68 peritos y 20 testigos para sentenciar el caso de Manuela Chavero, a juicio ocho a?os despu¨¦s de su desaparici¨®n
Eugenio D., a quien piden prisi¨®n permanente revisable, est¨¢ acusado de violar, matar y enterrar en su finca a su vecina en un pueblo de Badajoz. La hermana, ante el juez: ¡°La enga?¨® a ella y me enga?¨® a m¨ª¡±.
Manuela Chavero mira sonriente hacia el edificio en el que se juzga a su presunto asesino. Su imagen impresa sobre una lona apunta directamente a la Audiencia Provincial de Badajoz. Sus familiares y amigos la han colocado ah¨ª como testigo del juicio que determinar¨¢ si Eugenio D., su vecino, la viol¨®, la mat¨® y la enterr¨® en una de su finca en el pueblo de ambos, Monesterio (4.000 habitantes). Cuando el acusado finalmente confe...
Manuela Chavero mira sonriente hacia el edificio en el que se juzga a su presunto asesino. Su imagen impresa sobre una lona apunta directamente a la Audiencia Provincial de Badajoz. Sus familiares y amigos la han colocado ah¨ª como testigo del juicio que determinar¨¢ si Eugenio D., su vecino, la viol¨®, la mat¨® y la enterr¨® en una de su finca en el pueblo de ambos, Monesterio (4.000 habitantes). Cuando el acusado finalmente confes¨® el paradero del cuerpo, en 2020, hab¨ªan pasado cuatro a?os desde la desaparici¨®n de Manuela, de 42 a?os. Cuatro a?os en los que fue testigo de la movilizaci¨®n del municipio para dar con la mujer. Un d¨ªa, mientras comentaba el caso con su madre por tel¨¦fono, ella le dijo: ¡°El que se ha deshecho de ella no habr¨¢ sido tan tonto de enterrarlo en su propia finca¡±. ?l vacil¨®. El muro que hab¨ªa construido durante ese tiempo empez¨® a resquebrajarse.
El 4 de julio de 2016, Manuela hab¨ªa pasado el d¨ªa con una amiga, Mar¨ªa Jos¨¦, y regres¨® a su casa casi de madrugada. Sobre la una, chateaba tranquilamente con un chico con el que tonteaba en aquella ¨¦poca, cuando sus mensajes cesaron s¨²bitamente. Desapareci¨® en la noche. Dej¨® la tele y las luces encendidas y su m¨®vil se qued¨® en la casa. Su familia not¨® r¨¢pido su ausencia y advirti¨® de que no era voluntaria. Manuela, todos la llamaban Manoli, era madre de dos hijos y estaba pasando sola esos d¨ªas porque los peque?os estaban con su exmarido ese mes.
¡°Desde el principio supe que se la hab¨ªan llevado¡±, ha asegurado su hermana mayor, Emilia, ante el tribunal en la primera jornada del juicio. La hermana ha relatado que durante el tiempo en el que Manuela permaneci¨® desaparecida, lleg¨® a hablar con el que este lunes se ha sentado a unos metros de ella como acusado del homicidio. ¡°La enga?¨® a ella y me enga?¨® a m¨ª. Yo me pasaba por delante de ¨¦l a ver si me sosten¨ªa la mirada. Durante todos estos a?os, ?habr¨¢ pensado en sus hijos? ?Habr¨¢ pensado en sus hijos? Esto es muy cruel¡±. Mientras han declarado los familiares, el acusado se ha sentado tras un biombo. La madre de Manuela, Virtudes, ha contado que se pas¨® tres a?os encerrada en casa: ¡°Las amigas me hac¨ªan los recados¡±. La anciana se ha mantenido serena durante su intervenci¨®n, pero al levantarse para abandonar la sala se ha roto y su llanto ha inundado la estancia. La familia ha estado apoyada por decenas de vecinos de Monesterio, cuyo alcalde ha fletado un minibus para que pudieran desplazarse hasta Badajoz.
Ese 4 de julio, el d¨ªa de Eugenio fue muy parecido al de Manuela. Entonces ten¨ªa 23 a?os. Tambi¨¦n lo hab¨ªa pasado con amigos, en su caso en la playa, donde hab¨ªa alargado la jornada hasta casi el anochecer. ?l asegura que volvi¨® de su d¨ªa en la playa con pescado. Con tanto, que no le cab¨ªa todo en la nevera de su casa, a unas manzanas de la de Manuela. As¨ª que, justifica, se acerc¨® hasta otra vivienda que su familia tiene en el pueblo para dejar ah¨ª lo que le sobraba. Esa vivienda unifamiliar se encontraba en el n¨²mero 29 de la calle Cerezo. En el n¨²mero 26 estaba la casa de Manuela. La Guardia Civil cree que la mujer muri¨® de forma violenta en casa de Eugenio y que antes de matarla, la viol¨®. Los agentes sostienen que el d¨ªa en el que estaban haciendo la reconstrucci¨®n, el detenido le dijo a uno de ellos: ¡°Si hay semen, es m¨ªo¡±. Las acusaciones y la fiscal¨ªa se aferran a esta confesi¨®n que el acusado ahora niega, para probar la agresi¨®n sexual a Manuela.
