pero ni Chicha ni Mar¨ªa Josefa hab¨ªan podido disfrutar de ¨¦l hasta ahora. A su edad, salir de las residencias donde viven es complicado porque las dos tienen problemas de movilidad. Han podido hacerlo por fin gracias a la Asociaci¨®n Teletaxi San Ferm¨ªn. Tras dos a?os de par¨®n por la pandemia, los taxistas han recuperado los paseos solidarios con personas mayores. Cerca de una treintena de taxis han transportado en esta edici¨®n a unos 90 residentes de centros de la tercera edad para que pudieran disfrutar de la iluminaci¨®n navide?a.
Los ojos de Mar¨ªa Josefa brillan de la ilusi¨®n. Ha podido abrazarse con Chicha y ha visto por fin el bel¨¦n, en cuya elaboraci¨®n ha participado un familiar suyo. ¡°Lo ha hecho mi sobrino carnal, hijo de mi hermana gemela. Es un artista, ?un artista!¡±, exclama. Tambi¨¦n ha podido saludar a su ¡°don Enrique¡±, Enrique Maya, el alcalde de Pamplona, que recibe a los mayores en el zagu¨¢n del Ayuntamiento. Y qu¨¦ decir de la iluminaci¨®n navide?a, que le ha encantado. Mar¨ªa Josefa ten¨ªa muchas ganas de esta visita. De hecho, baj¨® un buen rato antes al vest¨ªbulo de la residencia de las Religiosas Ang¨¦licas para esperar los taxis. En este centro, ahora su hogar, vive desde hace 26 a?os: ¡°Muri¨® mi marido, me qued¨¦ solica y por eso me vine aqu¨ª. Estoy muy a gusto¡±. Adem¨¢s de ella, otras cinco residentes de las Ang¨¦licas han podido participar en el paseo por las calles de Pamplona. Un momento muy esperado por todas, que no han dudado en meter prisa a los taxistas para comenzar cuanto antes el recorrido.
Son todas mujeres porque en el centro no se admiten varones. M¨¢s all¨¢ de las visitas y los m¨¦dicos, puntualiza Camino, de 86 a?os, ¡°solo entra el p¨¢rroco¡±. Bueno, y los Reyes Magos, sonr¨ªen, porque el 6 de enero abrir¨¢n sus regalos. Solo faltaba, ¡°con lo bien que nos portamos¡±, se r¨ªe Amparo, de 89 a?os. ¡°Somos todas buenas¡±, corroboran a coro. Son cerca de 40 residentes y la mayor¨ªa de ellas celebran ya las navidades juntas en la residencia. Algunas, como Mar¨ªa Josefa o Nati no tienen familiares cercanos ya, pero otras, como Amparo, que s¨ª tiene hijos, prefieren disfrutar juntas de la cena de Nochebuena.
Son amigas, y durante el recorrido en el taxi, refunfu?an, pelean, se r¨ªen y se quitan la palabra las unas a las otras para rememorar lo vivido en las calles que hoy se les antojan lejanas. ¡°Hemos pisado las calles en otros tiempos, pero ahora ya no podemos hacerlo sino es en coche¡±, reconoce Mar¨ªa Teresa. En cada esquina, recuerdan un antiguo comercio, el hogar de una madre o del marido ya ausente. ¡°Ah¨ª viv¨ªa mi marido cuando solo ¨¦ramos novios. Me dejaba en casa a las nueve, ?eh?¡±, cuenta Camino. Han pasado muchos a?os, pero la ciudad evoluciona a mejor, aseguran. El tema de la edad les sigue provocando alguna que otra carcajada. A sus 88 a?os, Nati r¨ªe recordando c¨®mo al enterarse de que ten¨ªa una plaza para el paseo, llam¨® a una amiga y le dijo que iba ¡°a acompa?ar a estas viejillas¡±. Roza las nueve d¨¦cadas, pero se r¨ªe al insistir: ¡°Oye, pero que no fui a la guerra, ?eh?¡±.
La conversaci¨®n no ha faltado en ninguno de los taxis. Aunque est¨¦ ¡°prohibido hablar con el conductor¡±, sonr¨ªe Sof¨ªa. Al volante del primero de los veh¨ªculos, el taxista Daniel Ayechu, de 46 a?os, que ha participado ya en tres ediciones. Quiso sumarse por ¡°ofrecer algo a la ciudad, a los m¨¢s mayores¡±. Es un modo de sacarles de su rutina, de cuidarlos, explica, y es adem¨¢s un momento que todos esperan con muchas ganas. ¡°Como agua de mayo¡±, corrobora desde el asiento trasero Amparo, que no pierde detalle. Iniciativa con la que se les ayuda a redescubrir la ciudad en la que muchos nacieron y en la que la mayor¨ªa ha vivido toda su vida. Como premio, los taxistas se llevan el agradecimiento y la emoci¨®n de 90 personas que han vuelto a conectarse, aunque sea por unos minutos, con el coraz¨®n de su ciudad.