¡°Le dije: ¡®Todo va a salir bien¡¯, y le fall¨¦. Baj¨¦ a la calle a llorar¡±
Los sanitarios, agotados y frustrados, sustituyen a las familias en los cuidados de los enfermos. Se enfrentan a sufrir depresi¨®n, ansiedad y estr¨¦s postraum¨¢tico
F¨¢tima, una enfermera de la UCI del hospital de Alcorc¨®n, en Madrid, escribe desde el cuarto de un hotel. As¨ª protege a su madre, con alzh¨¦imer, a su padre anciano y a sus dos hijas adolescentes. Teclea: ¡°Ayer en mi turno de trabajo comprob¨¦ por primera vez como la vida y la muerte se miran en un parpadeo. Tuve que ayudar a vestir y desvestir a familias temblorosas a las que la muerte ha mirado a sus ojos inocentes, sin avisar. Y a una mujer la di la mano antes de administrarle medicaci¨®n para que un ventilador respirara por ella. Le dije: ¡®Todo va a salir bien¡¯, y le fall¨¦. La muerte volvi¨® a ganar. Sal¨ª a la calle a gritar, a llorar y a escuchar la voz de la persona que est¨¢ dando sentido a todos estos d¨ªas¡±.
Muchos otros sanitarios, los sostenes de esta emergencia que ha borrado ya m¨¢s de 11.800 vidas y ha hecho enfermar a cientos de miles de espa?oles, podr¨ªan suscribir las palabras de F¨¢tima. As¨ª lo constata la psic¨®loga del hospital Gregorio Mara?¨®n, tambi¨¦n de Madrid, Mar¨ªa Mayoral, en unos grupos en los que m¨¦dicos, enfermeras, auxiliares o celadores escupen frustraci¨®n y dudas al quitarse los trajes de protecci¨®n. ¡°Ven que la gente empeora de un d¨ªa para otro y muere. Crea mucha incertidumbre, sensaci¨®n de descontrol. Temen contagiarse, y contagiar a los suyos. Les genera culpa y aislamiento¡±. El 13 de marzo, cuando se declar¨® el estado de alarma, los psiquiatras y psic¨®logos del hospital tomaron como pacientes no solo a los solitarios enfermos de coronavirus y sus aterradas familias. Tambi¨¦n a sus compa?eros.
D¨ªas m¨¢s tarde, el presidente de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa, Celso Arango, jefe del Gregorio Mara?¨®n, envi¨® una carta a sus afiliados. Les ped¨ªa que cuidasen de los sanitarios ¡°que luchan contra la extenuaci¨®n, la impotencia, el tomar decisiones vitales para las que no han sido formados, la precariedad en lo material y t¨¦cnico. Todo ello sin periodo de adaptaci¨®n previo¡±. Tambi¨¦n adjuntaba material para ayudar a m¨¦dicos y enfermeros con puntos compartidos con otros organismos, como el Centro para el Estudio del Estr¨¦s Traum¨¢tico estadounidense, y que recoge el escenario que describe F¨¢tima: saturaci¨®n, riesgo de contagio, pacientes angustiados y familias desconsoladas. ¡°Todos cuentan que est¨¢n trabajando sin medios y tomando decisiones muy complicadas. Sienten impotencia, rabia, tristeza y mucha angustia, porque est¨¢n al l¨ªmite de sus fuerzas f¨ªsicas y ps¨ªquicas¡±, se lamenta la psiquiatra Ana Maeso, una de las especialistas que los asiste por tel¨¦fono o videoconferencia en nombre de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa.
Adem¨¢s de doblegar con la muerte y el quebrantamiento, la Covid-19 impacta las mentes de los cuidadores aunque no se hayan infectado. Se ha visto en China, su primera parada. La mitad de los 1.200 m¨¦dicos y enfermeras que atend¨ªan a estos pacientes en 34 hospitales sufrieron s¨ªntomas de depresi¨®n y, en menor medida, ansiedad (44%) e insomnio (34%), seg¨²n un estudio publicado en marzo en la revista Journal of the American Medical Association. La mayor¨ªa (siete de cada 10) relataron sufrimiento y preocupaci¨®n. Consecuencias que ya se hab¨ªan dado en otras epidemias como la del SARS, en 2003, cuando los sanitarios en primera l¨ªnea reportaron depresi¨®n, ansiedad, miedo y frustraci¨®n. Una situaci¨®n que se repiti¨® en 2014 con la crisis del ¨¦bola.
¡ªLo m¨¢s duro cuando muere un paciente es ver a la familia con mascarillas gritar desde la puerta: ¡®?Pap¨¢, te queremos!¡¯. Y t¨² te acercas y aunque est¨¦ sedado, le dices que han venido a despedirse. A veces hace alg¨²n gesto. Luego los suyos lloran. Yo lloro con ellos.
Eso cuenta Gloria, otra enfermera de UCI. ¡°En general, el apoyo emocional lo hacen las familias y esa carga ahora, con los pacientes aislados, la asumen los sanitarios¡±, expone la catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica Mar¨ªa Paz Garc¨ªa-Vera, coordinadora de los tel¨¦fonos de atenci¨®n que ha puesto en marcha esta semana el Ministerio de Sanidad con 47 profesionales expertos en situaciones de emergencia. ¡°Aunque se sienten muy reconocidos por todo el mundo, eso significa mucha presi¨®n, porque no quieren decepcionar. Est¨¢n haciendo mucho m¨¢s de lo que es su trabajo¡±.
