Diez a?os de la ¡®Operaci¨®n abdicaci¨®n¡¯: el secreto mejor guardado
Algunos de sus principales protagonistas cuentan por primera vez a EL PA?S c¨®mo se gest¨® con el m¨¢ximo sigilo la renuncia de Juan Carlos I al trono en 2014
Rafael Spottorno, entonces jefe de la Casa del Rey, apenas durmi¨® la noche del 1 al 2 de junio de 2014. Se despert¨® muy pronto y escuch¨® los boletines de la radio. Ninguno anticipaba lo que iba a suceder ese d¨ªa, un acontecimiento que contar¨ªan los libros de historia de Espa?a. Solo entonces respir¨® aliviado.
A los miembros del equipo de TVE que grababan los discursos del jefe del Estado los citaron a primera hora de la ma?ana en la sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), apenas a seis ki...
Rafael Spottorno, entonces jefe de la Casa del Rey, apenas durmi¨® la noche del 1 al 2 de junio de 2014. Se despert¨® muy pronto y escuch¨® los boletines de la radio. Ninguno anticipaba lo que iba a suceder ese d¨ªa, un acontecimiento que contar¨ªan los libros de historia de Espa?a. Solo entonces respir¨® aliviado.
A los miembros del equipo de TVE que grababan los discursos del jefe del Estado los citaron a primera hora de la ma?ana en la sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), apenas a seis kil¨®metros del Palacio de la Zarzuela. El general F¨¦lix Sanz Rold¨¢n les pidi¨® que le entregaran voluntariamente sus m¨®viles para guardarlos en una bolsa y que no pudieran usarlos. ¡°Pens¨¦: ¡®Estos me mandan a fre¨ªr esp¨¢rragos¡¯, pero no fue as¨ª¡±, recuerda el hombre que dirigi¨® el servicio secreto espa?ol durante 10 a?os. Intrigada, la realizadora de TVE interrog¨® al jefe de Comunicaci¨®n de la Casa Real, Javier Ayuso: ¡°Pero Javier ?qu¨¦ es esto?¡±. ¡°Nada, este a?o hemos adelantado el mensaje de Navidad para que no nos pille el toro¡±, le respondi¨® sonriendo.
El entonces presidente del Congreso, Jes¨²s Posada, terminaba un desayuno informativo en el hotel Ritz de Madrid cuando le avisaron de que ten¨ªa una llamada de La Zarzuela. Al otro lado del tel¨¦fono escuch¨® la voz del propio rey Juan Carlos, que le comunic¨® su decisi¨®n. Apenas acert¨® a contestarle que, si ¨¦l lo hab¨ªa decidido as¨ª, ser¨ªa lo mejor para Espa?a. Se encontraba ¡°muy afectado¡±, recuerda diez a?os despu¨¦s. Cuando entraba al Palacio de las Cortes, le abordaron los periodistas. El presidente Mariano Rajoy hab¨ªa anunciado una declaraci¨®n institucional a las 10.30. La noticia de la abdicaci¨®n corr¨ªa ya como la p¨®lvora.
El camino hasta llegar a esa decisi¨®n hab¨ªa sido largo y tortuoso. Dos a?os y dos meses antes, en marzo de 2012, Spottorno cit¨® a Ayuso en su despacho para ofrecerle dirigir la comunicaci¨®n de La Zarzuela. ¡°Le dije que no sab¨ªa si era la persona adecuada, porque nunca he sido un gran defensor de la Monarqu¨ªa. ¡®De esos ya tenemos muchos aqu¨ª, lo que necesitamos es un experto en crisis¡¯, me contest¨®¡±. Hac¨ªa pocos d¨ªas que I?aki Urdangarin, yerno del Rey, hab¨ªa declarado como imputado en el ¡®caso N¨®os¡¯. Al mes siguiente, la sociedad espa?ola se desayunaba con la noticia de que Juan Carlos I se hab¨ªa accidentado en Botsuana, donde estaba de safari con una mujer que no era la reina Sof¨ªa.
El tab¨² que durante d¨¦cadas hab¨ªa protegido a la Corona se rompi¨® con la cadera del Rey. ¡°Los medios entraron a saco. No es solo que fuera a cazar elefantes, sino que lo hizo la semana en la que Espa?a debat¨ªa si iba a ser rescatada por la Uni¨®n Europea¡±, rememora Ayuso.
