¡°Los m¨¦dicos estamos trabajando con los ojos cerrados¡±
Javier Sotoca, neur¨®logo, hac¨ªa tres a?os que no ve¨ªa una radiograf¨ªa de t¨®rax, pero dej¨® la consulta y baj¨® a una de las plantas del hospital
Javier Sotoca tiene el recibidor hecho unos zorros. Nada m¨¢s entrar en casa, una silla le da la bienvenida. Y ante ella hace los honores: se desviste de arriba abajo. Y a la ducha. Lo mismo hace Ana, su mujer. De la silla, uno y otro se van directos al ba?o. Y la ropa, a la lavadora. ¡°Y hasta que no nos hemos duchado no nos damos ni un beso. Eso tampoco lo hac¨ªamos antes¡±, cuenta ¨¦l, en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S. Antes es antes de esta crisis sanitaria. Antes de que no pudi¨¦ramos hilar dos frases sin decir ...
Javier Sotoca tiene el recibidor hecho unos zorros. Nada m¨¢s entrar en casa, una silla le da la bienvenida. Y ante ella hace los honores: se desviste de arriba abajo. Y a la ducha. Lo mismo hace Ana, su mujer. De la silla, uno y otro se van directos al ba?o. Y la ropa, a la lavadora. ¡°Y hasta que no nos hemos duchado no nos damos ni un beso. Eso tampoco lo hac¨ªamos antes¡±, cuenta ¨¦l, en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S. Antes es antes de esta crisis sanitaria. Antes de que no pudi¨¦ramos hilar dos frases sin decir coronavirus. Antes de que este neur¨®logo fuera reclamado para echar una mano y ¨¦l aceptara. Mientras esto, la crisis, la Covid-19,, dure no volver¨¢ a su confortable consulta en el Hospital de Terrassa. Su lugar hoy est¨¢ en el mismo centro, pero en otra planta: entre los doctores que tratan de luchar, como pueden, contra el virus. Entre los m¨¦dicos que sue?an con firmar m¨¢s altas y hacer menos llamadas.
¡°Los primeros d¨ªas vives un subid¨®n. Es un caos, una cat¨¢strofe, y todos somos conscientes, pero como es una situaci¨®n excepcional todo el mundo da el m¨¢ximo. Pasan los d¨ªas y la situaci¨®n sigue siendo igual de excepcional, pero la gente est¨¢ m¨¢s cansada. Es muy duro psicol¨®gicamente¡±, asume. Cuenta que hace tres a?os que no hac¨ªa una guardia, que no miraba una radiograf¨ªa de t¨®rax o se colgaba un fonendoscopio. Y recuerda c¨®mo vivi¨® los d¨ªas del atentado terrorista en las Ramblas, en agosto de 2017: ¡°Por entonces estaba trabajando en Urgencias. Sab¨ªamos que necesit¨¢bamos un esfuerzo brutal de todos, que en una semana aquello se normalizar¨ªa. Ahora no es as¨ª. Esto no se acaba en una semana. Aunque sigue habiendo una colaboraci¨®n excepcional¡±.
Aunque no es neum¨®logo, ni epidemi¨®logo, Sotoca es uno de los doctores encargados de liderar a un equipo del Hospital de Terrassa ¨Ctrabaja con otro m¨¦dico, dos residentes y 30 enfermeros¨C que, desde hace tres semanas, trata con pacientes que han dado positivo por coronavirus. ¡°He pasado de ver a unos 15 enfermos cada d¨ªa, con una patolog¨ªa neurol¨®gica, habitualmente enfermos con esclerosis m¨²ltiple, que es mi especialidad, a tratar una enfermedad de la que no sabemos nada. He cambiado la consulta por diez enfermos de Covid-19 que son extremadamente inestables: un enfermo que hoy est¨¢ bien ma?ana est¨¢ hecho mierda¡±, resume.
Suya es la tarea de informar a las familias. De contarles cu¨¢l es la evoluci¨®n de un paciente. Y, tambi¨¦n, de dar las malas noticias. ¡°Llamar para decir que un padre o un hermano se morir¨¢ en las siguientes horas o d¨ªas es dur¨ªsimo¡±, reconoce. Aunque quienes m¨¢s m¨¦rito tienen, se?ala, no son los m¨¦dicos. ¡°Quienes est¨¢n con los enfermos y les dan apoyo psicol¨®gico son los enfermeros y auxiliares, que tienen un sueldo de pena y condiciones de trabajo deplorables. Ellos son los h¨¦roes. Los que est¨¢n ocho horas con todo el EPI puesto ¨Cese equipo de protecci¨®n individual que les deja la cara marcada¨C, que es un engorro. Ellos son lo que est¨¢n al lado de la persona que se muere y los que hacen las v¨ªdeo llamadas a la familia¡±.
A ¨¦l le pesan el desconocimiento y cierta impotencia. ¡°No tenemos ni idea de lo que estamos haciendo. Este es un virus muy nuevo, y cuando creemos que tenemos un patr¨®n de repente nos cambia el concepto. El ¨²nico f¨¢rmaco que tenemos para combatir el virus viene de un ensayo cl¨ªnico que demuestra que no es ¨²til, pero lo estamos utilizando igualmente porque hay una tendencia a la mejor¨ªa. Los m¨¦dicos estamos trabajando con los ojos cerrados, no tenemos suficiente evidencia¡±, admite. Y resopla.
A Javi se le quiebra la voz cuando explica que se siente afortunado. Le cuesta desconectar ¨C¡°Como estamos todos confinados, no podemos hablar ni de f¨²tbol¡±, dice¨C pero encuentra comprensi¨®n al llegar a casa. Su esposa, Ana, trabaja de secretaria en otro hospital. Y lo entiende todo. Sin que nadie se lo explique. ¡°Si no la tuviera al lado no podr¨ªa con esto. Los d¨ªas que son una mierda, me emociono, lloro y ella me abraza y me cuida¡±. Ana y Javi hicieron un pacto ¡°al principio de todo esto¡±. ?l quer¨ªa dormir en otra habitaci¨®n, pero ella no le dej¨®: ¡°Yo tambi¨¦n puedo contagiarme¡±, le dijo. ¡°Si no puedo llegar a mi casa despu¨¦s de un d¨ªa de mierda y abrazar a mi mujer, no puedo volver a trabajar al d¨ªa siguiente¡±, remata Sotoca. Si en este tiempo alguno de los dos diera positivo, tampoco se aislar¨ªan. Es el trato.
"Nos cre¨ªmos felices"
Nombre: Javier Sotoca Fern¨¢ndez, 33 a?os.
Profesi¨®n: Neurol¨®go; actualmente, 'covid¨®logo'.
Qu¨¦ hac¨ªa antes de la crisis: Creer que ¨¦ramos felices y lo ten¨ªamos todo. Y trabajar como un burro. Esto nos har¨¢ relativizar las cosas.
Qu¨¦ har¨¢ cuando acabe la crisis: Disfrutar de la familia y pasear. Y estar con los que quiero: antes, cuando pod¨ªamos, tampoco nos ve¨ªamos tanto.