Trastoteka, la biblioteca de cosas de Geltoki
En el servicio de pr¨¦stamo por d¨ªas triunfan los taladros, las caladoras o las muletas
Qui¨¦n no se acuerda de ese cuadro precioso que lleva a?os en una esquina, sin colgar, porque no tienes taladro y no quieres ped¨ªrselo a un conocido. O de ese partido de p¨¢del al que nunca te animaste a ir porque no tienes pala. O de aquel fin de semana en un camping al que no fuiste porque no tienes tienda de campa?a y, total, ¡°para una vez que voy, no la voy a comprar¡±. Son objetos ¡ªtaladro, palas de p¨¢del, tienda de campa?a¡ª que la mayor¨ªa de gente utiliza en pocas ocasiones y que, si los acaba adquiriendo, terminan por convertirse en trastos que acumulan polvo en un rinc¨®n. Darles vida y ut...
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Qui¨¦n no se acuerda de ese cuadro precioso que lleva a?os en una esquina, sin colgar, porque no tienes taladro y no quieres ped¨ªrselo a un conocido. O de ese partido de p¨¢del al que nunca te animaste a ir porque no tienes pala. O de aquel fin de semana en un camping al que no fuiste porque no tienes tienda de campa?a y, total, ¡°para una vez que voy, no la voy a comprar¡±. Son objetos ¡ªtaladro, palas de p¨¢del, tienda de campa?a¡ª que la mayor¨ªa de gente utiliza en pocas ocasiones y que, si los acaba adquiriendo, terminan por convertirse en trastos que acumulan polvo en un rinc¨®n. Darles vida y utilidad es uno de los objetivos de la ¡°trastoteka¡±, la biblioteca de cosas que ha abierto sus puertas en Pamplona y que est¨¢ gestionada por Geltoki Kooperatiba ¡ªuna cooperativa que fomenta, entre otros fines, la sostenibilidad econ¨®mica o la alimentaci¨®n ecol¨®gica¡ª.
¡°Igual que hacen las bibliotecas, nosotros prestamos el material. En este caso, durante una semana¡±, explica Aritz Chocarro, responsable. El precio del pr¨¦stamo oscila entre 1 y 3 euros por semana y hay posibilidad de prorrogarlo en funci¨®n de las necesidades. Por ejemplo, para aquellos que necesitan una muleta, una silla de ruedas o un andador. El fin de este servicio es lograr que ese objeto d¨¦ de s¨ª todo lo posible. La iniciativa ya existe en otras ciudades, si bien cada una tiene su propio modo de organizarse. ¡°Ten¨ªamos una idea virgen de c¨®mo pod¨ªa funcionar, pero aprovechando la experiencia de otras, hemos ido cambiando algunos matices. No tenemos el sistema s¨²per definido, queremos que conforme vayamos rodando, nos vayamos tambi¨¦n dando permiso para variar las condiciones. Queremos adaptarnos a las necesidades que vaya teniendo la gente¡±, a?ade Lander Mart¨ªnez, uno de los coordinadores del espacio que Geltoki gestiona en el coraz¨®n de la capital navarra, en la antigua estaci¨®n de autobuses.
La trastoteka se dedica al pr¨¦stamo y alquiler de material, desde tiendas de campa?a a destornilladores, pasando por caladoras, reproductores de CDs, muletas o, incluso, una olla gigante para colectivos que quieran celebrar una comida y no dispongan de ella. Si bien, el ganador indiscutible es el taladro, que en dos semanas se ha prestado cuatro o cinco veces. ¡°La clave est¨¢ en aquellos objetos que utilizamos muy pocas veces. Si es algo que utilizas todos los d¨ªas, tiene sentido que lo compres porque lo vas a usar; pero, por ejemplo, si te rompes una pierna, te la rompes solo una vez o dos en tu vida. No tienes por qu¨¦ tener unas muletas en propiedad. Las usas y las devuelves¡±, apunta Mart¨ªnez. Hay quienes acuden con necesidades muy espec¨ªficas, a?ade Chocarro: ¡°Nos ha pasado que vengan a por radiadores porque se les ha roto la caldera ahora que ha empezado el invierno¡±. Hay, incluso, el supuesto contrario: personas que se han acercado para interesarse por crear una red para compartir material. ¡°Nos han preguntado: yo tengo mucho material, quiero compartirlo, ?c¨®mo podr¨ªamos llegar a hacerlo?¡±.