La versi¨®n de Eugenio es otra y es la que ha mantenido en sus respuestas, solo las de su abogado: ¡°Ese d¨ªa vi la luz en casa de Manuela y se me ocurri¨® pasar a decirle que si se quer¨ªa llevar la cuna que me hab¨ªa prestado para un amigo. Fuimos a casa e ¨ªbamos hablando. No tuvimos relaciones sexuales. Lo que le dije despu¨¦s a la Guardia Civil fue por el agotamiento, entr¨¦ a declarar de noche y cuando sal¨ª era de d¨ªa. S¨ª que he dicho burradas a prostitutas en redes sociales y por Whatsapp, pero solo ha sido eso, en redes se dicen muchas cosas¡±. Lo que asegura es que Manuela se golpe¨® la cabeza en su casa, muri¨® y ¨¦l, asustado, la desnud¨® ¡°para que los animales no mordieran y desenterraran la ropa¡±, la enterr¨® en su finca y ech¨® piedras sobre el cuerpo.
En el juicio declarar¨¢n durante toda la semana 68 peritos y una veintena de testigos. Esta es una muestra del largo camino recorrido hasta llegar a esta acusaci¨®n. El exmarido, que tambi¨¦n ha comparecido en el juicio, fue uno de los primeros sospechosos para los investigadores de la Guardia Civil. Es algo habitual comenzar las pesquisas en el entorno de la persona desaparecida. Es una b¨²squeda en c¨ªrculos conc¨¦ntricos alrededor de la v¨ªctima. Cada anillo lo componen los nombres de varios posibles autores. La opci¨®n de la expareja pronto qued¨® descartada. Los agentes revisaron entonces a todos los hombres con antecedentes por agresiones sexuales que se encontraban en la zona en esas fechas. Tampoco cuadraba ninguno de ellos. O ten¨ªan coartadas, testigos que los ubicaban en otro lugar o bien sus dispositivos m¨®viles los situaban lejos de Manuela.
A?os despu¨¦s de la desaparici¨®n, en la en¨¦sima vuelta de tuerca de los investigadores, las miradas se posaron en Eugenio. El hombre fue entrevistado como otros cientos de personas al inicio de la investigaci¨®n, pero en esos primeros pasos no result¨® relevante. Fue mucho despu¨¦s cuando las pesquisas lo colocaron en el centro. Aunque al principio dijo que apenas conoc¨ªa a la mujer, los agentes comprobaron que hab¨ªan coincidido en m¨²ltiples ocasiones. La c¨¢mara de la gasolinera ubica su coche en direcci¨®n a la casa de Manuela a la hora en la que la v¨ªctima dej¨® de contestar mensajes. Los investigadores consiguieron autorizaci¨®n judicial para intervenir su tel¨¦fono y escucharon varias llamadas de inter¨¦s, entre ellas esa en la que se pon¨ªa nervioso y vacilaba cuando su madre mencion¨® que ser¨ªa de tontos enterrar un cad¨¢ver en tu propia finca.
El jurado ha podido ver parte de la reconstrucci¨®n de los hechos que se hizo con el acusado. En la grabaci¨®n se escuchan de fondo los gritos de las amigas de Manuela. ¡°Di la verdad¡±, brama una mujer en el v¨ªdeo de forma insistente. En esta reconstrucci¨®n, Eugenio da respuestas vagas.
¡ª?C¨®mo cay¨®?¡ªle pregunta una miembro de la comitiva judicial.
¡ªPues... ni de lado ni boca arriba exactamente.
¡ª?Llam¨® a alguien esa noche?
¡ªAhora no lo recuerdo.
¡ª?Se duch¨®?
¡ªCreo que no.
Entre las dos versiones hay un abismo, el mismo que existe entre lo que solicitan las acusaciones y la defensa del acusado. Prisi¨®n permanente revisable, por tratarse de un asesinato precedido de una violaci¨®n, si el jurado apoya la versi¨®n de los abogados de la familia, de la asociaci¨®n Clara Campoamor y el ministerio p¨²blico. Absoluci¨®n, si apoyan la del letrado de Eugenio que sostiene que todo fue un accidente.