Emprendedores sin miedo a la pandemia
En plena crisis por la covid, los empresarios chinos de Catalu?a apuestan por abrir nuevos negocios
En este restaurante los platos no los entregan camareros. Los llevan a las mesas, y sin equivocarse, un par de robots sobre ruedas. Es un local especializado en comida japonesa, bautizado como Kyoka y ubicado en el Centro Comercial Parc Vall¨¨s de Terrassa (Barcelona). Los robots asombran aunque quiz¨¢ sorprende m¨¢s que un empresario se haya lanzado a abrir negocios ¡ªdentro de centros comerciales¡ª en plena pandemia por la covid. El Kyoka de Terrassa abri¨® las puertas el pasado 26 de abril ¡ªel primer d¨ªa que lo permitieron las restricciones impuestas para frenar la epidemia. Su propietario es ?ng...
En este restaurante los platos no los entregan camareros. Los llevan a las mesas, y sin equivocarse, un par de robots sobre ruedas. Es un local especializado en comida japonesa, bautizado como Kyoka y ubicado en el Centro Comercial Parc Vall¨¨s de Terrassa (Barcelona). Los robots asombran aunque quiz¨¢ sorprende m¨¢s que un empresario se haya lanzado a abrir negocios ¡ªdentro de centros comerciales¡ª en plena pandemia por la covid. El Kyoka de Terrassa abri¨® las puertas el pasado 26 de abril ¡ªel primer d¨ªa que lo permitieron las restricciones impuestas para frenar la epidemia. Su propietario es ?ngel Lin, tiene 36 a?os y hace dos d¨¦cadas que migr¨® a Barcelona para trabajar de cocinero. Hoy tiene nueve restaurantes y tiene previsto, en solo unos meses, inaugurar otros en Zaragoza o Lleida.
La crisis econ¨®mica derivada de la pandemia ha frenado las ansias de expansi¨®n de muchos emprendedores. Lin es una excepci¨®n. Tambi¨¦n lo son muchos de sus compatriotas chinos que aprovechan estos meses ¡ªen los que las vacunas ponen freno a los contagios¡ª para emprender y agrandar sus negocios en Catalu?a pese a que los economistas m¨¢s pesimistas aseguran que no es el mejor momento.
Amadeo Jensana es el director de programas econ¨®micos de Casa Asia. Calcula que en Barcelona viven 57.000 vecinos procedentes de China y en toda Espa?a superan los 200.000. ¡°La mayor¨ªa proceden de la zona sur de China. Una familia viene y llama a otra y se van estableciendo en Espa?a. Cuando llegan tienen algo de dinero ahorrado y casi todos emprenden porque es algo muy cultural¡±, afirma Jensana: ¡°No conocen el idioma y esto hace que tengan problemas para intentar trabajar por cuenta ajena¡±.
Hace unas d¨¦cadas, los negocios que montaban los barceloneses originarios de China eran bazares y restaurantes; hoy hay nuevos negocios m¨¢s avanzados, relacionados con la tecnolog¨ªa. ¡°Es una comunidad que no se da por vencida f¨¢cilmente. En 2008 cuando el mundo sufr¨ªa una de las peores crisis, ellos siguieron emprendiendo. Ahora quiz¨¢s est¨¦n un poco m¨¢s parados pero siguen adelante. Es curioso porque hay otras comunidades asi¨¢ticas como los filipinos que no son para nada emprendedores. En cambio, los chinos siempre est¨¢n dise?ando negocios¡±, asegura el director de programas econ¨®micos de Casa Asia.
Un robot llega a una mesa y entrega uno de los 96 platos de la carta del Kyoka. Lin mira la escena con los ojos de alguien a quien ya no le sorprende. De hecho, est¨¢ m¨¢s preocupado en si los peces que aparecen en una gigantesca pantalla interactiva del local siguen a los clientes, como as¨ª est¨¢n programados para hacer. ¡°He querido que hubiera robots en mi restaurante porque son el s¨ªmbolo del progreso y la tecnolog¨ªa. Con ellos se reduce el gasto de personal y al haber menos contacto humano, hay much¨ªsimo menos riesgo de contagiarse de la covid. En China hace muchos a?os que hay restaurantes as¨ª. Y me sirve de reclamo¡±, advierte Lin.
Los robots son una mezcla inquietante y divertida. Est¨¢n programados para ir a las mesas indicadas, sonr¨ªen, cantan el cumplea?os feliz y cuando les acaricias lo que ser¨ªa la cabeza, dan media vuelta y vuelven a la cocina. Precisamente entre los fogones y a la vista del p¨²blico hay otro par de robots. Estos no tienen apariencia antropom¨®rfica. Son unas m¨¢quinas que en segundos hacen sushi sin apenas contacto humano. ¡°As¨ª evitamos posibles contagios¡±, asegura Lin. Adem¨¢s de los robots, el empresario tiene trece empleados que asisten a las m¨¢quinas. A este propietario, la crisis econ¨®mica que empez¨® con la pandemia no parece preocuparle y solo piensa en expandirse y hacer grande un negocio que comenz¨® cuando acababa de migrar y pasaba m¨¢s horas que un reloj en una cocina preparando sushi, esta vez de forma manual.
