El PP vende en el Congreso como un triunfo el acuerdo sobre el Poder Judicial
S¨¢nchez da a Feij¨®o la ¡°bienvenida a la Constituci¨®n¡±, mientras este desplaza al foco hacia el fiscal general del Estado y el tribunal de garant¨ªas
Por segunda vez en dos semanas, la bancada popular en el Congreso ha escenificado un recibimiento triunfal a su l¨ªder antes de medirse al presidente en la sesi¨®n parlamentaria de control. De la ovaci¨®n a Alberto N¨²?ez Feij¨®o por su victoria en las elecciones europeas del pasado d¨ªa 9 se ha pasado a otra ovaci¨®n este mi¨¦rcoles por ...
Por segunda vez en dos semanas, la bancada popular en el Congreso ha escenificado un recibimiento triunfal a su l¨ªder antes de medirse al presidente en la sesi¨®n parlamentaria de control. De la ovaci¨®n a Alberto N¨²?ez Feij¨®o por su victoria en las elecciones europeas del pasado d¨ªa 9 se ha pasado a otra ovaci¨®n este mi¨¦rcoles por el acuerdo con el Gobierno para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Lo que la actual direcci¨®n de los populares ven¨ªa rechazando desde hace casi dos a?os se presenta ahora como un gran ¨¦xito, celebrado hasta por los que se opon¨ªan al pacto con m¨¢s obstinaci¨®n. Feij¨®o ha presumido de haber evitado que Pedro S¨¢nchez controle el Poder Judicial. Y el socialista, con m¨¢s ganas de celebraci¨®n que de pelea, se ha quedado en la sorna: ¡°Bienvenido al cumplimiento de la Constituci¨®n¡±.
¡ªRepita conmigo, se?or Bola?os: los jueces elegir¨¢n a los jueces.
Ni Cayetana ?lvarez de Toledo, que conminaba as¨ª al ministro de Presidencia y Justicia, se sustrajo al ambiente triunfal que los populares trataron de construir este mi¨¦rcoles en el Congreso. La representante del ala m¨¢s aguerrida del partido, feroz combatiente hasta ahora contra cualquier clase de entendimiento con el sanchismo, no lleg¨® a tanto como su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, que comenz¨® su intervenci¨®n de esta guisa: ¡°Viendo las caras de los miembros del Gobierno, parece que se les ha muerto el gato¡±.
?lvarez de Toledo se dirigi¨® a F¨¦lix Bola?os con el aire displicente de quien ha conseguido que su adversario muerda el polvo. La tesis de la diputada era que el PP ha logrado imponer que los miembros del CGPJ sean elegidos por los jueces y no por los pol¨ªticos. Bola?os evit¨® tensar la cuerda y no se lo desminti¨® directamente, aunque le recomend¨® leer la parte del acuerdo suscrito entre el Ejecutivo y los populares que simplemente remite a una futura propuesta del propio Consejo para reformar el sistema de elecci¨®n de sus miembros. Dicho esto, el ministro no perdi¨® la ocasi¨®n de recordar que hasta hace unos d¨ªas ?lvarez de Toledo proclamaba que el PP no iba a ¡°entregar el Poder Judicial¡±.
El primer gran acuerdo entre los dos principales partidos en seis a?os de mandato de S¨¢nchez tuvo un cierto efecto calmante sobre el estado de hiperventilaci¨®n que suele reinar en el Congreso. Aunque no tanto como para que ambas partes se olvidasen de todo lo que se han dicho estos a?os. Feij¨®o y ?lvarez de Toledo ironizaron con que el Gobierno ha pactado con lo que descalificaba como ¡°extrema derecha¡±. Y Bola?os ironiz¨® con que los populares han pactado con lo que vilipendiaban como ¡°una pandilla de aut¨®cratas, de dictadores, de bilduetarras¡¡± La cosa qued¨® en empate.
Feij¨®o hab¨ªa abierto la sesi¨®n colg¨¢ndose la medalla por el acuerdo. Lleg¨® a decir que supone lo mismo que ¨¦l ven¨ªa proponiendo y que lo hubiese firmado ya hace dos a?os, pese a que lo rechazado entonces y lo acordado ahora se diferencian apenas en matices. Seg¨²n ¨¦l, ahora han sido ¡°las instituciones europeas¡± las que han forzado a S¨¢nchez. ¡°Hemos conseguido poner l¨ªmites a la voracidad del Gobierno de controlar las instituciones del Estado¡±, se jact¨®. Al mismo tiempo se esforz¨® en dejar claro que este entendimiento no implica que vaya a ceder en su ¨ªmpetu opositor. Para ello, retorn¨® a las alusiones a la esposa del presidente y situ¨® dos nuevos objetivos. Uno, el fiscal general del Estado, a quien tild¨® de ¡°abogado de la familia¡± de S¨¢nchez. Y otro, el Tribunal Constitucional, sobre el que formul¨® la siguiente solicitud: que S¨¢nchez d¨¦ ¡°instrucciones¡± a sus magistrados, puesto que, seg¨²n ¨¦l, le deben ¡°obediencia,¡± para que dejen de ¡°exculpar a los socialistas condenados por corrupci¨®n¡±, en alusi¨®n al caso de los ERE.
El presidente tambi¨¦n eligi¨® la displicencia. ¡°La perra gorda para usted¡±, espet¨® a Feij¨®o tras haber minimizado sus acusaciones como ¡°aspavientos para calmar a aquellos que le han llevado por la senda de la oposici¨®n destructiva¡±. S¨¢nchez prefiri¨® ensalzar las bondades del acuerdo, presumi¨® de que ¨¦l gobierna ¡°para la mayor¨ªa¡± y remat¨®: ¡°Ojal¨¢ sea el primero de otros muchos¡±. Tampoco se olvid¨® de asegurar, como hace pr¨¢cticamente cada semana, que agotar¨¢ los tres a?os que quedan de legislatura.
La sesi¨®n de control evidenci¨® que, cuando se apaguen los ecos del anhelado pacto, otro nubarr¨®n endemoniado asoma por el horizonte amenazando con nuevas tensiones: la financiaci¨®n auton¨®mica. Por ah¨ª fueron buena parte de los ataques de los segundos actores del PP, como Cuca Gamarra, que incidi¨® en acusar al Gobierno de ¡°comprar la presidencia de la Generalitat¡± ofreciendo a Catalu?a una ¡°financiaci¨®n privilegiada a costa de los dem¨¢s¡±. A su vez, ERC, por boca de Francesc-Marc ?lvaro, reiteraba que, ¡°sin ¡°soberan¨ªa fiscal¡±, el partido independentista ¡°no facilitar¨¢ ninguna investidura¡±. Para a?adir nuevos actores e ingredientes, N¨¦stor Rego, del BNG, pregunt¨® por el asunto a S¨¢nchez y proclam¨® que ¡°si alguien necesita un sistema de financiaci¨®n singular, esa es Galicia¡±. En medio de esos charcos se movi¨® midiendo cada paso la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, destinataria de cuatro preguntas sobre el tema. Su estrategia fue asegurar que este Gobierno ha dado m¨¢s dinero que ning¨²n otro a las comunidades aut¨®nomas y defender gen¨¦ricamente que se debe buscar una financiaci¨®n adaptada a las singularidades de cada cual. Y, m¨¢s all¨¢ de eso, no atarse a ning¨²n compromiso concreto.