La crisis de representaci¨®n, sin final a la vista
La mitad de la ciudadan¨ªa no se siente identificada con ning¨²n partido pol¨ªtico en un panorama pol¨ªtico marcado por la crispaci¨®n y la polarizaci¨®n
El apoyo a la democracia en nuestro pa¨ªs ha crecido considerablemente desde aquellos dram¨¢ticos a?os posteriores al Movimiento 15-M, la ¨²ltima gran movilizaci¨®n social de nuestra historia. En 2013, ¨²nicamente el 61% de la ciudadan¨ªa consideraba que la democracia era preferible al autoritarismo. Tan solo cuatro a?os antes, en 2009, el apoyo era del 85%. Se hab¨ªa producido una ca¨ªda en picado, de 24 puntos porcentuales. Hoy en d¨ªa, el respaldo incondicional al sistema democr¨¢tico se ha r...
El apoyo a la democracia en nuestro pa¨ªs ha crecido considerablemente desde aquellos dram¨¢ticos a?os posteriores al Movimiento 15-M, la ¨²ltima gran movilizaci¨®n social de nuestra historia. En 2013, ¨²nicamente el 61% de la ciudadan¨ªa consideraba que la democracia era preferible al autoritarismo. Tan solo cuatro a?os antes, en 2009, el apoyo era del 85%. Se hab¨ªa producido una ca¨ªda en picado, de 24 puntos porcentuales. Hoy en d¨ªa, el respaldo incondicional al sistema democr¨¢tico se ha recuperado considerablemente, aunque sin alcanzar los niveles registrados antes de la irrupci¨®n de los indignados. Seg¨²n el Bar¨®metro de septiembre de 40dB. para EL PA?S y la Cadena SER, el 73% cree que la democracia es siempre preferible al autoritarismo, 12 puntos porcentuales menos que antes del 15-M, pero 12 m¨¢s que entonces.
Pese a esta recuperaci¨®n parcial, Espa?a sigue imbuida en una crisis de representaci¨®n que ni la quiebra del bipartidismo, ni la aparici¨®n sucesiva de nuevos partidos pol¨ªticos han logrado diluir. Los indignados protestaron al grito de ¡°no nos representan¡±, reivindicando una ¡°democracia real¡±. Hoy en d¨ªa, son muy pocas las manifestaciones a favor de la mejora del sistema democr¨¢tico y, cuando las hay, son de parte, reflejo de la polarizaci¨®n pol¨ªtica. Sin embargo, pese a que las plazas p¨²blicas est¨¦n ahora vac¨ªas de j¨®venes, la crisis de representaci¨®n sigue viva en nuestro pa¨ªs. Pr¨¢cticamente la mitad de la ciudadan¨ªa no se siente representada por ning¨²n partido pol¨ªtico y ¨²nicamente poco m¨¢s de una d¨¦cima parte cree que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos se preocupa por lo que piensan personas como ellas. Estas cifras se tornan dram¨¢ticas si las comparamos con las de otras democracias del mundo. Un estudio reciente con preguntas similares del Pew Research Institute apunta a que Espa?a, junto a Argentina, son los dos pa¨ªses (en una muestra de 24) que arrastran las crisis de representaci¨®n m¨¢s profundas.
?Qui¨¦nes son los que sienten que ning¨²n partido les representa? En t¨¦rminos generales, la crisis de representaci¨®n es relativamente trasversal: ning¨²n grupo de la poblaci¨®n est¨¢ a resguardo de esta, aunque s¨ª afecte algo m¨¢s a las capas sociales m¨¢s vulnerables: las clases bajas y menos educadas, la poblaci¨®n pasiva (parados y amas de casa), as¨ª como los j¨®venes. Adem¨¢s, en t¨¦rminos ideol¨®gicos, son las personas moderadas y centristas las que m¨¢s acusan la falta de representaci¨®n, aunque aqu¨ª no sea la vulnerabilidad, sino la polarizaci¨®n y la crispaci¨®n pol¨ªticas las que se est¨¦n cobrando sus principales v¨ªctimas.
?Qu¨¦ consecuencias tiene no sentirse representado/a? La m¨¢s importante probablemente sea que genera desafecci¨®n democr¨¢tica. As¨ª, aunque la mayor¨ªa de las personas pol¨ªticamente hu¨¦rfanas piensan que la democracia es siempre preferible al autoritarismo, esta creencia est¨¢ menos extendida que entre quienes sienten que alg¨²n partido les representa: la diferencia en el apoyo al sistema democr¨¢tico es de 11 puntos porcentuales, que no es poco. Es obvio, pero conviene decirlo: sin una adecuada representaci¨®n, la democracia no recuperar¨¢ los niveles de legitimidad del pasado.