Impartir justicia a m¨¢s de 40?: ¡°Por la tarde es una sauna¡±
Los juzgados n¨²mero 3 y 4 de Alcal¨¢ de Guada¨ªra (Sevilla) llevan desde mediados de julio sin aire acondicionado y sus funcionarios est¨¢n trabajando en condiciones de alto estr¨¦s t¨¦rmico
En el pasillo del edificio que alberga los Juzgados de Primera Instancia e Instrucci¨®n 3 y 4 de Alcal¨¢ de Guada¨ªra (Sevilla) hay un traj¨ªn de funcionarios. Uno sale de la sala de vistas, donde ha estado trabajando en la mesa en la que se sientan los abogados defensores, porque van a tomar declaraci¨®n a un detenido por violencia de g¨¦nero. Otra abandona un peque?o despacho porque acaba de ocuparlo uno de los jueces. Todos buscaban el alivio del aire acondicionado que en la sala en la que trabajan habitualmente lleva estropeado desde el pasado 13 de julio. En este tiempo, ...
En el pasillo del edificio que alberga los Juzgados de Primera Instancia e Instrucci¨®n 3 y 4 de Alcal¨¢ de Guada¨ªra (Sevilla) hay un traj¨ªn de funcionarios. Uno sale de la sala de vistas, donde ha estado trabajando en la mesa en la que se sientan los abogados defensores, porque van a tomar declaraci¨®n a un detenido por violencia de g¨¦nero. Otra abandona un peque?o despacho porque acaba de ocuparlo uno de los jueces. Todos buscaban el alivio del aire acondicionado que en la sala en la que trabajan habitualmente lleva estropeado desde el pasado 13 de julio. En este tiempo, marcado por sucesivas olas de calor, los 19 funcionarios, los dos titulares de los tribunales y los secretarios judiciales han estado redactando sentencias, tomando declaraciones, firmando documentaci¨®n y atendiendo de manera presencial al p¨²blico a una media diaria de m¨¢s de 40?.
¡°Imag¨ªnate si tuvieras que estar escribiendo reportajes a esa temperatura, pues as¨ª llevamos todo el verano¡±, responde resignado a la pregunta de qu¨¦ supone dictar autos con semejante calor, uno de los dos jueces de los juzgados, que han declinado dar sus nombres. En este tiempo, la Consejer¨ªa andaluza de Justicia hab¨ªa instalado cuatro ping¨¹inos para compensar la falta de aire acondicionado, dos en los despachos de uno de los jueces y de un secretario judicial, respectivamente, y el resto en la enorme sala contigua donde trabajan los funcionarios. Hasta esta misma semana, el titular del 3, que es el de violencia de g¨¦nero y, por tanto, est¨¢ siempre operativo de 9 a 13 horas, y su secretario judicial no dispon¨ªan de ning¨²n aparato para aliviar el calor. El mi¨¦rcoles colocaron cinco m¨¢s, pero su alcance es testimonial y en la mayor¨ªa de los casos, los tubos -que tambi¨¦n se recalientan e irradian calor- dan al techo donde se acumula m¨¢s flama, que eleva los grados.
¡°La temperatura aqu¨ª es extrema, llega un momento en el que es imposible estar concentrado¡±, indica Antonio Cabezo. Para acceder a su mesa tiene que sortear el tubo de pl¨¢stico de uno de los nuevos ping¨¹inos que serpentea por el suelo, dificultando el paso a otros puestos de trabajo. A su alrededor se acumulan una mara?a de cables que ocupan todos los enchufes de una regleta. ¡°Si esta instalaci¨®n estuviera as¨ª en cualquier tienda, ya la habr¨ªan cerrado¡±, se?ala su compa?era Margarita Escavia.
Hasta su mesa, como a la de Aira G¨®mez, no llega el exiguo aire fr¨ªo que sale de los ping¨¹inos. Ambas se han tra¨ªdo de sus casas dos ventiladores y G¨®mez, de vez en cuando, se refresca con el agua de un bote vaporizador. ¡°Aqu¨ª el problema es que como te lo acerques demasiado se vuelan los papeles, as¨ª que esto alivia, pero tampoco tanto¡±, dice.
En todo este tiempo, los t¨¦cnicos de mantenimiento hab¨ªan cre¨ªdo que el problema se deb¨ªa a la aver¨ªa de unas placas, cuya sustituci¨®n llevaba tiempo, pero esta semana detectaron que el fallo ven¨ªa del compresor y ya se ha pedido uno a Madrid, indican fuentes de la Consejer¨ªa de Justicia de la Junta de Andaluc¨ªa. Uno de los operarios que acaban de desmontar el antiguo compresor, explica que le han asegurado que el nuevo llegar¨¢ este viernes por la ma?ana. ¡°Si es as¨ª, por la noche ya estar¨ªa montado¡±, sostiene. Los funcionarios reciben la noticia con escepticismo. ¡°Llevamos todo el mes de agosto escuchando que la semana que viene llegaba la nueva placa y ahora que llega el compresor¡¡±, se lamenta Escavia.
