Carlos Maz¨®n protagoniza seis horas de debate pero no da una respuesta convincente sobre la cuestionada gesti¨®n de la dana
El presidente de la Generalitat admite errores, pero no dice cu¨¢les, y sugiere que habr¨¢ consecuencias por la gesti¨®n de la dana pero no las desvela
Despu¨¦s de 17 d¨ªas desde que una dana provocara el mayor desastre natural de este siglo en Valencia y acabara con la vida de 217 personas, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Maz¨®n, acud¨ªa al parlamento auton¨®mico para aclarar su cuestionada gesti¨®n de la crisis. Tanto los miembros del Gobierno valenciano como el propio jefe del Ejecutivo se han escudado en la convocatoria de esta comparecencia para no dar explicaciones que, en teor¨ªa, se iban a exponer durante la intervenci¨®n de Maz¨®n de este viernes. El l¨ªder de los populares, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, lleg¨® a decir que, tras el discurso de Maz¨®n, ¡°mucha gente¡± se sentir¨ªa ¡°parcialmente reconfortada¡±. Horas despu¨¦s de acabar la sesi¨®n parlamentaria, el silencio del PP sobre la actuaci¨®n del dirigente valenciano no pod¨ªa ser m¨¢s elocuente.
Carlos Maz¨®n, en las casi seis horas de debate, ha hablado de errores en tres ocasiones pero, excepto en un caso, no ha explicado cu¨¢les fueron esos fallos. La primera alusi¨®n ha sido para explicar por qu¨¦ borr¨® un mensaje en la red social x en el que hablaba de que las lluvias iban a moderarse a partir de las seis de la tarde. ¡°Pretend¨ªa eliminar una informaci¨®n que, tal y como hab¨ªa evolucionado la situaci¨®n, pod¨ªa resultar confusa al haber quedado obsoleta¡±, ha dicho. ¡°Hoy, ante todos ustedes, quiero reconocer la magnitud de lo ocurrido¡±, ha afirmado en otro momento despu¨¦s de que durante d¨ªas se le reprochara no ser consciente de la gravedad de lo ocurrido. ¡°Es mi responsabilidad reconocer, examinar los errores y deficiencias en nuestra respuesta para aprender de ello y actuar con mayor eficacia en el futuro¡±, ha expuesto pero sin delimitar ni uno de ellos, al igual que tampoco lo ha hecho cuando ha hablado de ¡°aprender de los errores¡±.
Ha admitido errores pero no solo no los ha destapado, sino que tampoco ha asumido ninguna responsabilidad por ellos ni ha anunciado si la comisi¨®n de estos tendr¨¢ consecuencias. Ha hablado de la creaci¨®n de una vicepresidencia que se encargue de la reconstrucci¨®n y de una consejer¨ªa de Emergencias que revise todos los protocolos, pero no ha desvelado si cesar¨¢ a alguno de los cargos competentes en la discutida gesti¨®n de la dana.
Dos veces ha hablado de disculpas. Las ha pedido y dirigido a quienes se sintieron abandonados ¡°porque, aunque se aplicaban los protocolos dise?ados y probados muchas veces en el pasado, su capacidad de respuesta no fue suficiente¡±, es decir, una disculpa a medias, sin reconocimiento de ninguna responsabilidad, porque ¨¦l hizo lo que hab¨ªa hecho siempre. La valoraci¨®n de la respuesta de la Generalitat a la cat¨¢strofe ha sido el otro momento en el que ha estado m¨¢s cerca de pedir perd¨®n. Pero Maz¨®n, que no ha variado el tono durante la lectura de las decenas de folios de discurso, ni ha considerado un error ni ha pedido perd¨®n por haber mantenido su agenda pese a que desde primera hora de la ma?ana hab¨ªa un aviso de nivel rojo por la llegada de una dana, ni por haberse mofado de la prudencia de otras instituciones que tomaron medidas, ni por haber estado tres horas en un almuerzo con una periodista, ni por haber llegado a la reuni¨®n de coordinaci¨®n de las Emergencias, Cecopi, m¨¢s de dos horas despu¨¦s de la que hubiera empezado. Es m¨¢s, en seis horas de debate no ha hecho ni referencia a ese almuerzo en un conocido restaurante de Valencia y se ha referido al tr¨¢fico para tratar de justificar el retraso en incorporarse a la reuni¨®n en la que, a las 20.11 horas, cuando hac¨ªa m¨¢s de ocho horas que los pueblos del interior de Valencia hab¨ªan comenzado a inundarse, se mand¨® la alerta a los m¨®viles para pedir que se evitaran desplazamientos.
¡°Hubo cosas que no se hicieron bien¡±, ha admitido Maz¨®n, aun sin concretarlas. Pero su frase solo ha servido para tratar de expandir responsabilidades, pese a que las competencias sobre Emergencias son exclusivamente auton¨®micas y Carlos Maz¨®n nunca quiso ceder el mando de la gesti¨®n de la tragedia. ¡°Hay quien encuentra alguna utilidad en parapetarse tras una trinchera de interpretaciones competenciales, normativas espec¨ªficas y letras peque?as de reglamentos y leyes para no hacer autocr¨ªtica sobre su gesti¨®n o su falta de ella¡±, ha dicho se?alando al Gobierno de Espa?a. En este, en la excepcionalidad del episodio clim¨¢tico y en un fallo generalizado del sistema, ha descargado toda la responsabilidad en la que, como mucho, la administraci¨®n auton¨®mica tiene una exigua parte de culpa porque ¡°se hizo lo mejor que se pudo en la situaci¨®n en la que se estaba, con la informaci¨®n de la que se dispon¨ªa y con los recursos con los que se contaba, aunque es evidente que no fue suficiente¡±, tal como ha argumentado.
Carlos Maz¨®n ha dado varias versiones de lo ocurrido en la gesti¨®n de la dana y en su comparecencia no ha sorprendido con ninguna respuesta m¨¢s convincente que las aportadas hasta ahora. El presidente valenciano sab¨ªa que ten¨ªa que pasar por este trago de intervenir en el parlamento, pero no ha aclarado siquiera sus horas de ausencia en la gesti¨®n del desastre, por las que todav¨ªa no ha dado la cara con una explicaci¨®n p¨²blica. Maz¨®n ha considerado que, como en otras ocasiones, con unas explicaciones, que considera prolijas por el tiempo que han ocupado, servir¨ªan para pasar p¨¢gina y dedicarse, como pretende, a la reconstrucci¨®n.
¡°Si no soy capaz de liderar la recuperaci¨®n, no optar¨¦ a la reelecci¨®n¡±, han sido las palabras que lo han situado m¨¢s cerca de asumir responsabilidades y de demostrar que los errores tengan consecuencias. Maz¨®n ha fiado su permanencia al triunfo de esa reconstrucci¨®n en la que la Generalitat pondr¨¢ 200 millones y para la que ha reclamado otros 31.000 al Gobierno al que, probablemente, vuelva a se?alar si se le pide que rinda cuentas.
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