La Casa Real no hace encuestas. Tampoco el CIS pregunta a los espa?oles qu¨¦ piensan de la Monarqu¨ªa desde 2015. Pero, aprovechando que una empresa realizaba sondeos semanales, la Zarzuela le pidi¨® que introdujera un par de preguntas sobre la Familia Real para tomar regularmente la temperatura a la opini¨®n p¨²blica. ¡°El resultado fue un gr¨¢fico en diente de sierra. A subidas rutilantes segu¨ªan dr¨¢sticas bajadas, pero cada vez la c¨²spide era menos alta y la ca¨ªda mayor. Las perspectivas no eran buenas por mucho que se quisiera hacer, y se hizo, por demostrar que la Corona era ¨²til para el pa¨ªs¡±, remacha.
A finales de 2012, Juan Carlos I le deja caer al general Sanz Rold¨¢n, con el que manten¨ªa una relaci¨®n de confianza m¨¢s all¨¢ de su cargo al frente del CNI, la idea de dejar el trono a su hijo. Tiene 74 a?os y Felipe de Borb¨®n 44; siete m¨¢s de los que ten¨ªa ¨¦l cuando asumi¨® la Jefatura del Estado. El accidente de Botsuana le ha dejado dolorosas secuelas. Y no solo pol¨ªticas. En 2013 pasa tres veces por el quir¨®fano. En 2014 lo har¨¢ dos veces m¨¢s.
¡°La primera vez que me lo comenta, mi tendencia es a cre¨¦rmelo. Por la forma en que lo dice, tengo la sensaci¨®n de que va en serio. Pero es verdad que tampoco da un l¨ªmite temporal, no pone fecha. A veces se manifestaba con m¨¢s fuerza que otras. Es f¨¢cil entender que quien tiene unas responsabilidades como las que ten¨ªa don Juan Carlos no se levanta una ma?ana y dice: ¡®Me voy¡±.
A principios de 2013, el Rey encarga a Spottorno ¡°un an¨¢lisis te¨®rico¡± sobre c¨®mo ser¨ªa una abdicaci¨®n, ¡°de acuerdo con la legislaci¨®n espa?ola y las circunstancias pol¨ªticas¡±, en el caso de que se decidiera a dar ese paso. El dise?o de ese escenario hipot¨¦tico lo discuten el general F¨¦lix Sanz, el jefe de la Casa Real y sus dos antecesores: Fernando Almansa y Alberto Aza. Para no levantar sospechas, las reuniones se celebran fuera de La Zarzuela, en casa de alguno de ellos o en un chal¨¦ del CNI. A las comidas, cuatro o cinco en total, acude el propio Monarca.
La situaci¨®n a la que se enfrentan es in¨¦dita. La Corona espa?ola no ha pasado por un trance similar desde la abdicaci¨®n de Felipe V, hace ya tres siglos; o la de Carlos I, casi 500 a?os atr¨¢s. Tampoco la legislaci¨®n da muchas pistas: lo ¨²nico que dice el art¨ªculo 57 de la Constituci¨®n es que la abdicaci¨®n del Rey se resolver¨¢ ¡°por ley org¨¢nica¡±. Pero, ¡°aunque la Constituci¨®n es muy parca, es important¨ªsimo lo que dice, porque sirvi¨® para poner en marcha el proceso¡±, apostilla Spottorno.
Para no abrir un mel¨®n que pudiera llegar a cuestionar la propia Monarqu¨ªa, se evit¨® una ley prolija y se opt¨® por una norma muy simple, de art¨ªculo ¨²nico. El aforamiento del rey em¨¦rito y otros miembros de la Familia Real se enganchar¨ªa despu¨¦s de un proyecto ya en tramitaci¨®n. Incluso se debati¨® si era preciso que las Cortes autorizaran la abdicaci¨®n y se decidi¨® que no, porque ¡°no tiene sentido obligar a un se?or a seguir en su puesto cuando ¨¦l no quiere¡±, en palabras del entonces jefe de la Casa Real. La f¨®rmula definitiva ser¨ªa: ¡°Su Majestad el Rey Don Juan Carlos de Borb¨®n abdica la Corona de Espa?a¡±. Una mera constataci¨®n de lo que ha pasado.
Por indicaci¨®n del Rey, se consult¨® con el presidente del Consejo de Estado, Landelino Lavilla, quien confirm¨® que ¡°el camino era ese: ten¨ªa que ser una ley org¨¢nica pr¨¢cticamente de art¨ªculo ¨²nico¡±. A Spottorno le dio ¡°mucha tranquilidad¡± que coincidiera con ¨¦l pues, debido al secretismo con el que se llevaba el asunto, no hab¨ªa podido asesorarse con expertos.