Comercializadora el¨¦ctrica
Changyu Bao tiene 45 a?os, es de Qingtian, en el sur de China, y es el fundador de Lumisa, una comercializadora el¨¦ctrica con sede en el distrito 22@ y m¨¢s de 10.000 clientes en toda Espa?a. Bao migr¨® en 1992 a Barcelona para trabajar, a¨²n siendo menor de edad, en un restaurante de la reci¨¦n inaugurada Vila Ol¨ªmpica. ¡°Yo soy de una zona muy pobre y Espa?a es un lugar fabuloso donde puedes ganar en unos d¨ªas lo que en China ganas en un a?o. En mi pa¨ªs no pod¨ªa llegar a imaginarme teniendo un coche. Ahora soy m¨¢s catal¨¢n que chino¡±, dice con una sonrisa. Tras trabajar en el restaurante, ahorr¨® y mont¨® un taller de confecci¨®n, luego un bazar y una constructora. ¡°En 2008 estall¨® la burbuja inmobiliaria. Ten¨ªa que cambiar de sector. Mis paisanos tienen muchos negocios pero no entienden el idioma. Por eso empec¨¦ con el mercado de la energ¨ªa, ofreci¨¦ndoles tarifas y servicios personalizados con facturas en chino¡±, revela Bao.
Yessica Bai tiene 31 a?os y es prima de Changyu. Asegura que durante la pandemia han aumentado el n¨²mero de clientes de Lumisa. ¡°Las crisis dan oportunidades. Permitimos a nuestros clientes pagar a plazos, instalar placas solares. Hemos creado un aoftware con el que compramos la energ¨ªa justa y tenemos muy pocas p¨¦rdidas¡±, dice Bai. ¡°Ahora no somos una compa?¨ªa exclusivamente para chinos. Somos una empresa espa?ola que capta a los clientes directamente y nos ahorramos as¨ª el margen comercial y ofrecemos mejores precios. Nunca penalizamos a los clientes que quieren marchar¡±, afirma el fundador de Lumisa, empresa con 15 empleados.
Deli Zhang tiene 43 a?os y es el propietario de la empresa Foxlive dedicada a la reparaci¨®n de m¨®viles y ordenadores. ¡°Yo trabajaba en un hotel en Qingdao y fui a estudiar dise?o a Dinamarca. Viaj¨¦ a Barcelona y les dije a mis jefes del hotel que quiz¨¢ ser¨ªa interesante que estudiara espa?ol. Me encant¨® el clima y el ambiente relajado. En mi ciudad no tengo tiempo ni de mirar el paisaje¡±, asegura Zhang. Se qued¨® en Barcelona y descubri¨® un nicho de mercado: ¡°Yo usaba MP4, Iphone¡ Un d¨ªa se rompi¨® la pantalla de mi m¨®vil y no encontr¨¦ nadie que me la reparara. Me pas¨® algo parecido con la clavija del ordenador¡±. Fue as¨ª como hace nueve a?os mont¨® el primer Foxlive en una tienda de 15 metros cuadrados de la ronda Sant Antoni de Barcelona. ¡°Llegu¨¦ a tener cinco tiendas pero ha ca¨ªdo el trabajo y ahora tengo tres¡±, admite. Aun as¨ª asegura que se ha adaptado a los cambios: ¡°Ahora, adem¨¢s de arreglar m¨®viles y port¨¢tiles, arreglamos patinetes el¨¦ctricos, tambi¨¦n hacemos webs para negocios de paisanos y hemos dise?ado un sistema inform¨¢tico para que puedan hacer caja mucho m¨¢s f¨¢cilmente¡±.
¡°Decir que la covid no nos ha afectado ser¨ªa mentir. Si solo tuviera las tiendas f¨ªsicas ya estar¨ªa muerto. Durante el confinamiento lo notamos mucho, pero conseguimos abrir otros mercados¡±, admite el propietario de las tiendas Foxlive. El truco de Zhang para sobrellevar la crisis ha consistido en la venta online de accesorios tecnol¨®gicos. ¡°Hemos conseguido ser el servicio reparador de algunas marcas de robots aspirador y de altavoces que se venden por Amazon¡±, presume. ¡°Ahora tengo diez empleados y llegu¨¦ a tener quince. No s¨¦ si creceremos m¨¢s, y reconozco que estoy asustado, pero s¨¦ que saldremos fuertes de esta¡±, mantiene.
Como el resto de empresarios originarios de China, Deli Zhang ha tenido que adecuarse a la situaci¨®n. Todos repiten que las crisis son siempre una oportunidad y encaran con optimismo el futuro.