Jugando en casa
Los Planetas cerraron el ciclo Les Nits del F¨°rum de Barcelona con un concierto redondo
Como en sus mejores tiempos, cuando eran los reyes del Benic¨¤ssim que daba carta de naturaleza al indie, en aquellos a?os que parec¨ªa jam¨¢s tendr¨ªan fin en una Espa?a que hasta simulaba haberse olvidado de sus pesadillas, presuntamente arrinconadas por unas olimpiadas que nos iban a lavar la cara. Aquellas explanadas atiborradas de entonces veintea?eros que se desga?itaban con David y Claudia o De viaje, canciones que 20 a?os m¨¢s tarde volvieron a sonar en el F¨°rum auspiciadas por ...
Como en sus mejores tiempos, cuando eran los reyes del Benic¨¤ssim que daba carta de naturaleza al indie, en aquellos a?os que parec¨ªa jam¨¢s tendr¨ªan fin en una Espa?a que hasta simulaba haberse olvidado de sus pesadillas, presuntamente arrinconadas por unas olimpiadas que nos iban a lavar la cara. Aquellas explanadas atiborradas de entonces veintea?eros que se desga?itaban con David y Claudia o De viaje, canciones que 20 a?os m¨¢s tarde volvieron a sonar en el F¨°rum auspiciadas por el Primavera, un festival cuyas ra¨ªces se hunden en aquellos a?os. Todo parec¨ªa lo mismo aunque todos hab¨ªan cambiado, banda y p¨²blico, unidas por esas viejas fidelidades que no se firman porque con vivirlas basta. Los Planetas cerraban el ciclo Nits del F¨°rum, y estuvieron a la altura de lo que de ellos se esperaba.
El contexto ayud¨®: noche de verano incluso junto al mar, nutrida asistencia de p¨²blico pero sin llegar al agobio y, rematando la escena, una luna como mudo testigo de aquella nueva renovaci¨®n de votos de fidelidad. Elementos cl¨¢sicos en cualquier comparecencia de Planetas: Jota salud¨® al inicio de la noche bisbiseando algo que parte del p¨²blico entendi¨® o, si no lo hizo, hizo como si lo hubiera hecho. A partir de ah¨ª, a Jota se le entendi¨® como siempre a veces, hijo de su acento austral, primo del esfuerzo innecesario. Tampoco se le vio, se les vio, m¨¢s all¨¢ de sus siluetas recortadas por los contras de luz, suficientes para ver a Florent encorvarse sobre su guitarra y a Jota fumar en escena, algo cada vez menos frecuente en los conciertos. Pero ellos son de otra estirpe, una estirpe ya a?ada que a estas alturas no encuentra motivos para abandonar sus costumbres. S¨®lo el infatigable celo de las personas de seguridad, intentando contener la alegr¨ªa en platea, recordaban que otras muchas cosas s¨ª han cambiado.
Tambi¨¦n las hierbas con las que Planetas han transitado desde el paulatino desdibujamiento del indie, entre las que se encuentra el flamenco que aromatiz¨® el primer tramo del concierto. Verdiales, seguiriyas y los fandangos de Ya no me asomo a la reja, con un Santos que yo te pinte para recordar que pese a todo hay cosas que no cambian. Sonido en espiral, bater¨ªa p¨¦trea, guitarra flotante y Corrientes circulares en el tiempo como otro anclaje con su historia. A partir de ah¨ª, una mezcla entre temas de su pr¨®ximo nuevo disco, Las canciones del agua dijo J que se titular¨ªa, con temas del presente como El Negacionista o El rey de Espa?a, cargados de iron¨ªa, m¨¢s un generoso reparto al ba¨²l de ¨¦xitos infalibles de los granadinos con piezas del calibre de Un buen d¨ªa, Segundo premio o Pesadilla en el parque de atracciones, compa?eras de viaje de ¨¦xitos m¨¢s recientes como Alegr¨ªas de Gran¨¢, Esp¨ªritu ol¨ªmpico o Alegr¨ªas del incendio. Los Planetas en forma, Los Planetas alargando su historia, Los Planetas recordando lo que fueron para proyectarse en su ma?ana. Jugando en casa. Como cuando lo hac¨ªan en Benic¨¤ssim.