Estas reflexiones se plasmaron en un documento, elaborado por Spottorno, ¡°lo suficientemente extenso pero tambi¨¦n breve como para exponer los problemas que se podr¨ªan plantear en ese escenario¡±. El t¨ªtulo, seg¨²n cont¨® la periodista Ana Romero en su libro El Rey ante el espejo, era muy plano: ¡°Consideraciones a tener en cuenta para una posible abdicaci¨®n¡±. Su autor se lo entrega en el verano de 2013 a Juan Carlos I, quien lo guarda en un caj¨®n. ¡°No me dijo nada. Tampoco yo le pregunt¨¦. No es mi misi¨®n andar preguntando al Rey por cosas que no me conciernen¡±, alega el exjefe de la Casa del Rey.
El 6 de enero de 2014, en el Sal¨®n del Trono del Palacio Real, Juan Carlos I apenas puede terminar su discurso. Se trastabilla, se salta frases, vuelve atr¨¢s. El d¨ªa anterior ha pasado su cumplea?os en Londres, con Corina Larsen, y ha dormido muy poco. A Javier Ayuso, que est¨¢ en la fila de empleados de la Casa Real, le da una lipotimia y tienen que sacarlo del acto. Las televisiones transmiten la escena en directo.
¡°Hab¨ªa pasado ya por situaciones delicadas, cuando tuvo que ir en silla de ruedas a la Cumbre Iberoamericana de C¨¢diz o le cost¨® pasar revista en la India. Pero ese fue, creo yo, un hecho crucial para su decisi¨®n definitiva¡±, explica el exjefe de comunicaci¨®n de Zarzuela.
El 1 de marzo, el Rey llama a Spottorno y le comunica que ha tomado la decisi¨®n de abdicar y le ordena que ¡°revise el documento [elaborado meses antes], lo actualice y ponga en marcha todo el proceso¡±. A partir de ese momento, coincide tambi¨¦n el general Sanz, ya no hay dudas ni marcha atr¨¢s.
Se reactiva el grupo de los cuatro, que estudia los aspectos jur¨ªdicos (ley org¨¢nica), los pol¨ªticos (cu¨¢ndo y c¨®mo) y los pr¨¢cticos (situaci¨®n en que quedan los Reyes, los que llegan y los que se van, as¨ª como el resto de la familia). Tambi¨¦n, a qui¨¦n hay que comunicarle la decisi¨®n y en qu¨¦ orden.
En primer lugar, a su propio hijo y heredero, que ser¨¢ el futuro Rey. Los entonces pr¨ªncipes de Asturias participan en todo el proceso. ¡°Hac¨ªan preguntas y opinaban sobre lo que dec¨ªamos y nosotros, naturalmente, escuch¨¢bamos sus opiniones y contest¨¢bamos sus preguntas¡±, explica Spottorno.
El 23 de marzo muere Adolfo Su¨¢rez, el primer jefe de Gobierno designado por Juan Carlos I, y en su funeral, el d¨ªa 31, le dice a Rajoy que tiene que hablar con ¨¦l al margen del despacho semanal. El presidente acude a La Zarzuela y el Rey le comunica su decisi¨®n. A partir de ese momento se monta un reducid¨ªsimo equipo en La Moncloa, encabezado por la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, con el subsecretario de Presidencia, Jaime P¨¦rez Renovales, como escudero, que negocia con Spottorno y sus m¨¢s cercanos colaboradores. Siempre con la m¨¢xima reserva. La obsesi¨®n es que no se haya una filtraci¨®n que, a su juicio, podr¨ªa complicar, si no malograr, la operaci¨®n.
¡°Nos reun¨ªamos en el despacho de Spottorno a las ocho de la tarde, cuando ya se hab¨ªa ido el personal de La Zarzuela. Los papeles que prepar¨¢bamos nunca estaban en el disco duro del ordenador. Los guard¨¢bamos en un pendrive y se imprim¨ªan para cada reuni¨®n. Al acabar, iban a la trituradora. As¨ª durante m¨¢s de dos meses¡±, rememora Ayuso.
Al d¨ªa siguiente de comunicarlo a Rajoy, el Rey cita al secretario general del PSOE, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Seg¨²n Elena Valenciano, entonces n¨²mero dos del partido, al l¨ªder socialista no le sorprendi¨® la decisi¨®n. ¡°Llevaban mucho tiempo hablando de ello. El Rey y Alfredo manten¨ªan una larga relaci¨®n, se comunicaban con frecuencia y le ten¨ªa casi como un consejero¡±.