Los funcionarios tienen reconocido un d¨ªa de teletrabajo a la semana, pero la Consejer¨ªa, de manera oficiosa, les ha permitido teletrabajar m¨¢s tiempo, una facultad que pr¨¢cticamente ninguno de ellos ha usado. En el caso del juzgado de violencia de g¨¦nero, porque siempre tiene que haber tres de ellos prestando sus funciones de manera presencial, y, en general, porque al haber compa?eros de vacaciones, tienen que cubrir sus turnos y adem¨¢s muchas de sus actividades requieren papeleo o una atenci¨®n presencial. ¡°Adem¨¢s, a nosotros desde la Junta no nos han facilitado ordenadores y muchos no tenemos equipos en casa, m¨¢s all¨¢ de que el programa y las aplicaciones que utilizamos son lent¨ªsimas¡±, a?ade Cabezo.
Atenci¨®n presencial
Esta semana entra de guardia el Juzgado 4, as¨ª que la cantidad de funcionarios que comparten espacio y calor aumenta. Si el aire acondicionado no se arregla, cuando se incorporen todos temen que la situaci¨®n sea insostenible. Este jueves hay 10 funcionarios trabajando, m¨¢s los dos jueces -los secretarios judiciales teletrabajan-. Una de ellas, que prefiere no dar su nombre, tiene que estar en el turno de guardia de la tarde -de cinco a ocho-. ¡°Va a ser mi primera tarde en esta situaci¨®n de calor, a ver qu¨¦ tal se da¡±, dice con cierta angustia.
El edificio en el que trabajan est¨¢ rodeado de grandes ventanales y el techo est¨¢ cubierto por una claraboya acristalada, lo que provoca que cuando penetra el sol, la sala de los funcionarios a¨²n se recaliente m¨¢s. ¡°Por la tarde esto es una sauna¡±, advierte Escavia, acostumbrada a quedarse m¨¢s all¨¢ de las dos de la tarde, cuando entran casos de violencia de g¨¦nero a ¨²ltima hora de la ma?ana. ¡°Como cada mes de agosto, lamentablemente, la actividad en ese juzgado lejos de disminuir, aumenta¡±, abunda Cabezo.
A las 11 de la ma?ana, a la sombra m¨ªnima que se extiende a las afueras del edificio de los juzgados, el term¨®metro marca 36?. En la sala donde est¨¢n los funcionarios, la temperatura es de casi 40?, y la sensaci¨®n de calor empieza a hacerse insoportable a los pocos minutos. ¡°Si no te pegas los ping¨¹inos directamente, no notas nada¡±, se?ala Cabezo, que tiene uno de esos aparatos refrigerantes apuntando directamente a su puesto. Fuera de ese alcance impera el bochorno.
El Reglamento de Instalaciones T¨¦rmicas en Edificios establece que la temperatura operativa recomendada en verano es de entre 23 y 25 grados. As¨ª est¨¢n acondicionadas la sala de vistas, los despachos de la Fiscal¨ªa, el de los abogados y procuradores, la habitaci¨®n donde aguardan las mujeres y quienes vienen a denunciar una agresi¨®n de g¨¦nero y otro cuarto auxiliar. El edificio consta de dos equipos de ventilaci¨®n y el que dota de aire acondicionado a esas estancias s¨ª funciona. Por eso se ha convertido en costumbre de los funcionarios refugiarse en la sala de vistas o en ese despacho auxiliar para poder trabajar en unas condiciones ¨®ptimas. ¡°No hay turnos, aqu¨ª impera la regla del que llega primero¡±, asegura una funcionaria del cuerpo de Auxilio judicial, que tampoco quiere decir su nombre. En ese peque?o despacho han habilitado un ordenador y est¨¢ tan demandado que hasta el juez de violencia de g¨¦nero ¡ªque hasta esta semana tampoco ten¨ªa ping¨¹ino en su despacho¡ª lo utiliza. ¡°Tengo papeles ya en todos los sitios, de tanto como nos vamos moviendo¡±, bromea la trabajadora.
En este casi mes y medio sin aire acondicionado, el equipo de los Juzgados 3 y 4 de Alcal¨¢ de Guada¨ªra ha asumido con resignaci¨®n trabajar a 40?. ¡°Algunos d¨ªas han llegado a superar los 50?. Esto conlleva un estr¨¦s t¨¦rmico brutal¡±, explica F¨¢tima Molina, delegada de Prevenci¨®n del ¨¢rea de Justicia de CSIF Sevilla, el sindicato que ha denunciado la situaci¨®n de los funcionarios a lo largo de este verano. Ellos solo se han acostumbrado a las sucesivas olas de calor ¡ªque en el interior del edificio golpean como un maremoto¨D, si no a moverse entre los tubos ardiendo de los ping¨¹inos, que culebrean hacia el techo o buscan una salida improvisada a trav¨¦s de las ventanas. Pero estos aparatos port¨¢tiles han pasado de ser una respuesta provisional a una soluci¨®n insostenible. ¡°A ver si es verdad que esto se resuelve pronto¡±, dice Escavia, en un suspiro de esperanza.