Un juez autoriza a un recluso a tener un ¡®vis a vis¡¯ con su perro antes de que la mascota sea sacrificada
El Departamento de Justicia vasco est¨¢ a la espera de un certificado veterinario para permitir la entrada del animal en la c¨¢rcel
El titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 1 del Pa¨ªs Vasco, con sede en Bilbao, ha autorizado al recluso A. L. P. a ser visitado en prisi¨®n por su perro. La direcci¨®n del Centro Penitenciario de Martutene (Gipuzkoa) ¨Ddonde estaba cuando hizo la solicitud a comienzos del verano¨D lo hab¨ªa rechazado en primera instancia al considerar que la normativa penitenciaria no ampara, en ning¨²n caso, el derecho de los internos a tener encuentros de convivencia (con contacto f¨ªsico y conocidos como vis a vis) con animales de compa?¨ªa. La decisi¨®n judicial, fechada el pasado 1 de agosto, se produce tras alegar el interno que su mascota va a ser sacrificada por su mal estado de salud, seg¨²n recoge la resoluci¨®n judicial a la que ha tenido acceso EL PA?S.
No obstante, el juez impone al interno cuatro condiciones para que pueda tener este encuentro con el animal en la c¨¢rcel. Entre ellas, que aporte, precisamente, un certificado veterinario sobre el inevitable sacrificio de la mascota. Seg¨²n fuentes del Departamento de Justicia del Gobierno vasco, hasta este lunes el encuentro entre el animal y el recluso ¨Dque el pasado 21 de julio fue trasladado a otra prisi¨®n vasca¨D no se hab¨ªa producido porque este no hab¨ªa aportado esta documentaci¨®n.
La decisi¨®n del juez se produce a ra¨ªz de la queja que el recluso present¨® el 23 de junio despu¨¦s de que el centro penitenciario rechazara su petici¨®n de recibir la visita de su mascota. En aquel momento, el preso se le estaba aplicando el art¨ªculo 75 del Reglamento Penitenciario, que supone algunas limitaciones en su r¨¦gimen de vida carcelario, tras ser sancionado. El magistrado pidi¨® entonces al psic¨®logo del centro penitenciario un informe sobre la conveniencia para el preso de dicho encuentro y, tras recibirlo, ha corregido la decisi¨®n de la c¨¢rcel y autorizado el vis a vis. En el auto, el magistrado destaca que el interno ya ha cumplido la sanci¨®n y que anteriormente ya se permiti¨® a otro recluso una medida de estas caracter¨ªsticas.
No obstante, impone cuatro condiciones, entre ellas la de acreditar el estado terminal del perro y su pr¨®ximo sacrificio. As¨ª, el perro deber¨¢ ser llevado a la prisi¨®n por un familiar al que tambi¨¦n se le haya autorizado participar en el encuentro y durante ¡°el trayecto desde la entrada del Centro Penitenciario hasta la dependencia de vis a vis [el animal] debe ser [conducido] con bozal y atado con correa¡±. Por ¨²ltimo, el magistrado insiste en que, en caso de que la mascota ensucie la zona de encuentro, ¡°el interno limpiar¨¢ las dependencias¡±.
Los casos como el de este recluso son excepcionales y, casi siempre, por orden judicial, seg¨²n confirman las diferentes fuentes penitenciarias consultadas. De hecho, el art¨ªculo 225.2 del Reglamento Penitenciario establece que, ¡°como regla general, por razones higi¨¦nicas no se autorizar¨¢ la presencia de animales en los establecimientos penitenciarios y, en ning¨²n caso, en las celdas¡±. La ley de bienestar animal, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 29 de septiembre, no afecta a esta prohibici¨®n, que se mantendr¨¢, aclaran fuentes penitenciarias.
Hace un a?o, un recluso de la c¨¢rcel de Zuera (Zaragoza) condenado por violencia de g¨¦nero a 10 a?os tambi¨¦n solicit¨® poder encontrarse con su perro. Aduc¨ªa que ambos estaban ¡°muy unidos¡±. Los responsables de la prisi¨®n rechazaron la petici¨®n al considerar que la Ley Org¨¢nica General Penitenciaria y el Reglamento Penitenciario ¨²nicamente contemplan comunicaciones ¨ªntimas, familiares o de convivencia con personas (en concreto, con familiares y allegados), pero no recogen la posibilidad de hacerlo con animales.
Tambi¨¦n argumentaron que ser¨ªa dif¨ªcil aplicar al animal los controles de seguridad ¨Darco detector de metales y esc¨¢ner¨D a los que se somete a las visitas antes de entrar al departamento de comunicaciones. El recluso termin¨® recurriendo al juez, que pidi¨® un informe al centro penitenciario para, finalmente, rechazar la pretensi¨®n del interno, seg¨²n detallas las fuentes consultadas.
No obstante, s¨ª entran animales y, en concreto, perros en las c¨¢rceles, aunque en circunstancias muy distintas. Adem¨¢s de las unidades caninas que el Ministerio del Interior puso en marcha en 2019 para detectar e impedir la entrada de droga en las prisiones, desde hace a?os se utilizan canes en la llamada Terapia Asistida Con Animales (TACA), un programa penitenciario destinado principalmente a internos con carencias afectivas o falta de autoestima. El cuidado de mascotas dentro de las prisiones busca que estos reclusos mejoren sus relaciones con otras personas y alcancen cierta estabilidad emocional dentro de un plan m¨¢s amplio de reinserci¨®n.
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