N¨²ria G¨¹ell, la artista que se ha hecho monja misionera
Una exposici¨®n en Fabra i Coats revisita la obra de esta activista radical que cuestiona el poder social, pol¨ªtico, cultural y religioso en todas sus creaciones
Es f¨¢cil imaginar a la artista y activista Nuria G¨¹ell sentada delante del ordenador de su casa en Vidreres (Girona) donde naci¨® en 1981 y donde vive, maquinando cu¨¢l es su siguiente trabajo art¨ªstico en el que cuestionar las convenciones y los hilos invisibles del poder pol¨ªtico, social, religioso y cultural de forma, se podr¨ªa decir, que original. Es lo que lleva haciendo desde hace dos d¨¦cadas, generando montones de preguntas con cada una de sus obras, todas valientes y arriesgadas. La ¨²ltima iniciativa de G¨¹ell es que ha dejado s...
Es f¨¢cil imaginar a la artista y activista Nuria G¨¹ell sentada delante del ordenador de su casa en Vidreres (Girona) donde naci¨® en 1981 y donde vive, maquinando cu¨¢l es su siguiente trabajo art¨ªstico en el que cuestionar las convenciones y los hilos invisibles del poder pol¨ªtico, social, religioso y cultural de forma, se podr¨ªa decir, que original. Es lo que lleva haciendo desde hace dos d¨¦cadas, generando montones de preguntas con cada una de sus obras, todas valientes y arriesgadas. La ¨²ltima iniciativa de G¨¹ell es que ha dejado su condici¨®n de artista aut¨®noma para ser monja misionera. Al menos es as¨ª como consta desde el 16 de junio en el R¨¦gimen Especial de la Seguridad Social de Trabajadores Aut¨®nomos. Un cambio que le permite, de entrada, pagar menos impuestos a Hacienda, beneficiarse del paro y gozar de bajas por enfermedad, cosa que antes no, explica G¨¹ell delante de una enorme fotocopia del documento que la acredita como monja ante el fisco.
Su inclusi¨®n como religiosa en el Ministerio de Trabajo ha sido m¨¢s f¨¢cil que cuando intent¨® en 2015 renunciar a la nacionalidad espa?ola y ser ap¨¢trida. Despu¨¦s de un a?o y medio reclamando este derecho, el Estado argument¨® que nadie de forma voluntaria puede dejar ser ciudadano espa?ol. Para revisitar la interesante trayectoria art¨ªstica de G¨¹ell, Fabra i Coats le dedica Todo orden se quiere puro; una retrospectiva que podr¨¢ verse hasta el 10 de octubre en la antigua f¨¢brica de Sant Andreu.
Conociendo a la artista nadie espera ver una retrospectiva al uso. Por eso, la propia G¨¹ell ha invitado a media docena de artistas para realizar una revisi¨®n a algunos de sus proyectos realizados desde el a?o 2000 a los que ella misma a?ade un par de instalaciones nuevas, por lo que todo son obras nuevas. A veces se tratan de cosas sutiles, que casi emocionan. Si en 2009 realiz¨® Ayuda Humanitaria en la que se cas¨® con Yordanis, ganador del concurso que ella promocion¨® por las calles de La Habana con el eslogan: ¡°Chica espa?ola se ofrece como esposa al cubano que le escriba la carta de amor m¨¢s bonita del mundo¡±, con el fin de ¡°utilizar el amor como medio para enga?ar a la burocracia cubana y espa?ola¡±. Y tras adquirir la nacionalidad se divorciaron, seg¨²n explica. Ahora ha contratado a dos personas. Una de ellas que acaba de salir de la c¨¢rcel despu¨¦s de casi tres d¨¦cadas y la otra le han concedido el tercer grado. Los dos estaban condenados por robar objetos de valor, obras de arte incluidas. Ser¨¢n, de forma inopinada, dos de los vigilantes de sala que estar¨¢n pendientes de que no les pase nada a las obras que ahora se exponen.