Chocarro explica que algunos de los objetos de la Trastoteka los han comprado directamente, pero otros proceden de donaciones privadas. Eso s¨ª, no se puede donar cualquier cosa, solo lo que los responsables de la Trastoteka consideran que se va a necesitar. Con esa idea, van a habilitar un listado del material que aceptan y ofrecen un email para ponerse en contacto con ellos. ¡°Muchas veces nos hacemos a la idea, simplemente, con el tipo de material que nos ofrecen. Siempre pongo el ejemplo en el orinal. Una persona nos trajo uno, pero le tuvimos que decir que eso no lo pod¨ªamos coger¡±, sonr¨ªe Chocarro.
Por el momento no han tenido problemas con los primeros usuarios, m¨¢s all¨¢ de alg¨²n olvidadizo a quien se le pas¨® la fecha de devoluci¨®n. Tampoco nadie ha devuelto el producto da?ado. ¡°Si algo vuelve en mal estado, habr¨ªa que valorar si ha sido por un mal uso o porque el objeto ya ha dado de s¨ª. Al final, hay que pensar que, si lo prestas mucho, eso se va a romper. Por lo menos, habremos conseguido que d¨¦ de s¨ª todo lo que pod¨ªa dar¡±. En este punto, tampoco abandonan. La trastoteka trabaja de la mano con Repair caf¨¦, un taller de reparaci¨®n gestionado desde 2020 por un grupo de voluntarios en Geltoki. En ¨¦l ponen a punto objetos como tostadoras, radiocasetes o interruptores. Los usuarios del servicio llevan aparatos rotos y estas personas voluntarias les ayudan a repararlos. La idea es que, no solo se arreglen, sino que se aprenda a arreglarlos, matiza Mart¨ªnez. Muchos de estos voluntarios son tambi¨¦n usuarios de la trastoteka y, de hecho, han dejado algunos objetos que para ser prestados, como una caladora, una sierra de calar. Un objeto muy demandado por quienes acuden a la trastoteka, se?ala Chocarro.
El Repair Caf¨¦ ha permitido crear una comunidad que colabora, que se ayuda y este es, en cierto sentido, otro de los objetivos de la trastoteka: crear una red de confianza, de colaboraci¨®n. Ya hay indicios de ello, pues varias personas se han acercado ya para ofrecerse como voluntarias en este espacio de econom¨ªa circular.
De cara al futuro, Mart¨ªnez apunta que quieren avanzar en la adquisici¨®n de objetivos que, m¨¢s que a individuos particulares, sean ¨²tiles para grupos: ¡°Queremos pensar no solo en un consumo m¨¢s individual, sino de comunidades, por ejemplo, para colectivos, para cuadrillas. Tener ollas grandes, fuegos, megafon¨ªas, un generador el¨¦ctrico, etc. Eso no lo tenemos cubierto y lo queremos tener, pero son cosas que tienen un coste m¨¢s elevado y nos va a costar un poquito¡±.
La Trastoteka se financia a trav¨¦s de los fondos de la cooperativa y cuenta tambi¨¦n con una subvenci¨®n del Gobierno de Navarra. Adem¨¢s, han lanzado una campa?a de crowfunding en la plataforma Goteo. Aspiran a llegar a 10.000 euros, a trav¨¦s de microdonaciones. En cualquier caso, insiste Mart¨ªnez, ¡°lo que queremos es que la gente utilice el servicio. Dinero realmente no necesitamos¡±. Los usuarios s¨ª tienen que pagar un coste simb¨®lico ¡ªde entre 1 y 3 euros por semana¡ª por coger prestado un objeto, y ¡°ese dinero se va a utilizar para reparaciones y para comprar materiales en el caso de que haga falta sustituirlos¡±. Dan incluso la opci¨®n de realizar una inscripci¨®n anual, una especie de ¡°tarifa plana¡±. Es, repite Mart¨ªnez, el planteamiento inicial, pero no descartan hacer cambios. A corto plazo est¨¢n trabajando en su cat¨¢logo online para que, quien lo desee, pueda consultar primero en su web qu¨¦ objetos hay o trasladar ideas que ayuden a la Trastoteka a adaptarse mejor a las necesidades de los usuarios.
Y no, de momento, no tienen decoraci¨®n navide?a, aunque no descartan, r¨ªen los dos, tener que hacer una rotaci¨®n estacional de objetos.