El cuento de la ley electoral
El Govern plantea la elaboraci¨®n de la norma, pero en cambio la propuesta de resoluci¨®n en el debate de pol¨ªtica general de Ciudadanos decay¨®. El independentismo no quiere poner en riesgo su mayor¨ªa
El pasado 21 de septiembre el Consejo Ejecutivo aprob¨® el Plan de Gobierno para la presente legislatura. Entre otras muchas medidas, el Plan promete ¡°la aprobaci¨®n de un proyecto de ley electoral de Catalu?a¡±. Sorprende que se proponga la aprobaci¨®n de un proyecto de ley en lugar de una ley, pero en todo caso supone un avance respecto al Plan de la legislatura anterior, cuando el Gobierno de Quim Torra no fu...
El pasado 21 de septiembre el Consejo Ejecutivo aprob¨® el Plan de Gobierno para la presente legislatura. Entre otras muchas medidas, el Plan promete ¡°la aprobaci¨®n de un proyecto de ley electoral de Catalu?a¡±. Sorprende que se proponga la aprobaci¨®n de un proyecto de ley en lugar de una ley, pero en todo caso supone un avance respecto al Plan de la legislatura anterior, cuando el Gobierno de Quim Torra no fue m¨¢s all¨¢ de anunciar el impulso del voto electr¨®nico en los procesos electorales.
Como es sabido, Catalu?a es la ¨²nica comunidad aut¨®noma espa?ola que no ha desarrollado una ley electoral propia. A d¨ªa de hoy, las elecciones catalanas siguen reguladas por la famosa disposici¨®n transitoria cuarta del Estatuto de Autonom¨ªa de 1979 y la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General espa?ola. Un rasgo singular de la disposici¨®n transitoria es que reparti¨® los 135 diputados a elegir entre las cuatro provincias catalanas de una manera deliberadamente no proporcional a su poblaci¨®n. As¨ª, a la provincia de Barcelona le correspondieron 85 diputados en lugar de los 105 que le habr¨ªan tocado en funci¨®n de su n¨²mero de habitantes. Hay quien dice que 85 fue la media aritm¨¦tica entre los 65 que propon¨ªan los que quer¨ªan castigar todav¨ªa m¨¢s a Barcelona y los 105 de los partidarios de atender al criterio de la poblaci¨®n.
La suma de este sesgado reparto de esca?os por provincias y la regla d¡¯Hondt hacen que el sistema electoral vigente en Catalu?a no se caracterice precisamente por su proporcionalidad. Mientras que en pa¨ªses de referencia como Alemania, B¨¦lgica o Dinamarca el porcentaje de esca?os de cada partido se acerca mucho al porcentaje de votos que obtienen, en Catalu?a las cosas no van as¨ª. Sin ir m¨¢s lejos, la holgada mayor¨ªa absoluta independentista en el Parlamento de que gozan ERC, JxCat y la CUP (55% de los esca?os) reposa solo en el 48% de los votos. (Mucho se ha hablado del 52% de voto independentista; sin entrar en el generoso redondeo del porcentaje exacto, hay que recordar que en los parlamentos serios los votos de candidaturas extraparlamentarias simplemente no cuentan).
?Qu¨¦ cabe esperar de la previsi¨®n del Plan de Gobierno para esta legislatura? Si las resoluciones que se aprueban en los debates de pol¨ªtica general son indicativas de las prioridades pol¨ªticas del momento, no parece que ahora mismo haya mucho inter¨¦s en la aprobaci¨®n de una ley electoral. En el pasado debate de pol¨ªtica general, el Parlamento tumb¨® la ¨²nica propuesta de resoluci¨®n sobre este tema, presentada por el grupo parlamentario de Ciudadanos. La mayor¨ªa de la C¨¢mara prefiri¨® no secundar la idea de ¡°una ley electoral que garantice la igualdad en el valor del voto de cada ciudadano¡±. Esa votaci¨®n es indicativa de lo que probablemente va a suceder con la ley electoral: es posible que se den pasos para elaborarla y que se llegue a acuerdos en cuestiones como el voto electr¨®nico, pero en el apartado del sistema electoral no va a haber acuerdo, del mismo modo que no lo hubo en el ¨²ltimo intento de 2015, cuando lleg¨® a publicarse una proposici¨®n de ley en el Butllet¨ª Oficial del Parlament de Catalunya, cuyo t¨ªtulo III (¡°del sistema electoral¡±) consist¨ªa en unos elocuentes puntos suspensivos entre corchetes.
La raz¨®n es simple: ahora mismo, los partidos independentistas en su conjunto no tienen ning¨²n incentivo para poner en riesgo sus mayor¨ªas absolutas en pro de una mayor proporcionalidad. Y ni ERC ni JxCat en particular tienen ning¨²n inter¨¦s en que la provincia de L¨¦rida ¨Cun feudo independentista¨C pase de los 15 esca?os que le corresponden actualmente a los 6 que le tocar¨ªan por poblaci¨®n.
A este respecto cabe se?alar un dato significativo. Estos d¨ªas se celebran las elecciones para la autodenominada Assemblea de Representants del Consell per la Rep¨²blica, convocadas por el tinglado del expresidente Carles Puigdemont en Waterloo. Las elecciones, inspiradas vagamente en el modelo alem¨¢n (hay un primer voto por circunscripciones y un segundo voto sobre una lista ¨²nica nacional), tienen una particularidad: sin que la convocatoria lo explicite, los 81 esca?os del llamado ¡°bloque territorial¡± se reparten por las circunscripciones de acuerdo a su poblaci¨®n. En resumen: parece que cuando solo votan independentistas (los 100.000 socios del Consell), la proporcionalidad s¨ª que importa; cuando vota todo el mundo, en cambio, la proporcionalidad debe sacrificarse en aras de la mayor¨ªa independentista ¨Co, como dir¨ªa Adam Casals, el desenga?ado exdelegado de la Generalitat en Viena¡ª, en aras de conservar el poder.
Albert Branchadell es profesor en la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la UAB.