Es el ¨²ltimo gui?o que propone G¨¹ell al final de la exposici¨®n en el que esta artista es la excusa para mostrar el trabajo de media docena de artistas afines a la creadora y que ella, con su encargo ayuda como lo hace con los dos convictos. Son el cubano Levi Orta que hace una lectura del intento ap¨¢trida de G¨¹ell que renuncia a su acreditaci¨®n de artista como protesta a la poca libertad creativa de los dirigentes de su pa¨ªs. Por eso, a partir de ahora, ¡°en vez de agitar y mezclar colores¡±, como ¨¦l asegura, se dedica a competir en los campeonatos nacionales del cubo de Rubik. Ya ha conseguido una decena de premios a nivel estatal.
El colectivo Democracia parte de un trabajo que la censura impidi¨® llevar a cabo en 2013 a G¨¹ell en el Museo Abell¨® de Mollet con materiales de antidisturbios de los Mossos d¡¯Esquadra para una exposici¨®n sobre el papel de la polic¨ªa en democracia. Al final una llamada le dijo que era imposible que un artista hablara de esos temas. Ahora, el colectivo muestra en El s¨ªndrome de Sherwood 2, unas piezas de arcilla tras el disparo de una bala que muestra, de forma clara, c¨®mo es el impacto de un proyectil en un cuerpo; unas piezas similares (pero en resina) a las que utiliza la polic¨ªa para hacer pr¨¢cticas de tiro.
Tambi¨¦n est¨¢ Lia Vallejo que reinterpreta en un mural Aportaci¨®n de agentes del orden, realizada por G¨¹ell en 2008 y 2009, en la que para acabar con los piropos machistas de estos agentes en La Habana los grab¨® y los acab¨® citando a la inauguraci¨®n de una muestra en la que se pod¨ªa ver toda esa documentaci¨®n y ella, por supuesto, no acudi¨®. Rosado Casado y Mike Brookes tambi¨¦n reinterpretan Una pel¨ªcula de Dios, que G¨¹ell realiz¨® en 2018 sobre la trata de menores en M¨¦xico en las que las ni?as y sus proxenetas reinterpretaban obras de car¨¢cter religioso, como una Santa Agueda, que ahora los artistas desestructuran buscando la procedencia y la forma, poco ortodoxa, en la que se obtienen las materias primas para poderla pintar.
Antes de hacerse monja, sor G¨¹ell ha seguido un proceso inici¨¢tico hacia la religi¨®n. Durante un tiempo ha mantenido conversaciones con los p¨¢rrocos de pueblos de Girona y una monja youtuber que imparte catequesis en el canal de la Conferencia Episcopal desde Madrid. Buscaba que formaran parte de otra de sus obras, pero ella les aseguraba que buscaba respuesta a los dilemas morales que le planteaban sus trabajos en los que se relacionaba con prostitutas, exdelincuentes y otras personas casi al margen de la ley. Unos encuentros que grababa con c¨¢mara oculta. ¡°Todos me dijeron que lo que estaba haciendo no era pecado; era voluntad de Dios. Todav¨ªa lo estoy digiriendo¡±, explica la artista con sorna tras explicar su ¨²ltima obra, La banalidad del bien, que concluye con la copia del documento del SEPE con su nuevo estatus religioso.
La exposici¨®n termina como comienza. G¨¹ell ha realizado un vaciado de los principios morales y ¨¦ticos que las instituciones culturales (en las que ella ha expuesto sus trabajos en los ¨²ltimos a?os) que anuncian en sus p¨¢ginas web. ¡°Ponen en evidencia la distancia entre las palabras y los hechos. Es curioso como las frases y los conceptos que se utilizan y las de los capellanes que entrevist¨¦ se asemejan. Ah¨ª lo dejo¡±, concluye la provocadora artista.