Imprevisi¨®n
Ha habido tiempo m¨¢s que suficiente para tener una alternativa al coste del mantenimiento de las autopistas, a su forma de pago y para prepararse para los nuevos cauces a seguir por el tr¨¢fico rodado
La vida es como el jazz. Es mejor cuando improvisas¡±, dijo George Gershwin. Y as¨ª naci¨® Rhapsody in blue. El compositor hab¨ªa olvidado el compromiso asumido y, sorprendido al leer en el peri¨®dico que estaba componiendo una pieza sinf¨®nica de jazz para tocarla en un concierto pr¨®ximo del que no ten¨ªa constancia, se puso manos a la obra para no defraudar. Le sirvi¨® su intuici¨®n, pero le salv¨® su capacidad. Y as¨ª los Estados Unidos se abrieron el camino de la m¨²sica cl¨¢sica a partir de aquella pieza angular. Lo hizo...
La vida es como el jazz. Es mejor cuando improvisas¡±, dijo George Gershwin. Y as¨ª naci¨® Rhapsody in blue. El compositor hab¨ªa olvidado el compromiso asumido y, sorprendido al leer en el peri¨®dico que estaba componiendo una pieza sinf¨®nica de jazz para tocarla en un concierto pr¨®ximo del que no ten¨ªa constancia, se puso manos a la obra para no defraudar. Le sirvi¨® su intuici¨®n, pero le salv¨® su capacidad. Y as¨ª los Estados Unidos se abrieron el camino de la m¨²sica cl¨¢sica a partir de aquella pieza angular. Lo hizo sumando conceptos personales y del pa¨ªs: las ra¨ªces del blues, la armon¨ªa de los musicales y la tradici¨®n pian¨ªstica de la que fue autodidacta. Pudo improvisar porque sab¨ªa sobre qu¨¦ hacerlo. De ah¨ª su defensa del jazz como m¨¦todo y estilo. Pero sin partitura previa todo hubiera sido imposible.
Durante tiempo se repet¨ªa que una de las caracter¨ªsticas espa?olas era la improvisaci¨®n. ¡°?Prever? ?para qu¨¦? ?Improvisen!¡±, clamaban las voces menos organizadas y m¨¢s patri¨®ticas. Ante tal aptitud no hac¨ªan falta ni estrategias, ni planes, ni proyectos, ni pautas previas. Se trataba de dejarse llevar por una asimilaci¨®n equivocada pero compensada por los resultados habitualmente tan ingeniosos como sorprendentes. Eran los tiempos de la autocracia superada, del gracejo popular elevado a categor¨ªa para combatir determinada intelectualidad peligrosa y de la apolog¨ªa de la picaresca persistente. Era la larga sombra del Lazarillo que sigue campando.
Que esta tendencia permanezca no presupone que saque siempre las casta?as del fuego. Porque una cosa es improvisar y otra no prevenir. Un exceso de confianza que evidencian algunos hechos recientes. Como la doble pol¨¦mica surgida a ra¨ªz de la desaparici¨®n de los peajes en las principales v¨ªas catalanas.
De la liberalici¨®n el 1 de setiembre de 640 kil¨®metros ten¨ªamos noticias desde hace tiempo. El pasado oto?o, como tarde, empez¨® la cuenta atr¨¢s se?alando la fecha ya vencida. Y desde entonces sigui¨® un goteo incesante de informaciones que sirvieron a los hist¨®ricos detractores del pago para ir haciendo boca y preparar el festejo de su victoria. Tras las actualizaciones y ratificaciones diversas, aquello era la consecuencia directa del anuncio de junio de 2018 del entonces flamante ministro de Fomento, Jos¨¦ Luis ?balos, desde estas mismas p¨¢ginas. La decisi¨®n, obligada por las circunstancias, hab¨ªa sido a su vez fruto del acuerdo que Pedro S¨¢nchez asumi¨® con PDeCAT, Esquerra y Comprom¨ªs para sumar avales a su moci¨®n de censura a Mariano Rajoy. Se romp¨ªa, de pasada, con la tendencia a ir renovando las concesiones que en algunos casos se hab¨ªan extendido mucho m¨¢s all¨¢ de lo razonable ¡ª55 a?os¡ª, por cuanto las inversiones ya estaban m¨¢s que amortizadas. Se sumaban estos nuevos tramos gratuitos a los que desde tres a?os antes se hab¨ªan ido recuperando por extinci¨®n del contrato. Algo que a d¨ªa de hoy hace clamar a Galicia por la verg¨¹enza de haberse convertido en la comunidad que soporta m¨¢s kil¨®metros de peajes cuando algunas de sus v¨ªas ya podr¨ªan haberse rescatado hace tiempo. En cambio, se renov¨® la explotaci¨®n hasta 2048. ?Cu¨¢n largo me lo fiais! Otro cl¨¢sico espa?ol.
Toda esta cronolog¨ªa de declaraciones, decisiones y acciones indica sobradamente que ha habido tiempo m¨¢s que suficiente para tener una alternativa al coste del mantenimiento de las v¨ªas, a su forma de pago y para prepararse para los nuevos cauces a seguir por el tr¨¢fico rodado. Sin embargo, el Ministerio ampl¨ªa el plazo del debate para enfrentarse a lo primero, seguramente porque al saber que nada es gratis busca c¨®mo explicar cuidadosamente a la ciudadan¨ªa que pasar¨¢ del peaje directo al peaje en la sombra. O peor a¨²n, si como pronostican algunas voces y al formar parte de la partida de gastos de los presupuestos generales, lo acabaremos pagando todos. Circulemos o no, tengamos veh¨ªculo o seamos simples peatones. Y si esto no es falta de previsi¨®n es sobra de seguridad.
Lo mismo puede decirse de la Generalitat por la parte que le corresponde. Tampoco ha detallado su compromiso de pago de sus v¨ªas liberadas ampar¨¢ndose en el necesario consenso con el Ministerio ¡ªpara esto, s¨ª¡ª, mientras las cuatro que mantienen los peajes m¨¢s caros de Espa?a son de su responsabilidad sin que se plantee rescatarlas. Al contrario, pide que sea el Estado quien las recupere. El hueso mejor que lo roa otro. Tampoco supo prever las largas retenciones de la primera operaci¨®n retorno, final de vacaciones, sin taquillas intermedias. Ni el alud de solicitudes para cursar FP. Tantos a?os clamando por esta salida profesional y ahora resulta que, siguiendo las previsiones habituales de los nacimientos de diecis¨¦is a?os antes del inicio del ciclo formativo, la estad¨ªstica dispuso de un modelo que obvi¨® el efecto pand¨¦mico. Quiz¨¢s porque los t¨¦cnicos, pendientes del ma?ana digital profetizado, olvidaron que el futuro es incierto por naturaleza.