La auxiliar de Enfermer¨ªa Irene Llorente, ahogada por la impotencia de ver las caras de los allegados al entregarles las mascarillas, de comprobar despu¨¦s de tantos a?os en Infecciosas, que un enfermo mejora hoy y dentro de dos d¨ªas ha muerto, se oy¨® decir en un grupo de terapia:
¡ªSolo tengo ganas de llorar.
¡°No pod¨ªa parar. Era salir por la puerta del hospital y ponerme a llorar. No consegu¨ªa dormir. Ten¨ªa pesadillas¡±, asegura la veterana sanitaria del Gregorio Mara?¨®n. Esa explosi¨®n al abandonar la tarea la explica la psic¨®loga Mayoral: ¡°Para poder trabajar han de disociarse, pero es un sobrecoste, te centras en tu labor pero tambi¨¦n empleas la empat¨ªa, absorbes emociones, y se produce la llamada fatiga por compasi¨®n¡±.
Fatiga. Agotamiento. Turnos que se doblan. Muchos de los sanitarios contactados rehusaron hablar por estos motivos o tras comprometerse, se echaron atr¨¢s. ¡°Intento no seguir recordando todo lo que est¨¢ pasando¡±, respondi¨® una enfermera. ¡°Tienen mucha fatiga f¨ªsica y tambi¨¦n mental. Est¨¢n sometidos a emociones extremas¡±, afirma Mayoral.
La intensivista Mari Cruz Mart¨ªn Delgado lleva desvelada desde el 25 de febrero, cuando el primer paciente grave de Madrid ingres¨® en la UCI del hospital de Torrej¨®n, de la que ella es responsable. ¡°Estoy con esa sensaci¨®n permanente de salir de guardia, hiperalerta¡±, explica y a?ade, como miembro de la junta directiva de la Sociedad Espa?ola de Medicina Intensiva, Cr¨ªtica y Unidades Coronarias (Semicyuc): ¡°Todos hemos duplicado y triplicado camas, cambiado nuestra forma de trabajar, tomando continuamente decisiones, con la sensaci¨®n de no dar los cuidados ideales¡±. Su colega Mar¨ªa Antonia Estecha, que dirige la UCI del hospital Virgen de la Victoria de M¨¢laga, es otra insomne: ¡°Yo no duermo bien, tres o cuatro horas. Trabajamos con mucha presi¨®n y vemos que va en aumento y no para. Esa sensaci¨®n de incertidumbre tambi¨¦n nos angustia. El principal motivo de frustraci¨®n es carecer de videolaringos de un solo uso, tubos especiales, monitores de relajaci¨®n muscular y mejores respiradores. Pero en general lo llevamos bien, tenemos tanto trabajo que no te paras a pensar mucho¡±.
Aun as¨ª, est¨¢n en una din¨¢mica de hiperactivaci¨®n, dicen los especialistas consultados. ¡°La mayor¨ªa est¨¢n centrados en hacerlo lo mejor posible, en volcarse, con un nivel de tensi¨®n muy alto que les permite concentrarse. Hay que prepararlos, porque despu¨¦s sufrir¨¢n ansiedad, estr¨¦s postraum¨¢tico¡±, dice la psic¨®loga Tr¨¢nsito Bernal, que atiende a enfermeras a trav¨¦s del colegio profesional de C¨®rdoba. Servicios de este tipo funcionan en cinco comunidades (La Rioja, Navarra, Madrid, Cantabria y Baleares) y cinco provincias (adem¨¢s de C¨®rdoba, Guip¨²zcoa, Ciudad Real, Guadalajara y Granada).
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando el coronavirus remita? ¡°No se van a quitar los EPI [Equipos de Protecci¨®n Individual] y se van a poner a pasar consulta. Han tenido que estar improvisando, est¨¢n muy cabreados, habr¨¢ mucho burnout [s¨ªndrome del quemado]. Revivir¨¢n todo¡±, dice el psiquiatra Enrique Garc¨ªa Bernardo. La intensivista augura lo mismo: ¡°Nuestra especialidad ya ten¨ªa previamente m¨¢s burnout que otras¡±. Garc¨ªa-Vera insiste en que hay que desplegar psic¨®logos ya. Mayoral matiza: ¡°Si empiezan a cuidarse ahora, a pedir ayuda, podr¨¢n llevarlo mejor. Algunos tendr¨¢n recursos. Otros no¡±. Mientras, ella seguir¨¢ en las sesiones. Y escuchar¨¢:
¡ªNecesito saber cu¨¢ndo va a acabar esto y si voy a aguantar.
Qu¨¦ puedo hacer hoy con lo que tengo
¡°En el grupo de apoyo te ayudan a ver que lo que te est¨¢ pasando es normal. Que si lloro es porque estoy sana¡±, dice la auxiliar Llorente; ¡°ahora me concentro en el momento. Si tengo que hacer esto voy y lo hago¡±. Se trata, explica la psic¨®loga Mayoral, que dirige estos grupos, de ¡°permitir que puedan hablar para validar esa emoci¨®n porque algunos entienden la tristeza como una debilidad. Y de que traten de vivir el momento, de enfocarse en el d¨ªa. De que se pregunten, ?qu¨¦ puedo hacer yo hoy?¡±. Y luego hacerles ver que son los que est¨¢n mejor preparados para afrontar la crisis. ¡°Nos centramos en que acepten que dentro de la situaci¨®n en la que est¨¢n y con los recursos materiales que tienen, hacen todo lo que pueden¡±, se?ala su colega Tr¨¢nsito Bernal.
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