Olas de calor: investigar los efectos de las altas temperaturas en la salud va m¨¢s all¨¢ de calcular muertes
Es necesario conocer por qu¨¦ la poblaci¨®n de unos lugares se adapta mejor que la de otros a las olas de calor, qu¨¦ variables influyen y modificarlas cuando sea posible
Durante todo el verano hemos vivido sucesivas olas de calor con temperaturas r¨¦cord en Europa y en Espa?a, hasta el punto de que el pasado mes de julio se alcanzaron temperaturas medias a escala global superiores a los 1,5 grados por encima de los valores preindustriales. Esto debe ser una importante llamada de atenci¨®n sobre la urgencia de poner en marcha medidas de adaptaci¨®n que minimicen los impactos que las altas temperaturas tienen sobre la salud.
El conteo de fallecimientos atribuibles a los efectos de las altas temperaturas, normalmente en t¨¦rminos de aumento de la mortalidad, es b¨¢sico como herramienta de vigilancia en salud p¨²blica. Sin embargo, este no debe convertirse en el ¨²nico objetivo de investigaci¨®n. Al igual que ocurre con el impacto en salud de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, los efectos que el calor extremo tiene sobre la mortalidad est¨¢n m¨¢s que demostrados. Pensamos que es el momento de enfocar la investigaci¨®n hacia otros objetivos que generen mejoras eficientes en salud p¨²blica.
Las medidas dirigidas a la reducci¨®n de emisiones (mitigaci¨®n) son extremadamente relevantes en relaci¨®n con los impactos del cambio clim¨¢tico sobre la salud, pero son insuficientes para mantener la temperatura media del planeta por debajo de los umbrales de seguridad propuestos en el Acuerdo de Par¨ªs. Por tanto, la adaptaci¨®n y la gesti¨®n de riesgos son las herramientas b¨¢sicas en las que hay que trabajar para disminuir la vulnerabilidad poblacional a las altas temperaturas.
Rehabilitar viviendas y crear zonas verdes. Desde el punto de vista de los procesos de adaptaci¨®n, los factores locales son claves a la hora de disminuir el impacto sobre la morbimortalidad. Es necesario conocer por qu¨¦ la poblaci¨®n de unos lugares se adapta mejor que la de otros a las olas de calor, qu¨¦ variables influyen y modificar, en la medida de lo posible, aquellas que se puedan.
Se sabe que la rehabilitaci¨®n clim¨¢tica de las viviendas y su mejor adecuaci¨®n para soportar altas temperaturas disminuyen el impacto de las olas de calor. Tambi¨¦n, que la existencia de zonas verdes y azules en las ciudades constituyen una gran oportunidad para disminuir el impacto del calor sobre la salud.
Se trata de dirigir la investigaci¨®n hacia qu¨¦ factores urban¨ªsticos y sociales pueden mejorar la vida dentro de las ciudades y c¨®mo implementarlos para conseguir renaturalizarlas.
Debemos mejorar los Planes de Prevenci¨®n. Otro factor que ha resultado clave en nuestro pa¨ªs a la hora de disminuir el impacto de las olas de calor sobre la mortalidad han sido los Planes de Prevenci¨®n ante las altas temperaturas, tanto el estatal como los auton¨®micos o municipales, que hay que seguir mejorando.
Para ello, es necesario disminuir su resoluci¨®n geogr¨¢fica. Es decir, descender de la escala provincial a la escala de ¨¢reas isoclim¨¢ticas (zonas geogr¨¢ficas con similar comportamiento de las variables meteorol¨®gicas). Adem¨¢s, hay que determinar las temperaturas umbrales de disparo de la mortalidad atribuible a las olas de calor para su implementaci¨®n a esa escala, que trasciende los l¨ªmites administrativos. Se trata de determinar los impactos sobre la salud tambi¨¦n a escala local. No es efectivo no considerar los factores locales en el an¨¢lisis de los impactos si estos factores son clave, seg¨²n nos recuerda la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Adem¨¢s, hay que mejorar el conocimiento de las condiciones meteorol¨®gicas que generan las olas de calor, dependiendo de su origen, los riesgos de exposici¨®n e impactos var¨ªan. Por ejemplo, las olas de calor de origen sahariano llevan asociadas importantes incrementos de material particulado, cuyo efecto en la morbimortalidad es, a veces, superior al de la propia temperatura. Por el contrario, las olas de calor cuya generaci¨®n est¨¢ en el bloqueo anticicl¨®nico, suelen conllevar incrementos en las concentraciones de ozono troposf¨¦rico, con importantes efectos en salud asociados.
