El sistema electoral premia al independentismo

En el siglo III antes de Cristo, Pirro, rey de Epiro, una peque?a ciudad-Estado griega, logr¨® vencer a los romanos con p¨¦rdidas tan considerables en sus propias tropas que su nombre qued¨® asociado a la expresi¨®n de victoria p¨ªrrica, presente en buena parte de las lenguas occidentales. En el campo electoral, una victoria p¨ªrrica viene a indicar que el vencedor en realidad no lo es, es decir, que el partido que gana las elecciones en votos pierde, sin embargo, en esca?os, que es lo que a la postre cuenta para gobernar.

La encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) sobre el 21 de diciembre en Catalu?a, basada en la mayor muestra y por lo tanto en el menor error muestral de todas las que conoceremos estos d¨ªas, apunta que el partido que conseguir¨¢ m¨¢s votos, Ciudadanos, quedar¨¢ por detr¨¢s de ERC en esca?os. No se tratar¨ªa de la primera ocasi¨®n que se produce este resultado contraintuitivo en las elecciones auton¨®micas catalanas. En 1999 y 2003, el PSC logr¨® m¨¢s votos que CiU, pero menos esca?os.

La explicaci¨®n m¨¢s extendida de estas victorias p¨ªrricas radica en la desviaci¨®n del denominado prorrateo, o mecanismo por el que los esca?os se asignan entre los distritos. La Disposici¨®n Transitoria 4.? del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a establece que la circunscripci¨®n de Barcelona elige un esca?o por cada 50.000 habitantes, con un m¨¢ximo de 85, y que las de Girona, Lleida y Tarragona eligen un m¨ªnimo de 6 esca?os, m¨¢s uno adicional por cada 40.000 habitantes. En las elecciones del 21 de diciembre, Barcelona elegir¨¢ 85 esca?os (uno por cada 50.062 electores); Girona, 17 (uno por cada 31.051); Lleida, 15 (uno por cada 20.926), y Tarragona, 18 (uno por cada 31.462). Es decir, el voto de un elector en Girona, Lleida y Tarragona vale en t¨¦rminos de representaci¨®n parlamentaria 1,6, 2,4 y 1,6 veces m¨¢s que el voto de un elector en Barcelona, respectivamente. Como los partidos conservadores en el pasado, como CiU, y los independentistas ahora, como ERC, consiguen mejores resultados en las tres circunscripciones m¨¢s peque?as que en Barcelona, el coste en votos de sus esca?os es menor que el de sus principales rivales, PSC y Ciudadanos, quienes logran sus mejores resultados en Barcelona. En definitiva, la combinaci¨®n de la desviaci¨®n del prorrateo y la distribuci¨®n geogr¨¢fica de los resultados electorales har¨ªa que en 2017 la conversi¨®n de votos en esca?os de ERC sea m¨¢s eficiente que la de Ciudadanos.

El sesgo favorable a ERC en 2017 se deriva de copiar el sistema electoral del Congreso de los Diputados

La desviaci¨®n del prorrateo, no obstante, no explica la aparici¨®n de estas victorias p¨ªrricas en Catalu?a. Si no hubiese desviaci¨®n alguna del prorrateo (y Barcelona en consecuencia pasara a tener 101 diputados), una simple simulaci¨®n de cu¨¢l ser¨ªa la distribuci¨®n de esca?os entre los partidos con la estimaci¨®n de votos que realiza el CIS muestra que ERC seguir¨ªa consiguiendo m¨¢s esca?os que Ciudadanos.