Todos los que vivieron el proceso coinciden en que el papel de Rubalcaba fue fundamental. Al PSOE le hab¨ªa salido un competidor, Podemos, que le estaba robando electorado y aspiraba incluso a suplantarle como primer partido de la izquierda. En las elecciones europeas del 25 de mayo, por vez primera, las dos principales fuerzas pol¨ªticas, PP y PSOE, no sobrepasan el 50% de los votos.
El Rey quiere abdicar a final de a?o, incluso posponerlo al 5 de enero siguiente, cuando cumple 77 a?os. Le convencen, sin embargo, de que ¡°el calendario pol¨ªtico es muy complicado¡± y ¡°hay que aprovechar la ventana de oportunidad¡±. ¡°?Se pod¨ªa haber hecho antes? Quiz¨¢ s¨ª, lo que no estoy seguro es de que se pudiera hacer despu¨¦s¡±, reflexiona Spottorno. Tras el verano, llegar¨ªa la Diada del 11 de septiembre, que se anticipa complicada, y la consulta independentista del 9 de noviembre, promovida por el presidente catal¨¢n Artur Mas. Adem¨¢s, el PSOE ten¨ªa que celebrar primarias para elegir secretario general. ¡°Ten¨ªamos la certeza de que pod¨ªamos contar con Rubalcaba, pero no sab¨ªamos qu¨¦ podr¨ªa pasar con otro l¨ªder socialista¡±, a?ade el entonces jefe de la Casa Real.
Rubalcaba hace un movimiento ins¨®lito en su partido: dimite como secretario general la noche de las elecciones europeas pero, en vez de nombrar una gestora, se queda al frente del PSOE hasta el congreso federal, previsto para el 26 de julio. Le ha prometido al Rey seguir unas semanas m¨¢s para pilotar el proceso de abdicaci¨®n, que est¨¢ a punto de arrancar.
Entre abril y mayo de 2014, el Rey realiza una gira por seis pa¨ªses del Golfo P¨¦rsico, la ruta del d¨¢til se llam¨®, para dar imagen de normalidad y visitar por ¨²ltima vez a sus amigos los jeques ¨¢rabes como jefe del Estado. En el avi¨®n oficial, Spottorno y Ayuso repasan un texto: es el discurso de abdicaci¨®n. La indicaci¨®n que les dio el Rey es que deb¨ªa quedar claro que se trataba de una decisi¨®n pol¨ªtica, que hab¨ªa decidido pasar el testigo a su hijo y renovar la instituci¨®n. Ni una referencia a sus achaques de salud.
El objetivo era que la Ley de Abdicaci¨®n estuviera aprobada al terminar el periodo ordinario de sesiones, el 1 de julio, para que no se prolongara un debate pol¨ªtico espinoso. As¨ª se hizo. El proyecto se tramit¨® en tiempo r¨¦cord. Desde el anuncio de la abdicaci¨®n a la proclamaci¨®n del nuevo Rey solo pasaron 17 d¨ªas. Rubalcaba se emple¨® a fondo para evitar que aflorase el alma republicana de su partido. Solo un diputado socialista, Od¨®n Elorza, rompi¨® la disciplina de voto y se abstuvo. ¡°Sin Alfredo, es muy dif¨ªcil que se hubiera podido hacer de la manera ejemplar en que se hizo¡±, reconoce Valenciano. ¡°Trabajamos codo con codo [con el Gobierno y la Casa Real], sabiendo que manej¨¢bamos material radioactivo. Fue una gran operaci¨®n bipartidista¡±. Seguramente una de las ¨²ltimas.
La tarde antes de la proclamaci¨®n de Felipe VI, en el Palacio Real, Juan Carlos I ri?¨® a Posada porque, durante la tramitaci¨®n de la ley, se hab¨ªan dicho algunas cosas que no le gustaban. ¡°Yo le dije: ¡®Majestad, lo entiendo perfectamente pero, claro, es que hay pluralidad pol¨ªtica y algunos grupos son republicanos¡±, recuerda el expresidente del Congreso.
Diez a?os despu¨¦s, algunos de sus protagonistas, como el general F¨¦lix Sanz, se han decidido a contar por primera vez a EL PA?S la operaci¨®n que condujo a la abdicaci¨®n del Rey. ¡°Los espa?oles tienen derecho a conocer c¨®mo se gest¨® un hecho que es ya historia y les afecta¡±, explica. Eso s¨ª, sin vulnerar en ning¨²n momento su deber de secreto como exdirector del CNI, puntualiza.