Indiferencia: lo mejor contra la extrema derecha
A Vox no se le combate haci¨¦ndole callar. Hay que ignorarles, negando recorrido a sus propuestas y dejando en evidencia sus barbaridades en el debate ideol¨®gico propio de una sociedad democr¨¢tica
?Qu¨¦ hacer con la extrema derecha y sus provocaciones? El debate es recurrente porque Vox y familia viven de sus excesos verbales, de la satanizaci¨®n de los adversarios, del lenguaje agresivo contra derechos y valores esenciales de la democracia. Y saben perfectamente que no hay nada m¨¢s rentable para ellos que los dem¨¢s caigan en su trampa. Ahora mismo en el parlamento catal¨¢n se ha planteado una actuaci¨®n contra el l¨ªder de Vox por unas palabras sobre la inmigraci¨®n con el sello del manual de la infamia que gu¨ªa su partido...
?Qu¨¦ hacer con la extrema derecha y sus provocaciones? El debate es recurrente porque Vox y familia viven de sus excesos verbales, de la satanizaci¨®n de los adversarios, del lenguaje agresivo contra derechos y valores esenciales de la democracia. Y saben perfectamente que no hay nada m¨¢s rentable para ellos que los dem¨¢s caigan en su trampa. Ahora mismo en el parlamento catal¨¢n se ha planteado una actuaci¨®n contra el l¨ªder de Vox por unas palabras sobre la inmigraci¨®n con el sello del manual de la infamia que gu¨ªa su partido. En este, como en otros muchos casos, creo que es m¨¢s efectivo ignorar que sancionar, que al fin y al cabo es lo que ellos buscan, para ir pintando su mural de heroicos salvadores de la patria.
No podemos olvidar nunca que la democracia es indisociable de la libertad de expresi¨®n. Por supuesto que, como todo, ¨¦sta tiene sus l¨ªmites. Pero si no queremos entrar en una democracia as¨¦ptica y sin pulso, hay que mirar las cosas de otra manera sin esta obsesi¨®n enfermiza contra todo lo que chirr¨ªa, porque se pueden estrechar enormemente los caminos. Hace tiempo que entramos en un retroceso evidente en la libertad de expresi¨®n. Hemos vivido estos d¨ªas una an¨¦cdota grotesca: la fiscal¨ªa investigando a un mago por presunto menosprecio del castellano en TV3. Para algunos, ni la broma tiene bula. Una democracia liberal es un lugar en que todos hemos de estar dispuestos a o¨ªr cosas que nos ofenden o incluso que nos parecen horribles. Cuando se imponen l¨ªmites se sabe d¨®nde empiezan pero nunca d¨®nde terminan. Prudencia en la prohibici¨®n. Llevamos mucho tiempo estrechando el espacio de lo decible, con la aprobaci¨®n de gran parte del espectro pol¨ªtico.
Es reciente la incorporaci¨®n al derecho penal del delito de odio. ?Qu¨¦ es el odio? ?Hay una definici¨®n can¨®nica susceptible de ser convertida en l¨ªmite de lo aceptable? ?Puede ser delito algo tan subjetivo? ?D¨®nde est¨¢ la frontera entre un sentimiento personal e intransferible como el odio y el hecho causa de imputaci¨®n penal? El delito ha de ser objetivable, por tanto est¨¢ en los actos, no en los sentimientos. Y al poner a estos por delante se reduce la objetividad en la evaluaci¨®n de la conducta. No es tan importante lo que se castiga, como la actitud subjetiva que lo impulsa. Un disparate.
Es uno de tantos ejemplos de una peligrosa tendencia en la evoluci¨®n de las leyes penales y de las conductas pol¨ªticas y judiciales, en un momento en que la derecha y la extrema derecha, jugando a la confusi¨®n de poderes, han hecho del juzgado de guardia el modo natural de responder a las iniciativas del gobierno. Es decir, incapaces de conseguir mayor¨ªas parlamentarias para sus propuestas buscan que los tribunales tumben lo que ellos no pueden hacer caer con sus votos en el parlamento. Una desnaturalizaci¨®n evidente de la democracia.
No, a la extrema derecha no se la combate haci¨¦ndola callar, que es gasolina para enardecer a los suyos. Se combate ignor¨¢ndola, negando cualquier recorrido a sus propuestas, y dejando en evidencia sus barbaridades en el debate ideol¨®gico propio de una sociedad democr¨¢tica. Lo que s¨ª es inadmisible es darles reconocimiento y legitimidad como est¨¢ haciendo el Partido Popular (y como hacen a menudo los n¨¢ufragos de Ciudadanos).
Hacerles callar es reforzar su discurso victimista, darles reconocimiento es legitimar su desprecio por los valores democr¨¢ticos y por los derechos fundamentales de las personas que ellos se empe?an en negar a las mujeres, a los colectivos LGTBI, a los emigrantes, y a todo aquello que se aparte del estrecho marco de la doble p: el patriotismo, patriarcal, excluyente por definici¨®n.
Indiferencia: ¨¦sta deber¨ªa ser la repuesta pol¨ªtica a la extrema derecha. Sin entrar en pasteleo ni negociaci¨®n con ellos. Que se consuman en su soledad. Lo cual har¨ªa exigible cierta complicidad entre los partidos para evitar que ninguna mayor¨ªa dependa de ellos. Pero esta batalla se est¨¢ haciendo imposible porque el PP ya ha dado el paso: la extrema derecha forma parte de su familia. Y ah¨ª est¨¢n asumiendo sus exigencias de limitaci¨®n de derechos y libertades en algunas comunidades, Madrid entre ellas; regal¨¢ndole felicitaciones, como la de Cuca Gamarra por haber conseguido que el Constitucional se pronunciara contra la limitaci¨®n de actividad del parlamento en la pandemia (que el propio Vox hab¨ªa impulsado), y estableciendo una estrategia para la parte final de la legislatura fundada en la complicidad de Vox como socio prioritario. As¨ª se refuerza a la extrema derecha. No, penalizando la expresi¨®n de disparates. Por sus obras les conocer¨¦is.