El demorado ¡®vis a vis¡¯ entre un preso y su perro antes de ser sacrificado
Dos meses despu¨¦s de que el juez autorizase el encuentro, el recluso sigue sin aportar el certificado veterinario sobre el supuesto sacrificio inminente del animal
La resoluci¨®n judicial que el pasado 1 de agosto autoriz¨® la celebraci¨®n en prisi¨®n de un encuentro de convivencia (con contacto f¨ªsico y conocido como vis a vis) entre un recluso y su perro, supuestamente a punto de ser sacrificado, a¨²n no se ha ejecutado. El motivo: el interno no hab¨ªa cumplido hasta este martes una de las condiciones que hab¨ªa impuesto el titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria n¨²mero 1...
La resoluci¨®n judicial que el pasado 1 de agosto autoriz¨® la celebraci¨®n en prisi¨®n de un encuentro de convivencia (con contacto f¨ªsico y conocido como vis a vis) entre un recluso y su perro, supuestamente a punto de ser sacrificado, a¨²n no se ha ejecutado. El motivo: el interno no hab¨ªa cumplido hasta este martes una de las condiciones que hab¨ªa impuesto el titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria n¨²mero 1 del Pa¨ªs Vasco, con sede en Bilbao, para que la mascota pudiera entrar en la c¨¢rcel. En concreto, la presentaci¨®n de un certificado veterinario sobre la situaci¨®n terminal del animal, seg¨²n se?alan fuentes penitenciarias y confirma a EL PA?S el Departamento de Justicia del Gobierno vasco.
La entrada de animales en las prisiones espa?olas es un hecho excepcional y, casi siempre, se produce por orden judicial, seg¨²n recalcan diferentes fuentes penitenciarias. El art¨ªculo 225.2 del Reglamento Penitenciario establece que, ¡°como regla general, por razones higi¨¦nicas no se autorizar¨¢ la presencia de animales en los establecimientos penitenciarios y, en ning¨²n caso, en las celdas¡±. La ley de bienestar animal, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 29 de septiembre, no afecta a esta prohibici¨®n, que se mantendr¨¢, aclaran fuentes penitenciarias.
La petici¨®n para que la mascota entrara en prisi¨®n la hizo el recluso la pasada primavera, cuando se encontraba recluido en el Centro Penitenciario de Martutene (Gipuzkoa). La direcci¨®n de la prisi¨®n lo rechaz¨® en primera instancia al considerar que la normativa penitenciaria no ampara la celebraci¨®n de vis a vis con animales de compa?¨ªa, por lo que el interno present¨® el 23 de junio ante el juez de Vigilancia Penitenciaria un ¡°queja contra la intervenci¨®n de las comunicaciones¡±, en la que alegaba que su mascota iba a ser sacrificada por su mal estado de salud. El 1 de agosto, el magistrado, tras pedir un informe al psic¨®logo del centro penitenciario sobre la conveniencia para el preso de dicho encuentro, dio la raz¨®n a este ¨Dque para entonces ya hab¨ªa sido trasladado a la c¨¢rcel de Zaballa (Vitoria) tras haber sido sancionado por otros hechos en la prisi¨®n guipuzcoana¨D y autoriz¨® la celebraci¨®n del encuentro con el animal.
No obstante, el juez impuso al interno cuatro condiciones para que el vis a vis tuviera lugar. Entre ellas se encontraba, precisamente, que aportase un certificado veterinario sobre el inevitable sacrificio de la mascota. Adem¨¢s, el perro deber¨ªa ser llevado a la prisi¨®n por un familiar al que tambi¨¦n se le hubiera autorizado participar en el encuentro y durante ¡°el trayecto desde la entrada del Centro Penitenciario hasta la dependencia de vis a vis [el animal] debe ser [conducido] con bozal y atado con correa¡±. Por ¨²ltimo, el magistrado insist¨ªa en que, en caso de que la mascota ensuciase la zona de encuentro, ¡°el interno limpiar¨¢ las dependencias¡±.
Aunque la legislaci¨®n penitenciaria no contempla la entrada de mascotas a la c¨¢rcel, en estas s¨ª entran animales y, en concreto, perros, aunque en circunstancias muy distintas a la planteada por el juez en su resoluci¨®n de agosto. Adem¨¢s de las unidades caninas que el Ministerio del Interior puso en marcha en 2019 para detectar e impedir la entrada de droga en las prisiones, desde hace a?os se utilizan canes en la llamada Terapia Asistida Con Animales (TACA), un programa penitenciario destinado principalmente a internos con carencias afectivas o falta de autoestima. El cuidado de mascotas dentro de las prisiones busca que estos reclusos mejoren sus relaciones con otras personas y alcancen cierta estabilidad emocional dentro de un plan m¨¢s amplio de reinserci¨®n.
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