?Entonces? En realidad, las victorias p¨ªrricas en las elecciones auton¨®micas catalanas se deben fundamentalmente a la notable variabilidad en el n¨²mero de esca?os que se eligen en las cuatro circunscripciones. Una regla de oro de los sistemas electorales establece que, cuantos menos diputados se elijan en un distrito, mayor es la desviaci¨®n entre los porcentajes de votos y esca?os de los partidos, y mayor tambi¨¦n es el premio o la sobrerrepresentaci¨®n en esca?os del partido ganador. A medida que aumenta el n¨²mero de esca?os que se reparten en una circunscripci¨®n, mejor es el ajuste entre los porcentajes de votos y esca?os de los partidos y, por lo tanto, menor es la sobrerrepresentaci¨®n del ganador. Pensemos, por ejemplo, en un distrito uninominal (es decir, en el que se elige solo un esca?o). Si el partido ganador tiene, digamos, el 50% de los votos, conseguir¨¢ el esca?o en juego, esto es, el 100% de los esca?os: su premio es enorme. En cambio, si este mismo partido alcanza un similar 50% de los votos en un distrito con 10 esca?os conseguir¨¢ 5 o 6 esca?os, entre el 50 y el 60% de ellos, esto es, una sobrerrepresentaci¨®n mucho menor que en el distrito uninominal.

En el sistema electoral catal¨¢n, el premio del ganador en los distritos m¨¢s peque?os, Girona, Lleida y Tarragona, es mayor que en Barcelona debido al menor n¨²mero de esca?os que eligen. Cuando un partido (CiU en 1999 y 2003, ERC en 2017) gana en los distritos peque?os y otro lo hace en Barcelona (PSC en 1999 y 2004, Ciudadanos en 2017), el primero es mucho m¨¢s eficiente que el segundo a la hora de convertir sus votos en esca?os: el premio que le concede el sistema electoral al ganar en los distritos peque?os hace que el coste en votos de sus esca?os sea menor que el del partido que vence en Barcelona. Parad¨®jicamente, lo que hace la desviaci¨®n del prorrateo es aumentar artificialmente el n¨²mero de esca?os que se eligen en las tres provincias m¨¢s peque?as, de manera que reduce el premio del partido ganador all¨ª y disminuye as¨ª la probabilidad de una victoria p¨ªrrica en el conjunto de Catalu?a. La pregunta crucial es por qu¨¦ hay un partido que gana en los tres distritos peque?os y otro distinto lo hace en Barcelona. El principal motivo son las obvias diferencias sociodemogr¨¢ficas entre ambos tipos de distritos. Si la composici¨®n m¨¢s conservadora e independentista del electorado en los distritos peque?os favorece su alineamiento electoral con partidos como CiU en el pasado y ERC ahora, las identidades pol¨ªticas del electorado del distrito barcelon¨¦s, m¨¢s plurales y duales, son m¨¢s propicias para el PSC y Ciudadanos.

Resulta as¨ª que en la carrera del 21 de diciembre el ¨¢rbitro (las reglas de juego) le dan ventaja a ERC (y por lo tanto al independentismo) sobre Ciudadanos al permitir que el primero salga unos metros (esca?os) por delante de Ciudadanos. De todos modos, conviene recordar que, como Catalu?a carece todav¨ªa de ley electoral propia, este sesgo favorable a ERC en 2017 se deriva de copiar el sistema electoral del Congreso de los Diputados, bien que la configuraci¨®n de los distritos est¨¢ recogida en el Estatuto. El sesgo favorable a CiU antes y a ERC ahora es similar al tambi¨¦n existente en las elecciones generales espa?olas. Los partidos conservadores (como UCD y PP) durante d¨¦cadas y los partidos tradicionales (como PP y PSOE) desde 2015 se han beneficiado del sesgo generado por la variabilidad en el n¨²mero de esca?os que se eligen en las circunscripciones, desde el ¨²nico en Ceuta y Melilla hasta los m¨¢s de treinta en Madrid y Barcelona. Aunque por el momento no se hayan producido victorias p¨ªrricas en Espa?a como las ya reiteradas en Catalu?a en el pasado con el PSC y la que apunta el CIS con Ciudadanos en las pr¨®ximas elecciones catalanas, la desnaturalizaci¨®n de los resultados electorales y la perplejidad de los votantes aconsejar¨ªan incluir estos sesgos en la agenda reformista de los sistemas electorales, de la que suele estar casi completamente ausente.

Jos¨¦ Ram¨®n Montero es catedr¨¢tico em¨¦rito de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid; Ignacio Lago es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universitat Pompeu Fabra.