El d¨ªa que 750.000 personas se esfumaron de Barcelona por la cuarentena
Los datos de telefon¨ªa muestran la di¨¢spora de gente que acud¨ªa a trabajar a la ciudad y turistas
Los gr¨¢ficos muestran un desplome s¨²bito. Lo nunca visto. Ni en agosto. Casi de un d¨ªa para otro, entre el 13 y el 16 de marzo pasados, Barcelona perdi¨® a 750.000 personas. Gente que durante el d¨ªa est¨¢ en la ciudad y dej¨® de venir tras la declaraci¨®n del estado de alarma, la restricci¨®n de movilidad y el cerrojazo de ...
Los gr¨¢ficos muestran un desplome s¨²bito. Lo nunca visto. Ni en agosto. Casi de un d¨ªa para otro, entre el 13 y el 16 de marzo pasados, Barcelona perdi¨® a 750.000 personas. Gente que durante el d¨ªa est¨¢ en la ciudad y dej¨® de venir tras la declaraci¨®n del estado de alarma, la restricci¨®n de movilidad y el cerrojazo de servicios no esenciales decretados para frenar el avance del coronavirus. Barcelona tiene 1,6 millones de habitantes. Y de tener una cifra media de 2,5 millones de personas presentes en la ciudad se pas¨® a 1,75 millones: se quedaron los residentes y dejaron de venir los que cada d¨ªa se desplazan por trabajo y los turistas internacionales y nacionales que acud¨ªan espor¨¢dicamente.
Las cifras, que son una estimaci¨®n, las ha publicado el Ayuntamiento de Barcelona a partir de datos de la compa?¨ªa de telefon¨ªa Vodafone. El Consistorio dispone de estos datos porque en el ¨²ltimo contrato de telefon¨ªa m¨®vil, el equipo de gobierno de la alcaldesa Ada Colau introdujo una cl¨¢usula que fijaba que la empresa que ganara deber¨ªa ceder sus datos de movilidad en la ciudad. Las operadoras captan los movimientos de los tel¨¦fonos a partir de la comunicaci¨®n que los aparatos mantienen con las antenas. Comunicaci¨®n activa cuando el usuario llama o utiliza Internet; y pasiva cuando est¨¢ disponible para recibir llamadas o datos, explica el director de la Oficina de Datos del Ayuntamiento, M¨¤rius Boada.
Los m¨®viles distinguen entre n¨²meros nacionales e internacionales (que sobre todo corresponden a turistas, pero tambi¨¦n pueden ser de extranjeros que viven en Barcelona). Y a partir de aqu¨ª, los datos se han dividido en cuatro categor¨ªas en funci¨®n del origen de la persona. Una, los residentes, que se muestran estables en la ciudad antes y despu¨¦s de la cuarentena: en torno a 1,3-1,5 millones de personas, una cifra acorde con a la poblaci¨®n. Dos, los commuters, personas que se desplazan desde fuera de la ciudad cinco d¨ªas a la semana a Barcelona para trabajar, que se desploman: pasan de 300.000 antes del fin de semana del 14-15 de marzo, a solo 84.000 el lunes, y en los d¨ªas siguientes se sit¨²an en torno a 130.000 personas.
La tercera categor¨ªa son los nacionales, que indican el movimiento de los tel¨¦fonos que corresponden a personas que se desplazan de forma espor¨¢dica a la ciudad (un transportista que viene una vez a la semana, una persona que vive fuera y viene de compras, o un turista nacional): tambi¨¦n caen en seco de 750.0000 a 350.000 personas. La cuarta categor¨ªa son los internacionales, que indican el movimiento de tel¨¦fonos del extranjero y que son b¨¢sicamente turistas. En este caso el descenso es bestial: el s¨¢bado 7 de marzo hab¨ªa un pico de 165.000 m¨®viles extranjeros, que cay¨® a 98.000 el viernes 13, para quedar en torno a 4.000 a partir del 16.
Sumadas, las cuatro categor¨ªas reflejan a las aproximadamente 750.000 personas usuarias de la ciudad que se evaporaron tras el fin de semana de la declaraci¨®n del estado de alarma. Los datos disponibles solo llegan al 31 de marzo, cuando est¨¦n los de abril podr¨¢ verse c¨®mo ha evolucionado la entrada de usuarios de la ciudad.
Protagonistas de esta ensalada de n¨²meros son Abiga?l Garc¨ªa o sus hijos, Ainara y Unai. Garc¨ªa representa a la categor¨ªa de residentes de origen nacional: tiene 50 a?os, es de Barcelona pero lleva 25 viviendo en Sitges, donde trabaja de maestra. ¡°Sub¨ªa a la ciudad entre una y cinco veces al mes, para ir al m¨¦dico, visitar museos o a casa de mi pareja. Pero desde el 16 de marzo no he vuelto¡±, dice. Sus hijos son universitarios y se desplazaban a diario de Sitges a Barcelona. Son commuters. De un d¨ªa para otro dejaron de desplazarse. Y echan de menos las pr¨¢cticas. Unai porque estudia en la Escola del Treball y prefiere ¡°el taller, programando robots¡±, que los proyectos que le mandan hacer en casa. Ainara estaba haciendo pr¨¢cticas de restauraci¨®n en el Museo Mar¨ªtimo. ¡°Nos las han convalidado con un trabajo, pero espero poderlas hacer antes de noviembre, aunque sea de voluntaria¡±, dice.
Tambi¨¦n es commuter Mariona S¨¢nchez. Es de Sant Cugat y desde hace 15 a?os sube y baja a diario a la capital con los Ferrocarrils. ¡°Nunca hab¨ªa estado tanto tiempo sin bajar, salvo los 22 d¨ªas de vacaciones de verano¡±, asegura. Trabaja en la administraci¨®n y conf¨ªa en que su organizaci¨®n haga cambios tras la experiencia del teletrabajo: ¡°No he dejado de ser productiva, espero que entiendan que si no tengo que ir f¨ªsicamente a la oficina tengo m¨¢s calidad de vida, ?he recuperado el piano!, y gano en dinero, porque ahorro en transporte¡±, afirma.
Otro perfil, el de Carles Pe?a, refleja la cifra de los pocos residentes empadronados que s¨ª han salido de la ciudad. Habitualmente se desplaza a un pol¨ªgono de Montorn¨¨s del Vall¨¨s donde trabaja en una empresa qu¨ªmica y durante la cuarentena ha tenido que ir al trabajo ¡°porque ten¨ªa pruebas pendientes¡±. Combina la bicicleta y el tren, desde donde ha podido ver ¡°calles, trenes y un pol¨ªgono fantasma¡±.
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