Por tanto, se debe investigar en el dise?o de planes de prevenci¨®n que protejan la salud y que integren contaminaci¨®n atmosf¨¦rica y olas de calor, pero tambi¨¦n que consideren la ocurrencia simult¨¢nea de incendios forestales, exacerbaci¨®n de sequ¨ªas, enfermedades transmitidas por vectores (como mosquitos y garrapatas) y profundizar en el conocimiento de enfermedades de transmisi¨®n h¨ªdrica y alimentaria. Todos estos son factores de riesgo agravados en los periodos de altas temperaturas.
Los trabajadores al aire libre tambi¨¦n son vulnerables. Adem¨¢s, se debe ampliar el conocimiento de los grupos de personas especialmente vulnerables a las olas de calor, tradicionalmente centrado en las personas de edad avanzada y con enfermedades cr¨®nicas, y trasladar la investigaci¨®n a otros grupos poblacionales. Hablamos, por ejemplo, de los trabajadores al aire libre y de las personas con discapacidad, que pueden verse afectados de forma diferente en situaciones de altas temperaturas. Tambi¨¦n las mujeres embarazadas son un grupo de especial vulnerabilidad en olas de calor.
Es necesario determinar qu¨¦ enfermedades se ven especialmente exacerbadas por el calor y, por tanto, son susceptibles de aumentar los ingresos hospitalarios y la mortalidad. Se conoce que las principales son aquellas de car¨¢cter cr¨®nico, respiratorias y circulatorias, neurol¨®gicas, renales e incluso endocrinas y metab¨®licas e incluso investigar la mayor afectaci¨®n del calor en diferentes grupos de edad (especialmente articular medidas de prevenci¨®n sobre poblaci¨®n en edad escolar).
Aun as¨ª, hay que profundizar en este an¨¢lisis y definir protocolos de actuaci¨®n a nivel asistencial que permitan optimizar la gesti¨®n de riesgos y recursos para minimizar los efectos en la salud, incluyendo la salud mental.
La importancia de comunic¨¢rselo a la poblaci¨®n. Por ¨²ltimo, hay que investigar sobre c¨®mo transmitir esta informaci¨®n a la poblaci¨®n unificando alertas y mensajes y haci¨¦ndolos efectivos, as¨ª como capacitar a los profesionales para responder ante estos riesgos. Aqu¨ª la educaci¨®n ambiental, la educaci¨®n para la salud, la formaci¨®n del personal sociosanitario, las redes de salud comunitaria, la alfabetizaci¨®n en salud de pacientes, familiares y personas cuidadoras y los medios de comunicaci¨®n juegan un papel decisivo.
Es decir, hay muchas l¨ªneas de actuaci¨®n para seguir trabajando e investigando, para seguir la senda de una adaptaci¨®n positiva a las altas temperaturas porque, aunque no se aprecie de forma intuitiva, el impacto de las olas de calor medido a trav¨¦s de los riesgos atribuibles sobre la mortalidad en Espa?a, disminuy¨® en el periodo 2004-2013 en relaci¨®n con el 1983-2003. Este descenso tiene mucho que ver con varios factores como la puesta en marcha de los planes de prevenci¨®n en salud p¨²blica, las mejoras socioecon¨®micas, sanitarias y de infraestructuras, principalmente urbanas y en los hogares. Aunque lo m¨¢s importante es la adecuada transmisi¨®n de la informaci¨®n de los riesgos asociados y su transformaci¨®n en acci¨®n positiva para la salud.
Cristina Linares es codirectora de la Unidad de Referencia en Cambio Clim¨¢tico, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III.
Jes¨²s de la Osa es cocoordinador del Itinerario en Salud Global del Instituto Aragon¨¦s de Ciencias de la Salud IACS.
Julio D¨ªaz es codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Clim¨¢tico, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en Science Media Centre.
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